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Juan Manuel González

Estrenos de cine: 'El caso Heineken', con Anthony Hopkins

'El caso Heineken' es un thriller basado en hechos reales muy conocidos. Quién lo diría.

Póster El caso Heineken
Puntuación: 4 / 10
No me cansaré de decirlo: cuando el gran Tony Scott se tiró de un puente el verano de 2012, el mundo perdió un cineasta relevante. Casi todo en esta El caso Heineken, dirigida por el anódino Daniel Alfredson, parece sacado de una película del responsable de thrillers como Enemigo Público, Marea Roja o Spy Game. Su ritmo y montaje agitado, su constante y percusiva banda sonora, incluso su reparto, encabezado por un Anthony Hopkins en piloto automático (y la verdad, con eso es suficiente) y un puñado de actores de renombre, podría haber formado parte de un thriller del hermano de Ridley Scott, sólo que de rebajas. Los paralelismos más o menos gratuitos no acaban ahí: como Tony con Ridley, pero este vez de una manera incuestionable, el propio Daniel parece vivir a la sombra de su hermano, en este caso el superior realizador Thomas Alfredson (El Topo, Déjame entrar).

Porque hablemos claro: no hay nada particularmente malo en la presente obra de Alfredson, pero El caso Heineken nunca llega a encestar. La película narra una historia real ocurrida en 1983, la del secuestro del empresario Alfred Henry Heineken en Amsterdam. Pero tanto da, dado el nivel de profundidad psicológica o social que Alfredson aplica al relato. El sueco, responsable de dos anodinas secuelas de la saga Millenium, obvia toda lectura más o menos específica del mismo, convertido aquí en una competente muestra de cine de género entendido en su peor acepción, la de pura mercancía.

El caso Heineken es una coproducción belga, británica, holandesa y estadounidense, y de alguna manera se nota esa naturaleza industrial. Frenética pero impersonal, incuestionablemente distraída pero rápidamente olvidable, existe una barrera entre la maquinal película y el espectador, una que -al igual que en las aportaciones de Alfredson a la saga Millenium, o las de Niels Arden Oplev, Baltasar Kormákur y gran parte de esa ola de realizadores nórdicos desembarcados en América- a un servidor le resulta simplemente infranqueable. El caso Heineken no es una película horrible, pero carece de dramatismo. Es una que ha elegido ser una más en un montón enorme.

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