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Juan Manuel González

'Burlesque': Cher y Christina Aguilera, duelo de divas

Póster Burlesque

Burlesque podría haber sido el reverso en plan cuento de hadas de Showgirls, o quizás una relectura de Cabaret apta para el público que vio El bar Coyote. Desgraciadamente, el espectáculo orquestado por Steven Antin se encuentra a años luz de las dos primeras y ni siquiera aporta el entretenimiento de la última, debido al exceso de buenas intenciones de un guión paupérrimo y una planicie visual que anula cualquier riesgo, cualquier estridencia.

Pese a un comienzo convencional pero aceptable, Burlesque pronto se pierde en una serie de subtramas sentimentales de perogrullo, más dignas de un enredo de teleserie de saldo que de un largometraje musical. Teniendo en cuenta que la película de Steve Antin no brilla tampoco por su puesta en escena y sus coreografías (con un ritmo logrado en la sala de montaje y no por lo que ocurre en el escenario), el resultado se reduce a una apología visual del lado más hortera y superficial del musical, que carece de todo erotismo y también de la opulencia de las irregulares Chicago y Nine, ambas de Rob Marshall. Burlesque es un producto empaquetado con una falta de ironía y sentido de la extravagancia que hacen imposible la diversión.

La única posibilidad de salvación radicaba en sus intérpretes, pero tampoco están demasiado presentes salvo en un puñado de los números musicales de la cinta. Aunque Christina Aguilera deleita con su chorro de voz, nada de lo que le ocurre a su personaje (que es muy poco) tiene el más mínimo interés, mientras Cher dosifica sus apariciones como maestra de ceremonias y trata de otorgar a expresividad a un personaje inerte. Sus momentos con el siempre brillante secundario Stanley Tucci y la labor de éste, aderezando la función con cierto sentido del humor, es de todas formas lo mejor del convencional relato.

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