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Jano, el mejor cartelista del cine español

Se acaba de inaugurar en la Filmoteca Española una atractiva exposición de carteles, programas y carátulas del prolífico artista.

Se acaba de inaugurar en la Filmoteca Española una atractiva exposición de carteles, programas y carátulas del prolífico artista.
'Atraco a las 3', José María Forqué, 1962 | Filmoteca Española

Se acaba de inaugurar en la Filmoteca Española (calle de la Magdalena, 10, en Madrid, cerca de la plaza de Tirso de Molina) una atractiva exposición de carteles y programas y carátulas de películas del mejor y más prolífico artista de esa especialidad: Jano. De sus más de dos mil obras los responsables de la muestra han tenido que espigar con rigor para la selección de dos centenares de carteles, dibujos y caricaturas.

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Mogambo (Mogambo) John Ford, 1953

Jano se llamaba en realidad Francisco Fernández-Zarza Pérez, que nació en Madrid el año 1922 en la portería del número 7 de la calle de Núñez de Arce, que atendía María, su madre. La casa se comunicaba con el teatro de la Comedia, de la calle del Príncipe aledaña. Su progenitor, Francisco como él, era el jefe de máquinas de ese coliseo. No es de extrañar que el futuro Jano estuviera relacionado con la farándula; incluso siendo adolescente fue figurante en algunas representaciones del cercano teatro Español. No tuvo estudios luego relacionados con el dibujo. Autodidacta, ya con seis años vio publicado un original en el semanario infantil Macaco, que dirigía Ricardo García (K-hito).

Su relación con el cine se inició en 1945, realizando su primer cartel publicitario de la película El rebelde, protagonizada el charro mexicano Jorge Negrete. Y a partir de ahí y hasta su muerte, en 1992, se dedicó a esta faceta que, aunque de carácter publicitario, en su caso no estaba exenta de arte. En esa y en las dos décadas posteriores los cines de las grandes capitales exhibían en su portada unos grandes cartelones, especie de murales con dibujos alusivos a los protagonistas y la trama de las películas que se exhibían. De los que se reproducían programas de mano, que en los pueblos los llamaban, simplemente, anuncios. Los había de mayores dimensiones, que eran carteles. Desde entonces hay coleccionistas que guardan celosamente esas piezas. Ya en la década de los 70 del pasado siglo servían para promocionar películas editadas en vídeo. Hoy en día las nuevas tecnologías permiten a las salas más importantes servirse para su promoción cinematográfica de trailers que se exhiben en la calle, desde altos edificios o en las mismas puertas de los cines. No obstante todavía se ven clásicos carteles, ya de otros artistas, muchos de ellos discípulos y admiradores de Jano.

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Mr Arkadin. Orson Welles, 1955

Por cierto, su seudónimo obedecía al nombre del protagonista de una colección de cómics que publicó teniendo catorce años. Su técnica para los carteles unía su facilidad como dibujante tanto para la caricatura como el retrato. La fidelidad con sus modelos era extraordinaria, sirviéndose de fotografías por lo común. Si se le procuraba ver las películas antes de estrenarse ello le facilitaba su labor para incluir en sus carteles escenas claves de las mismas. De otro modo, sólo podía guiarse de los argumentos que le enviaban las productoras y distribuidoras, y tenía que imaginar secuencias para luego plasmarlas en el papel o la tela. El reclamo publicitario de su cartelería era clave para incitar a los transeúntes a entrar en los cines. Su hijo Víctor nos contaba la anécdota del día en que su padre se detuvo en la Feria del Libro del madrileño Retiro en una caseta donde firmaba libros un cinéfilo acreditado como el escritor Terenci Moix. Al identificarse Jano, Terenci salió de la caseta, saludó al artista y con su conocido buen humor, le espetó: "¡La cantidad de tostones que me he tragado en los cines por culpa de usted, de sus carteles mejor dicho!" Y es que el trabajo de Jano consistía en lograr atractivos dibujos que, por supuesto, siendo desde luego de gran calidad, sin ser responsable como es comprensible de la bondad de los artículos que anunciaba, las películas. Tanto españolas como extranjeras. Puede decirse que lo más sobresaliente y popular de la cinematografía de casi medio siglo está presente en esa cartelería de Jano, ahora mostrada en su exposición magnífica, que puede visitarse hasta el próximo 18 de marzo de manera gratuita.

El secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, que presidió la inauguración, la definió como un acontecimiento cultural de la cinematografía que, aparte de ser objeto de culto de los cinéfilos suscitará en la mayoría de los visitantes una sonrisa. Y la nostalgia de despertar recuerdos con la contemplación de esos carteles de aquellas películas que vimos desde nuestra niñez en los sucesivos pasajes de la vida. La Filmoteca Española ha editado un catálogo precioso que reúne las reproducciones de cuanto se exhibe en la exposición.

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