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El tormento de Goya se hace cómic

Olivier Bleys y Benjamin Bozonnet inauguran una saga de treinta títulos sobre los grandes maestros de la pintura, a la venta en Francia.

Olivier Bleys y Benjamin Bozonnet inauguran una saga de treinta títulos sobre los grandes maestros de la pintura, a la venta en Francia.
Una de las páginas del cómic de 'Goya'.

Sordo, viejo y aislado, Francisco de Goya recubrió con pinceladas de tormento las paredes de su casa a través de catorce murales desgarradores que reflejan el lado más oscuro de la naturaleza humana: las pinturas negras.

Poco se sabe de aquel furioso gesto creativo que ahora reinterpreta un cómic publicado en Francia, el país donde murió entre nostalgias un precursor de la pintura moderna nacido en 1746 en Fuendetodos, cerca de Zaragoza, y fallecido en Burdeos en 1828.

Las 57 páginas que redacta Olivier Bleys y dibuja Benjamin Bozonnet inauguran una saga de treinta títulos sobre los grandes maestros de la pintura que edita Glénat y llegará a las librerías francesas mañana a la vez que los tomos dedicados a Toulouse-Lautrec y Jan Van Eyck.

Goya se centra en los días en los que el pintor residió en la Quinta del Sordo, una casa de campo situada en Carabanchel (Madrid), a orillas del Manzanares, donde pasó sus últimos años en España, entre 1819 y 1824, sin que se sepa mucho sobre su quehacer cotidiano.

"Mezcla realidad con ficción. Como el trabajo de los historiadores del arte no ha respondido todas las preguntas, me tomo esa libertad", explica a Efe Bleys, que se interesa por un "período de misterio" en el que el artista "se enfrenta con sus obsesiones y sus demonios".

Veinte años después de perder el oído por unas fiebres que a punto estuvieron de matarlo, el cómic presenta a un Goya de 73 años desencantado, enfermizo y convertido en un cascarrabias al que le duele la decrepitud de su país en tiempos de inestabilidad y guerra.

Viudo y envejecido, el pintor se refugió en esa residencia ajardinada de dos pisos a las afueras de Madrid con Leocadia Zorrilla, su ama de llaves y, probablemente, su amante.

El relato toma cuerpo con el trazo tembloroso del ilustrador Benjamin Bozonnet, quien hunde sus viñetas goyescas en una España sórdida, embrutecida y despedazada por la guerra; un país atrapado entre las ideas liberales del invasor francés y la decadencia patria de la monarquía absolutista.

Bozonnet reproduce el retiro del pintor a través "de la aridez de los paisajes, de una granja acondicionada de una forma muy minimalista y de un mundo bastante áspero en contraste con el que había conocido cuando vivía en el centro de Madrid".

El tebeo concluye con una nutrida reseña biográfica sobre un genio capaz de representar las escenas más líricas y los instintos más sombríos en cuadros como La maja desnuda o Los fusilamientos del 3 de mayo.

Enterrado en Burdeos en 1828, el cuerpo de Goya protagonizó un periplo con varias escalas hasta encontrar sepultura definitiva en la ermita de San Antonio de la Florida de Madrid. Su cráneo, sin embargo, lleva casi dos siglos desaparecido.

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