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Ricardo Artola

El 75º aniversario del Día D

El aniversario recuerda, una vez más, la distinta valoración de la vida humana que aplicaron unos y otros en su forma de combatir.

El aniversario recuerda, una vez más, la distinta valoración de la vida humana que aplicaron unos y otros en su forma de combatir.
Las tropas en las calles de Caen | Imperial War Museum/Wikipedia

Cada 6 de junio llega puntual el recordatorio de una de las fechas más emblemáticas de la Segunda Guerra Mundial: el desembarco de Normandía, puntilla final por parte de los aliados anglosajones de la otrora poderosa maquinaria de guerra alemana. Además, este año el aniversario es redondo puesto que conmemoramos los 75 años del acontecimiento.

Puesto que el año pasado ya fui requerido por este medio para escribir sobre la conmemoración, y odio repetirme más allá de lo imprescindible, quiero destacar otros aspectos que no traté entonces.

En primer lugar, cuando ya se ha dicho todo sobre un acontecimiento hay que buscar nuevos enfoques. Leyendo la prensa parece que se quiera destacar la violencia contra los civiles franceses por parte de británicos y estadounidenses. Así se pone en primera fila la destrucción de ciudades emblemáticas de las primeras semanas de los desembarcos, como Caen. Y también se magnifican episodios como el de las violaciones de mujeres francesas a manos de soldados estadounidenses que tenían una idea equivocada del entusiasmo de su llegada por parte de la población civil local femenina.

En cualquier caso, ni este último fenómeno adquirió las apocalípticas dimensiones del brutal Ejército Rojo en su entrada en Alemania (este sí, casi una pandemia) ni puede cambiar la visión general de lo que representó el principal esfuerzo de los aliados anglosajones por derrotar a su principal enemigo: la Alemania nazi. Lo que sí nos recuerda, una vez más, es la distinta valoración de la vida humana (propia y enemiga) que aplicaron unos y otros en su forma de combatir.

Para alguien que ha dedicado mucho tiempo a estudiar los entresijos de la Segunda Guerra Mundial es muy satisfactorio comprobar que los medios de comunicación siguen interesándose, año tras año, por recordar episodios de nuestro pasado común de los cuales sigue bebiendo nuestro presente. ¡Larga vida a las conmemoraciones de la guerra... y ampliemos el espectro a otros aniversarios menos conocidos por el público general pero no menos relevantes para el presente!

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