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Juan Manuel González

'Los juegos del hambre', el fenómeno del que todo el mundo habla

Los juegos del hambre es la nueva sensación del cine teenager y una nueva muestra de que en la Meca del Cine, es el cine juvenil el que tiene la partida ganada. La película es la primera de las adaptaciones al cine de las novelas de Suzanne Collins (hasta ahora hay tres), publicadas en España por la Editorial Molino, que ha dirigido el norteamericano Gary Ross, responsable de Pleasantville y Seabiscuit.

Pero no se trata de un fenómeno completamente inesperado. La base de fans de las novelas llevaba meses desplegándose en torno a la película, pero los resultados finales de la cinta que protagoniza la rubia Jennifer Lawrence (la espléndida protagonista de Winter’s Bone), a nivel económico, son simplemente otra liga diferente. Un fenómeno al que España no es ajena. En Madrid, un acto promocional presentado por la propia actriz el pasado lunes formó colas en la plaza del Callao desde antes del mediodía.

Respecto a la taquilla en EEUU, sólo en las sesiones de medianoche del pasado jueves, el día previo al estreno, la película se hizo con casi veinte millones de dólares de recaudación. Los juegos del hambre, presupuestada en "apenas" 78 millones de dólares, terminó su primer fin de semana con una cantidad de 155 millones y, atención, unas críticas bastante más positivas que las de la saga Crepúsculo, otro producto procedente del mundo literario y destinado al público adolescente, lo que garantiza en cierta medida su pervivencia en los primeros puestos.

Los juegos del hambre, pese a albergar un triángulo amoroso entre dos personajes masculinos y uno femenino, es mucho más un duro relato de aventuras y ciencia ficción que una cinta romántica. El argumento envuelve, básicamente, a un grupo de adolescentes obligados a participar en un diabólico reality show futurista, en el que tienen que eliminarse mutuamente hasta que sólo quede un superviviente. Las referencias múltiples (desde El malvado Zaroff hasta El fugitivo, versión Stephen King, adaptada en el filme Perseguido, son sólo dos de las que se me ocurren) no han pesado tanto como la presencia de una heroína fuerte, que parece oponerse a la pasividad lánguida de la protagonista de la saga Crepúsculo, cuyos récords de recaudación han quedado oscurecidos por los de la presente cinta.

Quizá este componente de cuento moral, distópico y aventurero sea el responsable de que la película haya atraído tanto a la audiencia femenina como a la masculina, lo que anuncia unos resultados finales simplemente espectaculares. Atrás quedan las acusaciones de algunas asociaciones por la violencia que alberga el relato, dado que los protagonistas casi infantiles deben darse caza entre sí para poder sobrevivir. Pero aún más interesante: las gigantescas expectativas creadas en torno al producto han logrado interesar a la audiencia adulta de más de 25 años, lo que ha convertido la película en lo que los publicitarios denominan una 4-quadrant movie, es decir, un filme que llama la atención de ambos sexos y los dos espectros de edad señalados... algo que es casi un milagro.

La mayor alegría que podría dar la película a sus creadores es romper las cifras logradas por cintas tan taquilleras, y mucho mayores, como El Caballero Oscuro. De momento, la cinta ha logrado superar la marca de sesiones de medianoche de ésta última, 18,5 millones de dólares. Y todo ello pese a ser exhibida en menos cines. Los juegos del hambre, además de todo esto, no es en 3D -por lo que no incluye el habitual recargo por las gafas-, y tampoco es una secuela, algo que podría haber frenado un tanto los resultados respecto a otras películas que serán objeto de comparación, las últimas entregas de Harry Potter y Transformers. Nada de eso se ha producido, y Los Juegos del hambre (que se estrena en España el 20 de abril) se ha convertido, junto con Lorax, en el revulsivo que esperaba la taquilla del otro lado del charco.

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