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'Doctor Sueño': los "demonios vacíos" de Stephen King

El novelista vuelve a la atmósfera de su clásico. Dan Torrance protegerá a una niña con un potente resplandor del Nudo Verdadero.

El novelista vuelve a la atmósfera de su clásico. Dan Torrance protegerá a una niña con un potente resplandor del Nudo Verdadero.

Tras viajar al pasado e impedir fatídicamente el asesinato de Kennedy -22/11/63- y tras perseguir a un asesino en un parque de atracciones -Joyland-, Stephen King vuelve al universo del Hotel Overlook, de Jack Torrance y de su mazo de roque, del Redrum, de los espíritus malandrines y de los resplandores en su última novela, Doctor Sueño (Plaza y Janés, 2013), publicada en España el pasado 7 de noviembre.

Doctor Sueño funciona muy bien como obra autónoma, aunque se entiende muchísimo mejor habiendo leído antes El resplandor, clásico bibliográfico de King, publicado en 1977. Ocurre que en el imaginario colectivo siempre ha pesado más la película de Kubrick que el libro del autor de Maine, cosa que obliga a decir: 1) que para comprender mejor Doctor Sueño, hay que leer antes El resplandor, y 2) que en la novela, a diferencia de en la película -atención, que vienen spoilers-, Jack Torrance no quería matar a su familia con un hacha, sino con un mazo; que el Hotel Overlook revienta por culpa de una explosión en la caldera del edificio, y que Dick Hallorann, el cocinero que comparte el resplandor con Danny Torrance, no muere.

Doctor Sueño arranca en un futuro cercano al pepinazo del Overlook. La familia Torrance -Wendy y Danny- se recupera de las lesiones físicas y psíquicas producidas durante su estancia en el hotel cuando, de repente, zasca: al niño se le aparece la señora Massey -la muerta viviente que habitaba en la ducha de la habitación 217-. Como en El resplandor, Danny le pide ayuda a Hallorann y este le hace un regalo: una caja fuerte. Le pide que la observe, que la grabe en su memoria, y que elabore en su mente un objeto similar, donde vaya archivando a todos los espíritus malignos que se le vayan apareciendo. Así, Danny 'encarcela' a la citada señora Massey y a Horace Derwent, quien fuera dueño del hotel.

Como en la canción de Pablo Milanés, el tiempo pasa, Danny Torrance se va poniendo viejo y nos encontramos con que el niño que recorría en triciclo los pasillos del Overlook se ha convertido en una especie de Henry Chinaski que se pone hasta las cejas de alcohol y que siembra los bares de vómitos, sangre y violencia. En una de sus desventuras, Dan Torrance despierta en la cama de una madre yonqui a la que le roba 70 dólares mientras observa como el bebé juega con un montón de cocaína al que confunde con azúcar. Esto remorderá su conciencia por los siglos de los siglos. Por fin, Dan decide sentar la cabeza y, con la ayuda de dos amigos, se instala en un pueblo llamado Frazier, yendo a sesiones de Alcohólicos Anónimos y trabajando de auxiliar de enfermería en una residencia de ancianos. Allí lo apodan "Doctor Sueño", porque ayuda a los pacientes a pasar de esta vida a la otra -¿cómo?, lean el libro-.

Paralelamente, King presenta a los malos de su obra. El Nudo Verdadero es un grupo de "demonios vacíos" -literal de la novela- que viajan en caravanas por el mundo entero desde hace miles de años y que se alimentan de "vapor". Cuando se supo que Stephen King publicaría una secuela de El resplandor se dijo que Danny Torrance iba a combatir contra los vampiros. El Nudo Verdadero no está compuesto por 'nosferatus': se alimentan de resplandores, tienen un solo colmillo, se les puede matar como a cualquier mortal y hasta pueden morir por enfermedad. Los "Verdaderos" no pasan por el mejor momento de su historia y su líder, Rose la Chistera, descubre que una niña puede ser la solución a todos los males de su clan.

La menor responde al nombre de Abra Stone y esta posee un resplandor atómico. Se comunica con Dan desde su nacimiento, siente cómo El Nudo Verdadero asesina brutalmente a otro niño con resplandor y, tras varios años de hibernación resplandeciente -por decirlo de algún modo-, vuelve a sentir la amenaza de los "demonios vacíos" y le pide ayuda a Dan. Para acabar con sus demonios internos, el hijo de Jack Torrance decide socorrer a la niña. Y no se puede desvelar más del argumento.

Conclusión: si bien Doctor Sueño no tiene el nivel de Misery, Cementerio de animales o 22/11/63, sí que se puede afirmar que es una muy buena obra y que es una secuela más que digna de El resplandor. Contiene todos los grandes ingredientes de las novelas de King: narración fluida, suspense hipertenso, zarpazos imprevisibles, guiños a otras obras -se menciona Salem's Lot-, acción trepidante, personajes atormentados y referencias al alcoholismo. 600 páginas de la mejor literatura de terror. Muy recomendable.

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