A buenas horas, mangas verdes. Años llevamos con el cuento del cambio climático, basado en conjeturas obtenidas gracias a modelos informáticos de más que dudosa capacidad predictiva, cuyos datos de entrada son, además, parcialmente inventados. Y la mayoría de los científicos, sin pronunciarse.
Hace años que las instituciones y publicaciones científicas deberían haber puesto de manifiesto estas circunstancias, sin temores de ninguna clase. El no haberlo hecho hasta ahora, y esperar al escándalo mediático para mojarse, sólo sirve para que sus nombres queden manchados de mierda, por pusilánimes, por falta de determinación a la hora de ejercer su labor crítica.
¿Quien va a confiar ahora en ellos? Ha fallado la protección que deben ofrecer a la sociedad frente a hipótesis disparatadas o inapropiadamente fundamentadas.
Si no nos sirven para protegernos frente creencias equivocadas que se pretenden basadas en la ciencia, tal vez deberíamos plantearnos seriamente hasta que punto vale la pena sostener a una parte del "aparato científico", que en lugar de ejercer su labor sin complejos, termina constituyendo un mero procedimiento para justificar los salarios de determinados funcionarios "científicos", quienes harían mejor labor barriendo la calle de los lujosos edificios en los que medran.
Ahora es muy tarde para empezar a hablar. La liebre está levantada, pero ya todo el mundo se ha creído la gran mentira del calentamiento global. Gran parte del daño ya está hecho, a causa de su falta de ánimo para contradecir a tiempo las teorías acientíficas que tanto gustan a los medios.
Mmmmm... más de 70.000 científicos escépticos sólo en Gran Bretaña...
¿Qué dirá Al Gore y su rebaño sobre esto? Casi seguro que todos estos científicos no existirán y seguirá habiendo un "amplio consenso", aunque este consenso sólo le abarque a él, a su película de ficción (y a su jet privado, y a su contaminante mina de zinc, y a su factura de la luz, y...)
"La verdad os hará libres" (Juan 8:32)
Un saludo.
Avalon, la pérfida, reducto casi exclusivo del espíritu crítico y la independencia de criterio.