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Póster R3sacón

Resacón en Las Vegas fue la gran sorpresa de público y crítica del 2009. Una comedia sorprendentemente bien escrita e interpretada, que actualizaba de una tacada los estereotipos de la comedia absurda y el screwball, y lo hacía además en clave de thriller y de otra de las variedades más populares del género, la de las comedias de juergas. Tras una secuela express ambientada en Tailandia y escrita por otros guionistas (Jon Lucas y Scott Moore salieron en beneficio de Graig Mazin y del propio director, Todd Phillips), pero que recaudó unos increíbles 586 millones de dólares, una cifra extraordinaria tratándose de una secuela clasificada R, nos llega una tercera película que reincide en los fallos de aquella, pero al menos renueva en parte su dispositivo (aquí no hay resaca que valga) y regala algunos gags memorables.

Las dos primeras secuencias de esta R3sacón resultan un adecuado monumento al absurdo, encadenando la fuga de la cárcel tailandesa de Mr. Chow (Ken Jeong) -rodada con toda la pompa necesaria por Phillips- y un jiraficidio en la autopista perpetrado por Alan (Zach Galifianakis). Dos acontecimientos que desencadenan una trama en la que por primera vez no hay amnesia (o casi: no se vayan en los títulos), sustituyendo este recurso (brillante en la primera, perezoso en la segunda) por otra trama típica también del thriller, hermanada con las dos primeras entregas a través de los propios Alan y Chow y un desaprovechado John Goodman. Phillips sabe en todo momento que a estas alturas del cuento son Galifinanakis y Jeong los amos del cotarro, y potencia al máximo sus intervenciones y excentricidades. En contrapartida, parece que Ed Helms y Bradley Cooper, convertido en estrella tras El lado bueno de las cosas, están de paseo en la película, ejerciendo de meras comparsas destinadas a mover la acción hacia delante cuando se agota el gag.

El realizador, no obstante, conoce bien los resortes cómicos de la comedia absurda, y aunque seguimos echando de menos a los ya ausentes John Landis y el trío Zucker-Abrahams-Zucker, filma el asunto con una cierta distancia y sentido de la seriedad, como si de una odisea épica se tratase, consciente que es en esa discordancia donde nace el humor. Un estilo apreciable en la espectacular banda sonora, que busca siempre el contraste con la locura y el patetismo del cuarteto protagonista, y que brilla en unos cuantos e hilarantes momentos (el desenlace del asalto a la mansión, o lo que ocurre cuando Alan y Phil se descuelgan desde una azotea...) de puro slapstick. Phillips, de nuevo, demuestra en todos ellos que es uno de los directores de comedia que más cuidado ponen en la puesta en escena… lo que tampoco quiere decir nada positivo respecto a sus gags.

Y es que este tercer Resacón muestra una falta de garra notable en el guión, flojo en frases cómicas o diálogos divertidos, por mucho que siga resultando atrevido en el encadenamiento de salvajadas. R3sacón, como ¡Jo, que noche! (y salvando mil distancias) funciona mejor como una película de acción cómica que como comedia, como chiste a costa del relato heroico y los capítulos finales de sagas épicas antes que como puro y duro enredo… Algo que de alguna y sorprendente manera resarce su descarada intención de exprimir los réditos de la franquicia.

R3sacón es mejor secuela que la segunda y tiene momentos indudablemente hilarantes. Pero con propuestas como El Hombre de Acero en el horizonte, miren... este tercer capítulo nos suena más a anécdota que a otra cosa.

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