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'Birdman' puede con 'Boyhood' en unos Oscar reivindicativos, pero sin chispa

Finalmente, Birdman pudo con Boyhood. En resumen: premios imprevisibles, gala aburrida.

Finalmente, Birdman pudo con Boyhood. En resumen: premios imprevisibles, gala aburrida.
Una gala con mucha música y poca diversión

Si ha habido recientemente una ceremonia de los Oscar imprevisible, sin duda ha sido esta. Y no por la gala en sí. El resultado de esta 87 edición de los premios de la Academia de Hollywood, pese a la apasionante competición entre Birdman y Boyhood que se decantó a favor de la primera, estuvo marcado por la rutina y la falta de chispa, una impresión que ninguno de los implicados, ni siquiera las películas nominadas o lo repartido de los premios, pudo sortear.

En esas circunstancias, y pese a lo empatado de los premios, fueron las confesiones inesperadas y los episodios reivindicativos los verdaderos protagonistas de la función. Lo primero vino de la mano del jovencísimo guionista Graham Moore, que ganó por sorpresa el premio al mejor guión adaptado por The Imitation Game, y que dedicó su presea a todos aquellos que se sienten distintos tras confesar un intento de suicidio en su adolescencia. Lo segundo debido a Patricia Arquette, que salió en defensa de los derechos de las mujeres provocando entusiastas reacciones (sobre todo de Meryl Streep), y los ganadores de la mejor canción por Selma, Common y John Legend, que clamaron que "Selma es ahora" en referencia casi directa a los disturbios racistas ocurridos en recientes semanas y las quejas sufridas por la Academia este año por no nominar a ningún intérprete de color.

Finalmente, Alejandro González Iñárritu consiguió su ansiado Oscar a la mejor película y mejor dirección, además del de fotografía, el segundo consecutivo para Emmanuel El Chivo Lubezki, y guión original, en total cuatro estatuillas. No pudo decir lo mismo Michael Keaton, que vio cómo las últimas quinielas que apuntaban a Eddie Redmayne por La teoría del todo se hacían realidad, negando el único Oscar que la película merecía de manera incontestable. Whiplash se fue contenta, con tres premios (J.K. Simmons como actor secundario, montaje y sonido) y también El Gran Hotel Budapest con cuatro (dirección artística, banda sonora, diseño de producción, maquillaje y peluquería), convirtiéndose esta última en la más premiada de la noche junto a Birdman.

Por su parte, The Imitation Game dio la sorpresa al arañar mejor guión adaptado, y también hubo algo para consolar a Selma (canción) y la propia Boyhood (Patricia Arquette, mejor actriz de reparto), sin duda la gran (e injusta) perdedora de la noche.

Gala musical, pero floja

Pero ¿y la gala? Aburrida. Mucho. Y aunque lo niegue, la Academia fue consciente de ello desde el principio. Sin películas de éxito que enganchasen al público (sólo El Francotirador de Clint Eastwood, que supera en recaudación a las otras siete nominadas, se inscribía en esa categoría) sus responsables prometieron compensar la falta de filmes populares con nuevas emociones que no llegaron, una carrera por el premio entre dos filmes imposible de predecir y un puñado de secretos sin mayor interés... Y también mucha, mucha música.

Había un nuevo presentador, Neil Patrick Harris, de eficacia y gancho probados, a quien Variety denominó como un posible "nuevo Billy Crystal". El actor, versado en cuatro ceremonias de los Tony, sin duda cumplió con su cometido. Pero sin brillo, sin aportar momentos estelares salvo su número inicial y el homenaje a Birdman en calzoncillos. Nada fue suficiente para levantar el vuelo de una gala en piloto automático que apenas llegó a correcta, y correcta es poco cuando hemos visto tantas. Se enfatizaron demasiado los números musicales (por mucho que gran parte de ellos fueran excelentes) y hubo un rampante déficit de genuino humor, aspecto en el que Harris no estaba particularmente fogueado.

Las sorpresas se redujeron en compensar la ausencia de nominados de color, que movilizó a la comunidad afroamericana bajo el hasthag #OscarsSoWhite, con un excelente número musical a cargo de Common y John Legend (la canción que interpretaron, Glory, le dio el único Oscar de la noche al drama sobre el racismo Selma) y las paces entre John Travolta e Idina Menzel, a quien el actor llamó "Adele Dazeem" en una de las confusiones más famosas de la gala del año pasado.

Pero en el fondo de todo estaba el duelo imprevisible entre dos filmes "indies" con la etiqueta de autor, Boyhood y Birdman, que si bien no han gozado de tanta aceptación de público como entre la crítica, al menos nos tuvieron pendientes del ganador hasta el último minuto. El resultado fue injusto para la película del norteamericano Richard Linklater, y la Academia prefirió mirarse al ombligo y premiar el drama de un actor y no la vida de un chico cualquiera, pero al menos en esto sí dio de sí lo que se esperaba.

Carrera hasta el fin

Dos filmes radicales y muy buenos pero que, por lo demás, son como el día y la noche. Mientras Richard Linklater planteó su drama épico Boyhood como una aventura intimista rodada a lo largo de 12 años, pero al final eligió desaparecer detrás de la sencillez de la historia, Iñárritu convierte su audaz, urbana y agresiva Birdman en todo un manifiesto de estilo.

La que en principio era la ganadora incontestable llegaba con los avales de los Globos de Oro y el Bafta británico, pero con Birdman triunfando en los premios Spirit del cine independiente la noche anterior, así como en los premios de los sindicatos (formados en gran parte por medios de la Academia) empezó a ceder ante el empuje del mexicano. Era el principio del fin para la película de Linklater, que comenzó la carrera como favorita y acabó la noche como gran perdedora.

Hubo lugar, finalmente, para algunas sorpresas menores. No nos referimos a la mejor película extranjera, que fue para la polaca Ida, al fin y al cabo conectada con el Holocausto en el aniversario de Auschwitz (su contendiente rusa Leviathan es más conflictiva desde el punto de vista político, y la hispano-argentina Relatos Salvajes nunca fue favorita). Hablamos más bien de la mejor película de animación, categoría casi siempre infravalorada y que por una vez no destacó particularmente. La mejor contendiente de este año, La Legopelícula, ni siquiera fue nominada, y la Academia también negó el reconocimiento a Cómo entrenar a tu dragón 2, la tabla de salvación de un estudio en descomposición, Dreamworks Animation, en beneficio de Big Hero 6, una aventura que fusiona los intereses de Walt Disney y Marvel gracias a la habilidad de John Lasseter.

Los discursos emotivos y chispazos de genio surgieron aquí y allá, pero eso es lo mínimo que habría que esperar. Pese a la calidad de las películas, uno apaga el televisor casi olvidándose de los premios de este 2014, y en cómo han intentado distraernos de ello poniéndonos mucha música. Y además, una curiosa paradoja: en un año de descenso de recaudaciones, con la Academia regresando a las trincheras del cine más pequeño y quejándose de la producción de secuelas y cintas de superhéroes que ellos mismos producen en masa (la "pornografía apocalíptica" que acosa al protagonista de Birdman, según sus propias palabras), al final han sido un Hombre Pájaro y un equipo de niños con poderes los que acabaron llevándose el premio a casa.

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