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Malditos 'junkets'

Woody Allen se quedó dormido y Harrison Ford hablaba tan bajo que fue la primera entrevista muda de Andrés Arconada.

Woody Allen se quedó dormido y Harrison Ford hablaba tan bajo que fue la primera entrevista muda de Andrés Arconada.
Woddy Allen, Jet Li y Harrison Ford

La primera vez que oí la palabra junket fue hace muchos años, tantos que ni me acuerdo. Lo principal era que no entendía qué significaba y sobre todo qué relación tenía con la entrevista que me habían concedido con un famoso actor norteamericano. Enseguida averigüé que es el término utilizado por las distribuidoras y productoras al encuentro o entrevista que tienen los famosos extranjeros cuando vienen a presentar su película a España.

Aunque famosos tampoco es la palabra, ésta es talent, otra palabreja. Desde entonces han sido muchos los talents y los junkets que uno ha realizado, no exagero cuando digo cientos. Estos encuentros, porque no se pueden llamar entrevistas, oscilan entre los 3 y 7 minutos. Éste último dato todo un lujo. Lo normal es que sean 5.

El proceso siempre es el mismo: te convocan media hora antes de la cita señalada, te instalan en una habitación en la que suele haber café y otros refrigerios dependiendo del presupuesto y la importancia del talent, se te recuerda que nada de fotografías, saludos o autógrafos, y pasas unos dos controles. Entonces, esperas pacientemente a que te toque, ya que la mayoría de las veces suele haber retraso.

Cada vez que un compañero sale de la suite del talent el resto le preguntamos lo mismo, "¿qué tal?" Y todos contestamos siempre, entre los que me incluyo, "bien", "se expresa correcto", "es simpático", "un poco estirado", "es monosílabo"…, como si los 5 minutos que nos han dado fuese la joya de la corona o la gran exclusiva del siglo, cuando normalmente suelen contestar prácticamente lo mismo a todos y cada uno de nosotros.

Recuerdo una compañera que salió angustiada de uno de estos encuentros con Harrison Ford. A la muchacha se le ocurrió decirle, ya que un compañero previamente le había avisado de que se enrollaba mucho, que si era posible que fuera breve en sus respuestas. Dicho y hecho. El señor Ford se limitó a responder sí y no durante toda la entrevista. La pobre no hacía más que repetir "de ésta me echan, de verdad que me echan". Claro que el señor Ford no estaba muy fino en esta visita. Yo tuve la fortuna de que sí me contestase, pero lo hizo tan bajito que ni la traductora, ni el técnico de sonido y mucho menos yo pudimos oír nada de lo que dijo. Así que fue la primera entrevista muda que realicé en mi vida donde un señor muy conocido movía los labios sin que emitiese ningún sonido reconocible.

Las siguientes veces que ha venido a visitar Madrid o yo me he desplazado fuera de España, porque a veces te vas en un día ida y vuelta para los dichosos 5 minutos, la cosa mejoró, pero no mucho.

Lo de los minutos no es broma, es inflexible. Siempre hay un assistant, otra palabreja, que te da un golpe en el hombro, te avisa con la mano o lo que es peor, hace el signo de degollarte, para indicarte que es la última pregunta.

Es cierto que a lo largo de los años me he encontrado con muchos despropósitos. Hoy quiero recordar algunos que se producen en festivales de cine donde todo se complica aún más por el escaso tiempo de la visita y las coincidencias de todo tipo que hace que te des al lexatin o algo alcohólico para aguantar el ritmo y los nervios.

Festivales como San Sebastián. Allí he sufrido alguna catástrofe que otra, por ejemplo, la llegada del astro chino Jet Li que presentaba Hero tras ponerse a las órdenes por primera vez de uno de los mejores directores de su país, Zhang Yimou.

El buen señor, Jet Li, decidió la noche de su llegada conceder todas sus entrevistas en chino, algo que sorprendió a su productora ya que hablaba inglés, como lo había demostrado en su participación en películas norteamericanas, y no tenían previsto ningún intérprete chino que supiera castellano e inglés, ya que también había prensa extranjera.

Al final y al borde de un ataque de nervios, consiguieron a una traductora que venía de Bilbao para ayudar a entender al buen señor. Lo malo es que la traductora resultó ser una auténtica tragedia. Ante las preguntas de los periodistas, este hombre hablaba y hablaba y hablaba pero la buena mujer solo traducía "estoy contento", "ha sido importante" y "muy bonito mi trabajo". Al parecer la buena mujer era una acérrima fan del actor y sufrió tal shock emocional al verle tan cerca que no pudo traducir nada de lo que decía el astro y se limitaba a mirarle arrebatadamente. Ni que decir tiene que nadie publicó, emitió o televisó ninguna de las entrevistas concedidas por Jet Li.

También me han pasado cosas surrealistas, como el encuentro que mantuve en San Sebastián con Woody Allen. Quizás porque tiene sus años o porque la productora lo tuvo todo el día concediendo entrevistas, o las dos cosas, cuando llegó mi turno el cansancio le pasó factura. Cuando le hice la primera pregunta, él muy amable me empezó a contestar al tiempo que apoyaba lentamente su cabeza en mi micrófono hasta quedarse dormido aprovechando para echarse una cabezadita. Ni que decir tiene que le dejamos dormir y ahí se acabó mi encuentro con Woody Allen.

En fin, esto no termina aquí, pero eso es otra historia y, si os apetece, os la contaré otro día.

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