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Las noches de neón de 'Heat' regresan en su edición definitiva

La edición definitiva del director de Heat, una de las obras maestras americanas de los 90, ha llegado a venta doméstica. 

La edición definitiva del director de Heat, una de las obras maestras americanas de los 90, ha llegado a venta doméstica. 
Pacino y De Niro en Heat | Warner Bros

Heat ha cumplido 22 años y, aunque no es una fecha redonda, se trata de un momento como cualquier otro para celebrar el mastodóntico thriller obra de Michael Mann. Porque no, la fecha no es redonda, pero la película sí lo es y la nueva y restaurada edición para Blu-Ray editada por Fox solo puede calificarse de excelente. Las casi tres horas que dura Heat, el filme que logró reunir a Al Pacino y Robert De Niro en una misma cafetería de Los Angeles, han sido restauradas primorosamente y la película en HD se ve como nunca. Pero los extras, más de tres horas de conversaciones y documentales, acompañan y deleitan. Tal y como asegura el director de fotografía Dante Spinotti, a Heat no le podía haber sentado mejor su salto al digital, y pese a estar hecha en tiempos del VHS y la proyección en celuloide, sus noches de neón y luces angelinas dan toda la impresión de estar pensadas para los tiempos del full HD y 4K.

Una virtud muy difícil de encontrar y que subraya el carácter visionario del filme, meticuloso hasta la extenuación en su descripción del escenario físico y mental de sus dos protagonistas. Porque esto es un choque de trenes de puro espectáculo, el de dos hombres parecidos pero en lados opuestos de la ley, el policía Vincent Hannah (Pacino) y el ladrón de guante blanco Neil McQualey (De Niro). Las dos caras incompatibles de una misma moneda atraviesan dos momentos paradójicos: mientras el policía ve cómo su vida personal toca fondo, el delincuente encuentra una posible salida en el personaje de Amy Brenneman.

La edición definitiva de Heat incluye tres platos muy fuertes en la categoría de extras. Por un lado, el debate moderado por Christopher Nolan junto a Michael Mann, los dos protagonistas y parte del equipo técnico de la película (que, por cierto, deja al director de El Caballero Oscuro como un niño comparado con el veterano Mann) y en el que Pacino confesó haber interpretado a Hannah como si el personaje fuese consumidor habitual de cocaína (una frase que saltó a los medios de comunicación y justifica su relativa histeria). En segundo lugar, un coloquio con Michael Mann también relativamente reciente con motivo del pase del filme en el Festival de Toronto, con motivo de su reciente veinte aniversario. Y en tercero, un "así se hizo" extendido que, aunque repite datos de lo anterior, proporcionará nuevos datos de interés a cinéfilos y fans.

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Robert De Niro en la escena más famosa de Heat | Archivo

La famosa escena en el Deli de Los Angeles en la que ambos actores se enfrentaron, lograda en su mayoría a la toma once (y que, contrariamente a la leyenda, sí se rodó con De Niro y Pacino frente a frente); el relato de Mann sobre las orígenes del guión, a partir de la historia de un policía amigo, Charlie Adamson, que acabó con el verdadero Neil McCauley en el año 1963; cómo se logró el sonido del célebre tiroteo de la película, en el que se respetó el eco de los disparos de fogueo en los edificios (que habitualmente se elimina de la mezcla de sonido por motivos estéticos)... Los extras se prodigan en mil anécdotas tras el rodaje y concepción de un clásico americano de los 90. Pero... ¿qué tal la película veintidós años después?

Muy bien, gracias. Heat podría ser todavía hoy la película de acción más meticulosa, emocional y épica jamás realizada en la industria americana. Desde su estreno, el 18 de diciembre de 1995, se han realizado muchas más "heist-movies" o películas policíacas, pero ninguna con la vocación de hito que la de Mann, una historia de dos gigantes recorriendo una ciudad mágica y nocturna, casi tanto como la presentada por Damien Chazelle en La La Land, con un guión meticuloso y un montaje y fotografía fascinantes que trascienden la mera artesanía del género en el que se inscribe.

Mann rodó en más de 95 localizaciones reales de Los Angeles, la mayoría escasamente glamourosas, que en conjunto dibujan un mapa completo de la ciudad de los sueños y la presentan como una urbe fascinante y complicada, pero tremendamente viva y palpable. No se pierdan, en este sentido, el documental breve "De vuelta al escenario del crimen", donde se relata la búsqueda de exteriores (y la imposibilidad de rodar hoy en día el clímax en el aeropuerto, debido a la legislación actual). Lugares todos ellos, en todo caso, que reflejan una lucha sin igual, una persecución presentada de manera inesperada: la película en la que De Niro y Pacino se quieren matar el uno al otro fue, en realidad, un sólido e introspectivo neo-noir en el que ambos protagonistas, más allá de la mitad de la película, se invitan a café antes de dispararse, en el que sus personajes secundarios gozan de similar relevancia y alma que los supuestos héroe y villano. Que son, en realidad, dos tipos antitéticos pero que se respetan mutuamente. Heat es, en consecuencia, una película de acción que respeta de la misma manera al espectador. Ahora, díganme: ¿cuántas veces ocurre eso?

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