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La llamarada solar obliga a desviar vuelos y podría afectar a los satélites

El chorro de protones más potente desde 2005 ha desviado algunos vuelos y podría generar interrupciones en la comunicación por satélite.

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La gran erupción solar desencadenada el 23 de enero generó una eyección de masa coronal que se desplazó a 1.400 kilómetros por segundo y alcanzó la Tierra este martes, ha confirmado la Agencia Espacial Europea.

Una erupción energética de este nivel puede estropear los satélites, así que los equipos de operaciones en la ESA y otras organizaciones siguieron de cerca la tormenta. Tal y como publica elmundo.es, la tormenta ha obligado a desviar la ruta de algunos aviones comerciales que sobrevolaban los polos.

"El impacto de la erupción solar puede provocar interferencias en las comunicaciones, así las rutas polares están desviándose hacia el sur", explica Anthony Black, portavoz de Delta Air Lines. La decisión prolongó unos 15 minutos la duración de varios vuelos, según esa compañía. El desvío de esos vuelos responde a una política de precaución, publica el diario.

Una eyección de masa coronal (CME, en sus siglas en inglés) es una nube gigante de plasma magnetizado que parte de la atmósfera del Sol -la corona- hacia el espacio interplanetario. Ocurre a menudo asociada a las erupciones solares. Esta eyección de masa coronal fue detectada por los satélites SOHO (de la ESA y la NASA) y Stereo (NASA).  

Las CMEs pueden producir tormentas geomagnéticas entre dos y seis días después de su emisión. La erupción solar se produjo a las 03:59 GMT del pasado lunes, y provocó el chorro de protones más potente desde 2005.

Es probable que esta CME genere en la Tierra tormentas geomagnéticas menores. Lo más probable es que no causen efectos graves en la infraestructura -como las redes de telefonía-, pero sí podría dar lugar a auroras en las latitudes altas.

La erupción solar fue más intensa que la media y la tormenta de protones es la primera fuerte en los últimos siete años, pero no se esperan efectos visibles en tierra.

La oleada de viento podría, eso sí, afectar las comunicaciones vía satélite durante minutos en zonas cercanas a los polos, tal y como afirmó el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El físico de la UNAM, Alejandro Lara, explicó en un comunicado que estos fenómenos afectan en ocasiones los sistemas de telecomunicaciones y líneas de transmisión de electricidad, pero México no está expuesto a esas perturbaciones debido a la cercanía con el Ecuador.

El experto universitario definió el viento como una explosión en la corteza solar que lanza al espacio partículas cargadas como núcleos de helio y electrones de hidrógeno, gran cantidad de luz, que provienen de rayos X, ultravioleta, infrarrojos, o nubes de partículas que se llaman "eyecciones de masa coronal".

Lara explicó que la explosión solar más reciente ocurrió el pasado domingo y fue relativamente grande y "está acompañada de una eyección, que salió del Sol a 2.000 kilómetros por segundo, y los efectos no los sabremos hasta que se encuentre muy cerca de la Tierra". 
Estos fenómenos ocurren constantemente en el Sol, en ciclos y cada once años terrestres presenta un máximo de actividad y se espera un aumento en los próximos meses, abundó.

El experto descartó mayores consecuencias a nuestro planeta debido a que el campo magnético (ionósfera) actúa como un escudo y que la radiación queda atrapada en la parte alta de la atmósfera. La explosión actual es más grande que las comunes, pero no alcanza a ser la mayor de este ciclo.

"Las ondas pueden desplazar satélites y, con ello, las antenas receptoras no los 'encuentran', por lo que se dificultan las señales, hasta que el aparato es reposicionado", precisó el doctor en Física.

Añadió que cualquier comunicación vía satélite, "como telefonía, televisión de paga e incluso Internet, sufrirían interrupciones por algunos minutos en los círculos polares".

El Instituto de Geofísica es la única institución en México que cuenta con radiotelescopios solares, que monitorean la actividad solar, indicó la UNAM.

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