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Yalta, el destino de la Europa del este

Tal día como hoy, un 11 de febrero de 1945, hace 70, se clausuraba la conferencia de Yalta, donde los aliados planearon la victoria a cualquier coste.

Tal día como hoy, un 11 de febrero de 1945, hace 70, se clausuraba la conferencia de Yalta, donde los aliados planearon la victoria a cualquier coste.
Conferencia de Yalta

A principios de febrero de 1945 (ahora se cumplen 70 años) la guerra en Europa continuaba en el Frente Occidental con el lento avance de los Aliados. La línea del frente estaba en la desembocadura y curso bajo del Rin hasta Nimega, desde allí seguía aguas arriba del Roer, paralela a la Línea Sigfrido y continuaba pegada al curso alto del Rin también aguas arriba hasta Basilea en la frontera con Suiza. La lentitud del avance venía determinada por las paupérrimas condiciones meteorológicas, por la lluvia y el barro, y por la apertura por los alemanes de las compuertas de las presas del Roer, que inundó toda la cuenca y que impidió cualquier movimiento de los tres Grupos de Ejércitos aliados, de norte a sur el 21º (Montgomery), el 12º (Bradley) y el 6º (Devers). A éstos oponían los alemanes los Grupos de Ejércitos H (Student), B (Model) y G (Hausser), respectivamente; de este último Grupo dependía el Decimonoveno Ejército (Rasp) que todavía ocupaba la bolsa de Colmar, en Alsacia (región que, junto con la Lorena, los alemanes consideraban como propia), y último territorio de Francia que -aparte algunos puertos de la Costa Atlántica- estaba en poder de la Wehrmacht. El Primer Ejército francés (De Lattre de Tassigny) se encargaría en esos días de suprimir esa bolsa.

En el Frente Oriental y de norte a sur desde el límite de Prusia Oriental el Ejército Rojo desplegaba el Tercer Frente Bielorruso (Cherniakowsky) que cercaba Königsberg; el Segundo Frente Bielorruso (Rokosowsky) que estaba sobre el Oder, en Kustrin, a 100 km. de Berlín; el Primer Frente Bielorruso (Zhukov) que cercaba Posen; el Primer Frente Ucraniano (Koniev) que llegaba al Oder y se disponía a sitiar Breslau; el Segundo Frente Ucraniano (Malinovsky) que había cercado Budapest y soportaba un contraataque germano-húngaro encabezado por el IV SS Panzer Korps para romper el cerco y recuperar la ciudad; y el Tercer Frente Ucraniano (Tolbukhin) que se había establecido en la línea Welencersee-Stuhlweißenburg-Lago Balaton.

El III Reich tenía ya perdida la guerra, no ya desde Kursk (agosto de 1943) ni desde Stalingrado (febrero de 1943), sino desde el comienzo de la Operación Barbarroja, la invasión de Rusia (22.6.1941), emprendida abriendo un innecesario segundo frente, sin concentración de objetivos, con movimientos en abanico, enormes distancias de línea de frente (entre Leningrado y el Cáucaso hay unos 3.000 Km.), sin equipos adecuados para el invierno, con clara inferioridad numérica y, sobre todo, sin haber coordinado con el Japón (miembro del Eje) el ataque simultáneo contra la Unión Soviética en Siberia. Hitler se encontró con la misma dificultad (combatir en dos frentes) que había impuesto a Polonia. La derrota era cuestión de semanas, cualquiera que fuese el número de bajas que padecieran angloamericanos y rusos. El destino del nacionalsocialismo, de todos los alemanes fueran o no nazis, estaba sellado.

En tales circunstancias los Aliados decidieron mantener una conferencia en Yalta, ciudad balneario del sur de la península de Crimea (Unión Soviética), en la costa del Mar Negro. Del 4 al 11 de febrero de 1945, en el Palacio de Livadia, Roosevelt, Churchill y Stalin decidieron el destino no solo de Alemania sino de toda Europa.

No era la primera vez que se celebraba una conferencia para analizar y decidir el curso de la guerra, ni sería la última. Para empezar, el 14 de agosto de 1941, cuando todavía los Estados Unidos de América no habían entrado en la guerra, Roosevelt y Churchill firmaron en Placentia Bay (Terranova) a bordo del crucero USS Augusta la Carta del Atlántico, predecesora de la Declaración de las Naciones Unidas y de la Carta de las Naciones Unidas.

El 12 de enero de 1943 se reunieron en Casablanca (Marruecos francés) Roosevelt y Churchill (Stalin estaba invitado pero no acudió) y decidieron la invasión de Sicilia (Operation Husky), además de las líneas de la campaña contra el Japón en el Extremo Oriente, y el bombardeo masivo de Alemania; sobre todo, exigieron la rendición incondicional de las fuerzas del Eje (Alemania, Italia, Japón y sus satélites).

En agosto de 1943 Roosevelt y Churchill se reunieron en Quebec (Canadá) en la conferencia denominada Quadrant y se discutió la compatibilidad de las invasiones de la Italia continental (Operation Avalanche) y Francia (Operation Overlord para Normandía y Operation Anvil para el sur de Francia).

Entre el 22 y el 26 de Noviembre de 1943 Roosevelt y Churchill (Stalin tampoco quiso acudir) se reunieron en El Cairo (residualmente ocupado militarmente por tropas británicas tras la independencia de Egipto en 1936) en la conferencia denominada Sextant y discutieron la continuación de los planes para la Operation Overlord. Además exigieron a Japón que abandonara todos los territorios ocupados a China y se comprometieron con la independencia de Corea.

Entre el 28 de noviembre y el 1 de diciembre de 1943 Roosevelt, Churchill y Stalin se reunieron en Teherán (en el Irán ocupado por británicos y soviéticos). Stalin accedió a coordinar su ofensiva de verano, la operación Bagration que habría de destruir al Grupo de Ejércitos Centro (Model), con el desembarco angloamericano en la Francia ocupada (la ya citada Operation Overlord). Stalin exigió que las fronteras de Polonia con la Unión Soviética se movieran hacia el oeste, hasta la Línea Curzon; que la frontera con Finlandia se moviera también hacia el oeste del Istmo de Carelia, es decir a los límites alcanzados tras la Guerra de Invierno (Tratado ruso finés de 12 de marzo de 1940); y que se atribuyera a la Unión Soviética la mitad norte de la Prusia Oriental. No se llegó a un acuerdo definitivo sobre el destino de Polonia.

Entre el 2 y el 7 diciembre de 1943 Roosevelt y Churchill volvieron a reunirse en El Cairo. Allí decidieron que el General Eisenhower estaría al mando de la Operation Overlord como SHAEF.

Entre el 11 y el 16 de septiembre de 1944 (ya consolidado el desembarco en Normadía, aniquilada la bolsa de Falaise y liberado París) Roosevelt y Churchill se reunieron otra vez en Quebec en la conferencia denominada Octagon y decidieron avanzar sobre Alemania en dos frentes, aunque eso suponía permitir que el Ejército Rojo llegara a Berlín antes que los angloamericanos; también se planeó, en la guerra en el Pacífico, el desembarco en las Filipinas (Operation King Two); pero acaso la decisión más relevante fue la de definir la ocupación de Alemania en tres zonas (la Sudoeste para los norteamericanos; la Noroeste para los británicos; y la Este para los soviéticos). Se estudió el Plan Morgenthau, Secretario de Estado del Tesoro de los EE.UU.) que preveía prácticamente el arrasamiento de Alemania, conviertiéndola en un país de pastizales y ganado, sin industrias, plan que luego se desechó.

El 20 de septiembre de 1944 Churchill y Stalin se reunieron en Moscú y discutieron sobre el futuro de Polonia y de los países del sureste de Europa; acordándose que Bulgaria y Rumania quedarían bajo influencia soviética, Grecia bajo influencia angloamericana, y Hungría y Yugoslavia se compensarían la una con la otra; también se decidieron las fechas de las ofensivas concertadas contra Alemania.

¿Qué decidieron Roosevelt, Churchill y Stalin en la Conferencia de Yalta?

Se insistió en la división de Alemania, pero esta vez, a instancia de Churchill, se dió además entrada a Francia como potencia ocupante. Se estableció el principio de que los Aliados no tendrían con los alemanes otra obligación que la de asegurar su subsistencia; de que la industria militar alemana quedaría desmantelada; y de que los mayores criminales de guerra serían juzgados por un Tribunal Internacional, cuya sede estaría en Nuremberg. Se nombraría una comisión que determinaría la cuantía de las reparaciones a satisfacer por la Alemania vencida.

Pero la cuestión principal era cómo tratar a los países derrotados o liberados de la Europa Oriental. Se llegó al acuerdo de que se formarían gobiernos provisionales de amplia representación democrática que asegurarían mediante elecciones libres la voluntad popular. Como existían discrepancias sobre qué gobierno representaría a los polacos, si el de Londres o el de Lublín, Roosevelt y Churchill aceptaron la pretensión de Stalin y cambiaron sus preferencias, retirando su apoyo al Gobierno-en-el-exilio-de Londres, confiando en que el Gobierno de Lublín se enriquecería con representantes de otros grupos políticos no comunistas. No se decidieron las futuras fronteras de Polonia, aunque Stalin planteó la Línea Curzon como inamovible frontera polaca oriental. Se acordó en favor de la Unión Soviética que ésta recuperaría la mitad meridional de la Isla de Sajalín y la totalidad de las Islas Kuriles que el Imperio del Zar había tenido que entregar al Japón por el Tratado de Portsmouth que puso fin a la guerra ruso-japonesa de 1905. También se reconoció a la URSS el derecho de que dos de sus repúblicas, la RSS de Bielorrusia y la RSS de Ucrania tuvieran voz y voto en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

¿Por qué es oportuno citar Yalta y todos sus antecedentes?

Porque revela en los Aliados una voluntad de victoria a cualquier coste y una insuperable coordinación estratégica, decidiendo la oportunidad de acabar antes con Alemania que con Japón; posponiendo el desembarco en Francia hasta el momento en que se hubiera hecho un acopio de fuerza humana y material suficiente (la precipitación por hacer caso a Stalin y desembarcar en Dieppe en la Costa del Canal en la Operation Jubilee el 19 de agosto de 1942 se tradujo en un fiasco y en la pérdida de 4.000 canadienses); simultaneando las ofensivas en el Oeste con las ofensivas en el frente ruso; conjurándose para no firmar la paz por separado; formando Estados Mayores conjuntos; ofreciendo clemencia a los países satélites del nazismo; estableciendo prioridades para el suministro de materiales (a la URSS, a la China de Chiang Kai Shek que combatía contra el invasor japonés); compartiendo los secretos del descriptado de las máquinas Enigma y Lorenz (en Kursk los rusos supieron con antelación por dónde iban a avanzar los Grupos de Ejércitos de Von Kluge y Von Manstein), etc.

Contrastaba esta coordinación con la nula relación entre las potencias del Eje (Alemania, Italia, Japón y satélites), que emprendían las ofensivas cada uno por su lado. El caso de Italia era paradigmático. Mussolini, dictador fanfarrón y torpe, no consiguió que sus ejércitos (Regio Esercito y Milizia Volontaria per la Sicurezza Nazionale) ganaran una sola batalla en los seis años de guerra. Hitler no informó a Mussolini de su ataque a Polonia. Cuando la Wehrmacht derrotó estrepitosamente a los ejércitos franceses e hizo reembarcar a los británicos en Dunquerque, Mussolini tuvo celos de Hitler y decidió apuñalar al muerto por la espalda, en una ofensiva a través de los Alpes el 10 de junio de 1940 que no quiso comunicar a los alemanes. Fracasó al no hacerse más que con dos aldeas aisladas en la montaña (La Brigue y Tenda) a cambio de soportar 6.000 bajas en dos días. Las bajas del Ejército Francés no rebasaron los 300 soldados. A pesar de estar ligados por el llamado Pacto de Acero alemanes e italianos no constituyeron estados mayores conjuntos.

Sin decirle nada a Hitler, Mussolini ordenó en septiembre de 1940 a su Décimo Ejército (Graziani) acantonado en la Cirenaica (300.000 soldados) que atacara la frontera con Egipto, ocupado por los británicos. En diciembre de 1940 la Western Desert Force (O'Connor) compuesta por no más de 30.000 soldados contraatacó (Operation Compass) y persiguió a los italianos por la costa de Bengasi y al tiempo en un corte por el interior hasta Beda Fomm, donde embolsó a los italianos y destruyó completamente al Décimo Ejército. Había entre tanto acabado la Batalla de Inglaterra, y Wavell se permitió parafrasear a Churchill diciendo que nunca tan pocos hicieron prisioneros a tantos. El desastre obligó al OKW a despachar dos divisiones, la 5. Leichte Division y la 15. Panzer Division para constituir el núcleo de lo que sería el Afrika Korps, con lo que se abría un frente norteafricano y mediterráneo, muy disperso, en el que Hitler no tenía interés.

Una vez más, silenciando a Hitler el inminente ataque, Mussolini envió el 28 de octubre de 1940 un ejército de 155.000 soldados (los XXV y XXVI Cuerpos de Ejército) acantonados en Albania (protectorado italiano) a la invasión de Grecia. Diez días más tarde los italianos se batían en retirada, perseguidos por griegos y albaneses. Hitler tuvo que ampliar su frente a Bulgaria, Yugoslavia, Grecia (en definitiva, los Balcanes) y a la isla de Creta, con la consiguiente dispersión de objetivos.

Pero la ignorancia recíproca entre Japón y Alemania fue más clamorosa. Hitler no comunicó a su aliado asiático la invasión de la Unión Soviética el 22 de junio de 1941. Japón tampoco previno a Alemania de su ataque a Pearl Harbour el 7 de diciembre de 1941. Lo peor del caso es que, siendo aliados, no se concertaron para atacar a la URSS en pinza, desde Mongolia y Siberia por el este y desde la Línea Curzon y el Istmo de Carelia por el oeste. Así cuando los Segundo (Guderian), Tercero (Hoth) y Cuarto (Hoepner) Ejércitos Panzer llegaban a Moscú en octubre de 1941 se encontraron con quien no esperaban: los Ejércitos de Zhukov y Koniev traídos desde Siberia. El OKW no sabía que los japoneses se iban a dedicar a su ofensiva en el Pacífico y que no tenían intención de atacar a Rusia. Los rusos sí, por el espía Sorge que trabajaba para ellos en Tokio. Esa falta de coordinación estratégica determinó el rechazo del invasor alemán y la subsiguiente contraofensiva soviética que produjo 200.000 bajas a los ejércitos de Hitler, la primera derrota seria padecida por la Wehrmacht en la Segunda Guerra Mundial.

Volviendo a la Conferencia de Yalta, Stalin obtuvo todas las ventajas: el dominio de la Europa Oriental con ganancia de territorios e influencia política. Olvidando que sin el Pacto Ribbentrop-Molotov para repartirse Polonia la guerra no habría empezado pero haciendo valer que la URSS había padecido, con mucho, el mayor número de bajas y de destrucción de todos los países que intervinieron en la Segunda Guerra Mundial impuso sus criterios a un Roosevelt gravemente enfermo y a un Churchill que se veía impotente para obligar a Stalin a reducir sus pretensiones. Por su parte, Stalin no tenía intención de cumplir lo pactado en cuanto a organizar elecciones democráticas en los países ocupados por el Ejército Rojo. Por el contrario estableció gobiernos comunistas en Polonia (República Popular, 1952), Checoslovaquia (República Popular, 1948), Hungría (República Popular, 1946), Rumania (República Popular, 1947), y Bulgaria (República del Pueblo, 1946), suprimiendo los partidos que no fueran del tipo de Popular Democrático, Frente Popular, etc. Todo ello con su secuela de juicios amañados, fusilamiento de los disidentes, etc. Al Ministro Masaryk, en Praga, le arrojaron por una ventana de su propio despacho.

El 5 de marzo de 1946, en una conferencia dada en el Westminster College de Pensilvania, Churchill pronunció una de sus más celebres frases: "Desde Stettin en el Báltico hasta Trieste en el Adriático un telón de acero ha descendido en mitad del Continente".

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