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Tan deseados como odiados: cien años de tráiler

A finales de 1914, el productor Nils Granlund hizo un montaje con los nombres de los actores y una frase vistosa.

A finales de 1914, Nils Granlund, un aclamado productor de Broadway, quiso promocionar una comedia de Charles Chaplin de una forma original. Un año antes le había funcionado la fórmula para publicitar un musical, así que, sin usar curiosamente imágenes de la película, hizo un montaje con los nombres del reparto y una frase vistosa. Así nació el tráiler.

Algunos son una obra de arte en sí y otros un total desatino que no hace más que obligar al espectador que está a punto de ver una película en la butaca del cine a tachar ese título de su lista de estrenos pendientes. Desde su origen hasta hoy, ha cambiado el concepto, las técnicas y hasta su finalidad.

En sus comienzos, eran de una simplicidad extrema. Apenas una sucesión de carteles con frases promocionales, el nombre de los protagonistas y poco más. Eran emitidos al final de la proyección de cada filme,pero viendo el poco efecto que causaban, se decidieron programar antes de la película. La sencillez duró hasta que Hitchcock o Kubrick recayeron en su presencia.

Fotograma de 'Lolita'.

Los tráilers de Con la muerte en los talones (1959) o Psicosis (1960) merecen mención en sí mismos. Alfred Hitchcock les dotó de un cuidado excepcional, al igual que Orson Welles ya comenzase a hacer con Ciudadano Kane (1941). Stanley Kubrick prontó se incorporó a este movimiento. Se le considera el creador del tráiler moderno, con títulos como Lolita (1962) y ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú (1964). Entre grandes directores destacó Saúl Bass, reconocido diseñador gráfico estadounidense, que dio vida a los títulos de crédito a base de animaciones tan cuidadas que fueron usadas como vídeos promocionales - Vértigo (1958), Anatomía de un asesinato (1959)-.

Tiburón, el gran impulso

Pero el impulso definitivo llegó en los 70, con la gran apuesta de Steven Spielberg por su próximo gran trabajo: Tiburón (1975). La productora Universal Pictures puso en marcha una enorme campaña publicitaria para promocionar la película y funcionó. El film fue recibido con ansia en más de 450 salas de cine de EE.UU.

La teoría estaba bien, sin embargo, en muchas ocasiones los tráilers se convertían en el típico amigo pelma incapaz de estar callado ante una peli que ya ha visto y no responde ante la súplica de "no me cuentes nada". Este fallo se empezó a subsanar en los 80, aunque a fecha de hoy hay muchos que siguen sin tenerlo demasiado claro. Todos los años, de hecho, sale la lista de los peores tráilers del año.

La era internet

Con la expansión de internet, se abrió una enorme ventana más rentable aún: un avance para los impacientes. Las grandes productoras anuncian con bombo y plantillo el estreno del tráiler en sus canales de Youtube. Incluso se lanzan teaser o miniavances.

La expectación de algunos estrenos ha sobrepasado las expectativas de productoras y distribuidoras. Así pasó con Cincuenta sombras de Grey (Fifty Shades of Grey), la adaptación del best seller erótico de E.L. James. Su tráiler se ha convertido en el más visto de la historia. Durante la primera semana que estuvo online, fue reproducido más de cien millones de veces.

Los de Star Wars Episodio VII o de Jurassic World, son otros ejemplos.

En España, sin embargo, la cosa es bien distinta. En Estados Unidos las productoras se dejan casi el mismo presupuesto en el rodaje que en la promoción, como comenta Julian Salvadores, con diez años de experiencia en el departamento de tráilers de Canal+ y Sogecine. "Aquí se hace todo lo que se puede, tenemos profesionales que hacen buenos tráilers, pero la promoción es distinta. En televisión, sí que se cuida mucho, de hecho, recibimos premios a nivel internacional", asegura.

"Sony o Paramount tienen un departamento de marketing que se dedican únicamente a tráiler, en España, normalmente lo hace la propia productora y, eso sí, dan cierta libertad creativa", añade.

Los ingredientes perfectos

Para Julián Salvadores, los ingredientes que debe tener están claros: "No puede destripar el final, por supuesto. Debe tener estructura dramática, tiene que impactar y no debe abusar de recursos que, tras ver un tráiler tras otro, te de la sensación de que todos son iguales".

Julian Salvadores, que además es profesor del Instituto de Cine de Madrid, asegura que a los futuros profesionales del sector, sus alumnos, se les incide en este quehacer. Se les dan nociones concretas sobre su guión, su montaje o su desarrollo. Todo para que, algún día, nuestro país pueda competir en calidad con los estadounidenses, aunque el presupuesto sea irrisoriamente más bajo.

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