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Juan Manuel González

'Piraña 3D': gore, tetas y peces prehistóricos

Póster Piraña 3D

La nueva versión del clásico de serie B de Joe Dante está dirigida por otro niño malo, en este caso el francés Alexandre Aja, definitivamente aposentado en Hollywood después del brillante remake Las colinas tienen ojos. El resultado, sorprendentemente, se aleja de la adocenada práctica del remake terrorífico al que Hollywood nos tiene acostumbrados: al contrario, Piraña 3D es una verdadera salvajada, una película cavernícola que es la definición por antonomasia de montaña rusa.

Piraña 3D no se avergüenza de su guión de juzgado de guardia, sino que se exhibe sus carencias fílmicas sin ningún pudor. Aja ha maquinado una comedia de terror extremo que presume sin prejuicios de todos los ardides baratos del 3D y del terror de serie Z, preñada de homenajes y cameos, y que además se divierte a tope explotando a todo trapo esa faceta indecente del celuloide denostado. Piraña 3D es una inesperada ración de desnudos y violencia hiperrealista y cruel a costa de la generación de niñatos MTV, de un gamberrismo que nos era ajeno en el cine de Hollywood desde hacía mucho: la película que Robert Rodriguez (Machete) sólo amaga con hacer pero a lo que nunca ha sabido llegar. En definitiva, un puro exploitation de serie B adaptado a la perfección a las exigencias de la era digital y que funciona a un nivel básico como una imparable comedia de horror y suspense repleta de viejas glorias del cine comercial de los ochenta.

Pese a una primera mitad algo errática en la que el personaje de la maravillosa Elisabeth Shue no acaba de asumir el protagonismo, Aja deja de dar tumbos y demuestra que se está limitando a preparar el terreno para lo que viene después. Y lo que el realizador francés dispone en los últimos cuarenta minutos de esta brevísima Piraña 3D, sencillamente, no tiene parangón: una irónica orgía de sangre, tetas y cuerpos descuartizados resuelta con rabiosa eficacia, repleta de cameos de glorias de los ochenta y actrices porno, y filmado con meridiana claridad visual.

En Piraña 3D no falta de nada: un pene vomitado por un pez, bailes submarinos de estrellas del porno y una ejecución tras otra mientras el director francés llena con profesionalidad el formato panorámico, demuestra pulso en las escenas de suspense y gestiona las apariciones de -entre otros- Richard Dreyfuss, Christopher Lloyd (el primero, superviviente en Tiburón, no correrá aquí la misma suerte; el segundo imitando de forma deliciosa a su personaje de Regreso al Futuro), apelando a la complicidad del personal. Es imposible no enamorarse de esta película.

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