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'Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos': humor amarillo y los hermanos Coen

Zhang Yimou se permite la travesura de reversionar Sangre fácil, la película de debut de los hermanos Coen, en una cinta que navega entre el homenaje y la copia, la extravagancia y la rigurosidad a la hora de orquestar el suspense. El director de Hero y La casa de las dagas voladoras cambia de época el argumento del neo-noir de los Coen y lo traslada a un escenario rural chino, demostrando la universalidad de la idea en un pastiche que no acaba de levantar el vuelo.

Si bien Yimou aborda el devaluado concepto de remake desde una óptica más atípica que la industria norteamericana, ni el humor negro y los excesos que se permitían los americanos funcionan en la actual. Yimou pone un molesto acento en lo grotesco de unos personajes histriónicos y estúpidos más propios de una farsa que no consiguen sostener el interés de la cinta. Por suerte, también sigue siendo un formidable director, y el segundo acto, en el que se narra la conocida y oscura espiral de crimen y casualidades fatales, goza de la necesaria tensión e incluso se permite más de un virtuosismo visual.

Pero lo siniestro del argumento no casa con un humor que más que negro es amarillo, si me permiten el chiste fácil. El resultado es un híbrido que no llega a ser molesto por su condición de remake (concepto que, si bien ha sido usado de manera excesivamente pueril por la industria norteamericana, a la vez ha sido devaluado sin razón por la prensa), sino por un tono caricaturesco -similar al de su nefasto título español- que simplemente arruina la tensión.

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