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"A su imagen", hasta el 12 de abril

Exposición "A su imagen"

No se pierdan esta preciosa selección de lo mejor de la pintura y la escultura española basada en el relato bíblico y en la historia de la Iglesia.

No se pierdan esta preciosa selección de lo mejor de la pintura y la escultura española basada en el relato bíblico y en la historia de la Iglesia.
"La tentación de Santo Tomás" Diego Velazquez (1632)

Así se titula una preciosa exposición, en el madrileño Centro Fernán Gómez (Centro Cultural de la Villa): un centenar de obras de arte conducen al visitante desde el Génesis hasta el Juicio Final. Varias instituciones, con Villar Mir a la cabeza, han reunido estas pinturas y esculturas, procedentes de diversas colecciones y museos españoles. Basta con citar algunos nombres: Goya, Van Dyck, Berruguete, Zurbarán, Murillo, El Greco... Los textos didácticos ayudan a entender esta unión de arte, cultura y religión.

Quiero llamar la atención sobre dos cuadros excepcionales. El primero, de Velázquez, "La tentación de Santo Tomás", del Museo Diocesano de Orihuela. Lo pinta en 1632, a los 33 años, después de su primer viaje a Italia. No es una de sus obras más importantes pero sí muestra su maestría y un curioso detalle anecdótico: al fondo, se vislumbra a la mujer tentadora, que parece evocar a Goya más que a Velázquez.

"In ictu oculi" de Juan Valdés (1671)

El segundo, de Valdés Leal, es el celebérimo "In ictu oculi", uno de sus dos lienzos de las Postrimerías: un esqueleto nos muestra en qué vienen a parar los Papas, los reyes, los obispos y los nobles, en un abrir y cerrar de ojos... Pocos símbolos más claros existen de lo que significa el barroco. Aquí, por supuesto, no puede apreciarse la lectura iconográfica de la que este gran cuadro forma parte, en la iglesia del Hospital de La Caridad de Sevilla. Don Miguel de Mañara - a quien se le ha considerado, erróneamente, inspirador de la leyenda del don Juan - quiso que le enterraran en la entrada, para que todos los fieles pisaran la tumba del "mayor pecador que ha habido en el mundo" (otro ejemplo de la desmesura barroca). Del horror a la muerte, con Valdés Leal, pasamos, en Sevilla, a la esperanza, en los cuadros de Murillo... En Madrid, a cambio, podemos ver esta obra maestra de más cerca y mejor iluminada.

Sólo por contemplar estos dos grandes cuadros habría que ver esta exposición. Y muestra también otras muchas joyas: una "Inmaculada" de Zurbarán, un hermoso Cristo románico... Dura hasta el 12 de abril. No se la pierdan.

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