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Un fósil de Atapuerca revela que se cuidaba a los ancianos hace 500.000 años

Unos fósiles encontrados en la Sima de los Huesos del yacimiento de Atapuerca corresponderían a un individuo de más de 45 años, anciano para la época, y que padecía serias enfermedades degenerativas mucho antes de morir. Esto indicaría que el grupo tendría una atención "especial" con sus "mayores".

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Unos fósiles encontrados en la Sima de los Huesos del yacimiento de Atapuerca corresponderían a un individuo de más de 45 años, anciano para la época, y que padecía serias enfermedades degenerativas mucho antes de morir. Esto indicaría que el grupo tendría una atención "especial" con sus "mayores".

De acuerdo con los autores de un estudio que se ha publicado este lunes en la revista científica PNAS, la presencia de un individuo anciano discapacitado en una población prehistórica de más de 500 mil años, podría ser un indicio del cuidado social dispensado en un pasado remoto a los "mayores" del grupo.

El equipo científico, formado principalmente por investigadores del Centro UCM-ISCIII de evolución y comportamiento humanos de Madrid, recuperó los restos fósiles de este individuo a lo largo de cinco intensas campañas de excavación en la Sima de los Huesos, una pequeña cavidad situada a más de 30 metros de profundidad en el interior de la Sierra de Atapuerca.

Los restos de la pelvis, que actualmente se exhibe entre los fósiles originales que se han encontrado en Atapuerca, en el Museo de la Evolución Humana de Burgos, ya fueron objeto de un estudio previo publicado en el año 1999 y desde entonces el trabajo en el laboratorio ha permitido reconstruir y asociar a esta pelvis su columna lumbar.

La investigación ha revelado que este esqueleto parcial, perteneciente a un varón de gran corpulencia física de una especie antepasada de los neandertales, padecía importantes enfermedades degenerativas desde mucho antes de morir con más de 45 años de edad.

Estas enfermedades obligarían al individuo a adoptar una posición encorvada y, quizás, a usar un báculo para mantenerse erguido, además de causarle fuertes dolores. Este individuo probablemente no podría cazar, entre otras actividades, por lo que su supervivencia durante largo tiempo con estas discapacidades hace suponer a los autores que el grupo social nómada del que formaba parte tendría una atención "especial" con sus "mayores".

Las conclusiones de este estudio no se restringen solo a este individuo patológico; el equipo ha encontrado también en la Sima de los Huesos los restos de otras especímenes que no tenían deformidades en la columna vertebral ni en la pelvis. Gracias a ellos, los científicos han descubierto que esta población, al igual que los neandertales, poseía una columna vertebral con curvaturas menos marcadas que las que recorren nuestras espaldas. Es más, la forma característica de sus vértebras y su pelvis demuestra que sus cuerpos estaban diseñados, como los nuestros, para minimizar el gasto de energía necesario para mantenerse perfectamente erguidos.

Parir o no parir: la diferencia entre mujeres y hombres

En nuestra especie, la pelvis presenta un diseño adaptado a una postura erguida y una locomoción bípeda. Estas adaptaciones "compiten" en las mujeres con la necesidad de dar a luz. Estas circunstancias, junto con el elevado tamaño encefálico de los recién nacidos, convierten el parto en un proceso complicado. En consecuencia, la forma del conducto pélvico de las mujeres presenta modificaciones que habilitan el paso del feto a término en el momento del alumbramiento.

Retrocediendo en el tiempo, los científicos de este estudio han comparado también el conducto pélvico del anciano de la Sima de los Huesos, con el de otras pelvis humanas fósiles de sexo femenino encontradas en otros yacimientos del mundo.

Los resultados publicados señalan que las diferencias entre los sexos de los individuos fósiles se asemejan a aquellas encontradas entre los hombres y las mujeres actuales. Este hallazgo ha permitido a los investigadores de Atapuerca sostener la hipótesis de que las mujeres de estos humanos extintos sufrirían presiones obstétricas, es decir, alumbramientos difíciles, lo que también nos hablaría de un grupo social organizado y que cuida de sus individuos débiles.

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