Sí, soy una de muchas que se ha leído la saga de 50 sombras y que espera con ganas que llegue el estreno de la película, y no, no lo digo con vergüenza, a pesar de reconocer que el tercer libro se me hizo eterno. 50 sombras de Grey ha sido un boom, convirtiéndose en un éxito en ventas, algo poco habitual hoy en día, no solo en los libros, sino en todo lo que lleva el nombre de Grey.
Es indiscutible que estos libros eróticos han creado un antes y un después en este género literario. La cuestión es por qué se ha convertido en el libro más vendido de los últimos años, consiguiendo que el lector vea la novela erótica con otros ojos, aumentando las ventas en este tipo de literatura y en los juguetes sexuales, algo aún más sorprendente.
Me encantaría decir que el mérito de este fenómeno recae exclusivamente en la narrativa, la historia, la idea o la originalidad a la hora de describir las escenas tórridas, pero creo que ha arrasado gracias a un excelente trabajo de publicidad y marketing. Cuando se me propuso escribir sobre el tema creí que podría contestar a todas las dudas, pero en realidad no sé qué tiene esta saga para haberse convertido en un superéxito.
La historia narra cómo una chica universitaria, Anastasia Steele, se acaba enamorando perdidamente de un guapísimo, exitoso y rico hombre que se llama Christian Grey. Como son almas gemelas no pueden evitar acabar juntos y, en ese momento, la joven, inexperta e inocente, se entera de los escabrosos gustos sexuales del amor de su vida: el sadomasoquismo. A partir de ahí cuenta cómo va evolucionando su relación. Ni la idea ni el argumento son sorprendentes ni originales: chico con algún trauma conoce a chica y ambos se enamoran perdidamente. Acaba habiendo una complicación en su relación y deciden dejarlo, pero sólo por un tiempo, ya que no pueden estar separados. Es lo más manido del mundo, pero sigue siendo uno de los temas que más gustan.
Para ser sinceros el libro no está bien escrito. Hay infinidad de novelas eróticas que sin necesidad de ser tan explícitas consiguen ponerte en situación. Además, puede que la primera vez que los protagonistas acaban en la cama el lector sí esté "metido" en la historia, porque quiere saber qué va a pasar, pero a mitad del libro uno se cansa de tanta "diosa del amor", de su "penetrante mirada" y de que cada cinco segundos se acaben acostando.
Después de esta saga he leído otras, todas muy muy parecidas. Ellos, hombres atormentados por su pasado, con mucho éxito y guapísimos, pero ninguno consiguió engancharme igual que 50 sombras. Quiero pensar que fue porque los leí muy seguidos y, al ser historias muy similares, me acabé cansando de leer la misma trama siempre, pero que si hubiera cogido primero otro habría tenido el mismo efecto en mí que el libro escrito por la autora E.L. James.
Así que solo queda pensar que las personas encargadas de la publicidad hicieron un excelente trabajo y que el lector comienza la saga muy entregado. Hasta el tercer libro te lo devoras porque ya te has leído los dos anteriores y quieres saber cómo acaba la historia.