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El "vertedero" de los Pujol

José Alejandro Vara y Pablo Planas recuerdan para Libertad Digital cómo durante el pujolismo un juez reconoció que cerró un caso "por prudencia".

José Alejandro Vara y Pablo Planas recuerdan para Libertad Digital cómo durante el pujolismo un juez reconoció que cerró un caso "por prudencia".

Los periodistas José Alejandro Vara y Pablo Planas hablan en su nuevo libro La familia Pujol Corporation (Ed. Stella Maris) de "los dineros" de los Pujol. Como un abuelo denomina el Molt Honorable (forma de llamar a los Presidentes y ex Presidentes en Cataluña) a esa parte de su vasto patrimonio, que un aburrido día festivo de julio decidió admitir, que le cayó en un banco de Andorra por el propio peso de la sucesión. Su padre Florenci Pujol "consideraba errónea y de incierto futuro mi opción por la política" (donde su hijo lleva viviendo en un ático independiente 60 años). Jordi Pujol i Solei, el protagonista del libro, el Jordi Pujol de siempre, el día de Santiago Apóstol no pudo evitar las referencias bíblicas para dirigirse a su "error original", según él, la ocultación de ese patrimonio heredado que "no se encontró (nótese el uso del impersonal) nunca el momento oportuno para regularizar.

Tras ese 25 de julio "cayeron los velos" dice Pablo Planas" pero no las auto mordazas, "fieles que aun le respetan y le creen" aunque tengan la impresión de que el ex President "está a dos pasos de situarse en una realidad paralela, ficticia, casi imaginaria". Pese a la dificultad testimonial que se les iba ido cerrando como las puertas tras el paso de Super Agente 86, los dos periodistas han decidido entrar en el corazón macizo de una familia capaz de morder carne y metal. "En los negocios al filo de la navaja, operaciones en la cuerda floja, bajas pasiones (para Pujol "el único pecado disculpable es el de la carne, el más humano…), espías, escuchas, persecuciones en coches, sectas nacionalistas… Grandes imposturas". Un libro sigiloso que entra en "los despachos a la caída de la tarde" y chapotea en los charcos de las cloacas catalanas poniéndonos perdidos. Las cloacas. Un historia de la corrupción nacionalista, que ya huele porque a una inapetente justicia se le pasó su fecha de caducidad, que ya canta, por muy advertida. En el libro se actualizan esas palabras de Pujol en 1984 desde el balcón de la Generalidad: "de ahora en adelante, de moral y ética hablaremos de nosotros". Se enfocaba el gran líder espiritual del catalanismo. Un necesario frente a nosotros, los contingentes.

El entramado societario de los Pujol-Ferrusola es "un laberinto de ramificaciones en las Islas Vírgenes, en las del Canal, en las Caimán, en Andorra, Suiza, Luxemburgo, Liechtenstein y Gabón. Las empresas aparecen y desaparecen… mutan". Los padres y los hijos están bajo sospecha de blanqueo de capitales, delitos fiscales, cobro de comisiones irregulares, tienen desmadejando los ovillos a media decena de jueces, a la Agencia tributaria, a la Fiscalía Anticorrupción y a la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales, (UDEF) esas siglas que el pater familia escupió a la cara de una periodista de matinal televisivo ¿Y al Gobierno del PP, le va o le viene? Es algo que se preguntan en este libro Vara y Planas. Otras cloacas son aludidas. Ya sabemos que al mínimo Rubalcaba no le respetan ya, ni sus máximas "quien le echa un pulso al Estado, lo pierde".

Cada capítulo del libro empieza con citas reales del personaje, retrato en primera persona. Recuperadas por ejemplo de los libros de autobombo que encargaba Pujol. "El andaluz era un hombre destruido… La muestra del menor valor social y espiritual de España". Otra: "es cierto que hay políticos corruptos". O: "no soy nada más que un servidor y un enamorado de Cataluña". Una más, en clave familiar: "se puede decir que los hijos han salido bien. Todos son nacionalistas y trabajadores".

Los siete hijos, "los Dalton, así se les conocía en la calle" y la madre, Marta Ferrusola, el personaje favorito de José Alejandro Vara. Detalles como que los hijos debían dirigirse a su padre como President, que vivieron en una especie de austeridad monacal para pasar a lo que ya conocemos, lujos de "dictador africano". Jordi Pujol abandonó a la familia por su actividad política y la madre lo supo compensar dando a sus voraces vástagos un enriquecimiento sin miramientos.

Caricatura del cuadro de la familia de Carlos IV

Vara y Planas han sacado, de momento, quince capítulos con títulos como "Los hijos del amo", "Las múltiples formas de decir gilipollas en catalán", "Todo el mundo estaba enfangado", "Y de todo esto, ¿qué piensa el Rey? Pero el que define lo que nos encontramos al leer La familia Pujol Corporation es precisamente el 13, precisamente, "Así funciona (tiempo presente) la corrupción en Cataluña", dedicado al famoso 3% de Maragall, a la burguesía catalana y al Círculo de los cuatrocientos, los palquistas, podemos llamarles. Del palco del Camp Nou al del Palau de la Música. "Paradigma de la corrupción en Cataluña", dicen los autores. "Media Cataluña política, fuera a través de fundaciones, de facturas delirantes, o de trabajos inauditos, cobraba de la Fundación del Palau". Incluso "la Faes de José María Aznar tenía un convenio" con ellos. "No era la corrupción por sistema sino el sistema de la corrupción" (pg. 216).

Un relato animado, que refresca apellidos del "sector negocios" de Convergencia como Millet, que cobró a su consuegro el alquiler de un espacio para la boda de su propia hija cuando a él le había salido gratis. El del "gran artífice de TV3" Prenafeta, o "Suqué, de la Rosa, Alavedra, los Sumarroca…"

El caso Pujol no ha hecho más que empezar. Lo único malo de este libro son sus efectos secundarios: cortes de digestión, acidez de estómago, atragantamientos, mal sabor de boca. Nuestro organismo aguanta, como lo ha hecho la democracia hasta ahora, pero los tratamientos farmacológicos parece que ya no son suficientes. Ahora se lleva más extirpar, sustituir, regenerar… "Muchas veces es conveniente que no se sepa la verdad" porque "los políticos están sometidos a muchas tentaciones y a veces caen" Jordi Pujol dixit y dixit.

Los dos periodistas comentan su propio libro en el vídeo que acompaña a esta noticia.

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