A good day to die hard es la quinta entrega de la saga Jungla de Cristal, y se estrenará el próximo mes de febrero, en pleno día de los enamorados… La película está dirigida por John Moore, un habitual del género al que se la debemos (sí, han leído bien) por Max Payne y el remake La Profecía, aunque también firmó la más correctita Tras la línea enemiga, y que aquí tiene la difícil tarea de llegar al nivel de los trabajos de John McTiernan y Renny Harlin.
Respecto a la nueva Jungla de Cristal, lo cierto es que ya tras la cuarta entrega, La jungla 4.0 de Len Wiseman (Total Recall), muchos dieron por muerta la franquicia. Parece que, a bote pronto, esta quinta entrega profundiza más en la línea de esa tardía secuela que en las virtudes de las tres anteriores películas, en la medida que nos empareja al famoso detective nada menos que con su propio hijo, también policía, interpretado por Jai Courtney, de la serie Spartacus. El estudio metió la directa y situó en fast-track la película, lo que quiere decir que ésta se puso en marcha a toda prisa, o al menos eso me parece a mí, pasando de preproducción a rodaje (en Budapest: adiós a la exuberante Nueva York) y después a post-producción (atención a la oscura fotografía, muy lejos del tono de las tres primeras) en muy pocos meses. ¿Sospechoso? Ni idea, pero en todo caso comparto la impresión.
El argumento sigue los pasos del ya legendario policía John McClane, que acude a Moscú a visitar a su hijo, también agente de la ley, justo en el momento en el que un peligroso criminal internacional se fuga de su cautividad. Padre e hijo se verán de alguna manera implicados en el asunto y trabajarán juntos para detener al terrorista. Muchos ascensores y almacenes desvencijados a lo videojuego de disparos sustituyendo el diseño de producción de las dos primeras películas de la serie. ¿Asustados? Yo un poco, pero el tráiler es extraordinario.