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¿Quién heredará la fortuna de Jerry Lewis si dejó fuera a sus cinco hijos?

El actor, conocido como "rey de la risa", excluyó de su herencia a sus cinco hijos. 

El actor, conocido como "rey de la risa", excluyó de su herencia a sus cinco hijos. 
Jerry Lewis, actor. | Cordon Press

Para la comunidad cinematográfica de Hollywood, tan cerrada en algunos aspectos, ha constituido una sorpresa conocer estos días que en el testamento del conocido como "rey de la risa", Jerry Lewis, deshereda a sus hijos, habidos en su primer matrimonio con la cantante británica Patti Palmer, con la que convivió desde 1944 hasta su divorcio en 1983. Algunos medios informativos americanos han cometido un desliz, como hemos comprobado, al citar que el actor tomó esa contundente decisión ante el notario el año 2012, citando los nombres de sus descendientes, seis en total. El error consiste en que no pudo haber decidido en ese año tal cosa pues allí figuraba como desheredado su hijo Josep, que había muerto de sobredosis tres años antes. Luego sería anteriormente, como es lógico pensar cuando firmó esas últimas voluntades. ¿Por qué lo hizo? La pregunta seguirá en el aire: sólo Jerry Lewis y si nos ponemos así algún íntimo, pudo conocer sus razones. Entonces, cuantos seguimos el rastro de esta noticia, hacemos conjeturas sobre el nombre del o los beneficiarios de la fabulosa herencia dejada por este grande del humor, admirado en todo el mundo, sobre todo entre los años 50 y los 70 del pasado siglo.

Lo más probable es que esos millones de dólares y las propiedades que haya dejado, más los derechos de sus guiones y películas vayan a parar a su segunda y última esposa y la hija que adoptaron. Jerry Lewis contrajo segundas nupcias con la bailarina de Las Vegas Sandee Pitnick en 1983. Recuerdo haberla conocido cuando vinieron a Madrid de viaje de novios. El actor me confesó la felicidad que estaba disfrutando en este periplo, tras pasar unos días por la ciudad del amor, París. Y eso que me comentó también sus alifafes, sus constantes problemas de salud, que le afectaban al corazón sobre todo, después de haber superado varios infartos, cáncer de próstata, diabetes, insuficiencia respiratoria, un dolor de espalda crónico para el que no encontró nunca alivio suficiente. El accidente se produjo actuando cara al público. Estaba junto a un piano, resbaló y en el momento en el que iba a caer al foso de los músicos se agarró a lo que encontró a mano, un cable, terminando en el suelo del patio de butacas, entre visibles muecas de intenso dolor. Le diagnosticaron la rotura de una de sus vértebras y a partir de entonces, durante muchos años visitó a afamados especialistas de medio mundo, sin hallar solución. Le insinuó un doctor japonés que podría operarlo, con grave posibilidad de quedarse para siempre en silla de ruedas. Y él prefirió seguir padeciendo sus intensos dolores a base de una medicación paliativa.

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Jerry Lewis y su esposa Sandra Pitnick | Cordon Press

Sandee Pitnick lo cuidó hasta el último momento. Habían decidido en 1992 adoptar una niña, Danielle, que actualmente tiene veinticinco años. Ella ha ejercido de mánager. Y la que junto a su madre es quien parece han heredado la gran fortuna del cómico, aunque ello no ha sido dado a conocer.

Su parte más solidaria

Es posible que también Jerry Lewis pensara en el momento de dictar su testamento en favorecer a la Asociación contra la Distrofia Muscular, con la que colaboró durante once años, animando en televisión un programa maratón por el que iban desfilando sus grandes amigos, actores y cantantes de relieve (menos su antiguo socio y compañero Dean Martin, que se negó a reencontrarse con él), consiguiendo a lo largo de todo ese tiempo cerca de cien millones de dólares a favor de tal institución. Quisieron desde algún medio de comunicación ensuciar la labor social y desinteresada del cómico, acusándolo de que se quedaba con una buena parte de esas recaudaciones, lo que pudo comprobarse era una incalificable y mezquina maniobra. Que se preocupara de todos esos enfermos que como él sufrían de continuos dolores en el cuerpo (en su caso, la espalda) habla por sí sólo de la humanidad de Jerry Lewis.

Ciertamente tenía fama de tacaño. Y de malas pulgas, acaso por la circunstancia de sus frecuentes males. Mas nada de ello puede anular cuanto hizo por la mencionada Asociación. Entre otras cosas pedir audiencia al Presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, quien lo recibió encantado, como un antiguo amigo. Resulta que, tiempo atrás. Jerry Lewis actuó en Chicago. Y a las dos de la madrugada sonaron unos golpes en la puerta de la habitación que ocupaba en el Ambassador East Hotel. Era su vecino, un desconocido para él, al que no obstante invitó a pasar a su "suite". Un aspirante al Congreso de los Estados Unidos, que al día siguiente tenía que pronunciar un discurso en el Club de Ejecutivos de la ciudad. Se lo dio a leer al actor, éste le echó un vistazo, lo encontró demasiado ampuloso y le propuso generosamente incluir algunos "gags" de su cosecha, lo que agradeció el vecino de su habitación, entre risas y parabienes. ¿Saben su identidad? Era John F. Kennedy, el que sería víctima en noviembre de 1963 de un atentado mortal en Dallas.

Hasta ese día, en algunas ocasiones sobre todo al principio de su carrera política, se reunió con Jerry Lewis en agradables y risueños encuentros. El último, aquel día en el despacho Oval de la Casa Blanca, donde el cómico le pedía ayuda al Presidente para la Asociación contra la Distrofia Muscular. Pero el primer mandatario americano le hizo ver que eso no estaba en su mano, pues sería prolijo y complicado solicitar una ayuda al Congreso, lo que le llevaría a un largo proceso y espera. Lo lamentó. Y Jerry Lewis, conmovido, abrazó a Jon F. Kennedy, a quien no volvería a ver más.

Se murió el pasado 20 de agosto a la edad de noventa y un años. Y cuantos hemos escrito algunas líneas sobre él seguimos sosteniendo que fue uno de los más grandes actores cómicos de la pantalla.

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