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Amando de Miguel

Los libertarios opinan

Sus correos me dan la vida, me hacen pensar y consultar lexicones.

Tengo un poco desatendida la opinión crítica de los asiduos corresponsales de esta seccioncilla. Sus correos me dan la vida, me hacen pensar y consultar lexicones. No son anónimos, a diferencia de los mensajes que tantas veces se transmiten en muchos espacios informativos o incluso en discursos políticos. Está de moda ahora que se dé pie a comentarios firmados por un nombre de pila (seguramente ficticio), una forma de anonimato irresponsable. Podría valer como entretenimiento, pero no es lo mío, antiguo como soy.

Maribel Fernández, feliz en sus Montañas Rocosas, anota que la palabra verosímil está siendo sustituida cada vez más por creíble. No le parece un acierto y sí una dependencia del inglés. En efecto, así es. Entre nosotros se impone la moda de las voces cortas, muchas veces traducciones del inglés.

Domingo de Fuenmayor, con el benemérito María Moliner en el regazo, me dice que empoderar no existe, que equivale a apoderar. No lo creo. La acción de empoderar es un neologismo, tomado del inglés, para indicar que se atribuye más poder, influencia o visibilidad a un grupo. Suele aplicarse al de las mujeres. No creo que la nueva palabra sea muy feliz, pero ha entrado con fuerza.

Federico Solana se pregunta por qué decimos en español "¿Qué hora es?" para luego contestar, por ejemplo, "son las tres". ¿No sería más lógico concordar las dos frases? Por ejemplo, “¿Qué horas son? Son las tres”, o bien “¿Qué hora es? Es las tres”. En inglés se utiliza la última forma, con tiempo en lugar de hora. No había pensado en esa disonancia. No acierto a explicarla, excepto con la regla general de que las construcciones léxicas no tienen por qué ser mecánicas, precisas, racionales.

Ignacio Frías me da una versión más intrigante de la expresión "como puta por rastrojo". El rastrojo de cereal es el campo después de segado y que se trabaja para un nuevo año. Esa labor suele hacerse hacia marzo, que coincide con la Cuaresma o la Semana Santa. En esa circunstancia las prostitutas de antaño se quedaban sin trabajo por razones litúrgicas. Así pues, el rastrojo era para ellas una mala época. Me parece ingeniosa la asociación. Es claro que los urbanícolas (y no "urbanitas", como suele decirse) de hoy llevamos un campesino dentro. Me viene a la memoria el ritual de los estudiantes medievales de Salamanca, quienes, al llegar la Cuaresma, ayudaban a las prostitutas a pasar al otro lado del Tormes. La ceremonia inversa se repetía joyosa después de Pascua.

Juan Díaz López-Canti me da una pista para explicar el vertiginoso ascenso de Podemos a través de la televisión. La clave se encuentra en el millonario y comunista Jaume Roures, magnate de Mediapro y La Sexta. Viene a ser el equivalente de los Krupp y Thyssen para el ascenso de Hitler en los años 30 del pasado siglo. Añado que también le ayudaron la IBM y Henry Ford.

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