Si uno no se ha hartado – cosa difícil – de escuchar comentarios sobre la política griega y la economía griega, quizá le interese aprender algo sobre la vida cotidiana en la Atenas actual. Quizá eso explica en buena medida el éxito, en toda Europa, de las novelas policiacas de Petros Márkaris, centradas en el comisario Kostas Jaritos.
Márkaris, nacido en 1937, ha sido guionista de cine y teatro, antes de consagrarse internacionalmente, con esta serie de novelas. Su ideología está clara, es comunista, pero eso no le impide oponerse tajantemente a los políticos griegos actuales, sostener que no sirve de nada echar la culpa a Ángela Merkel de lo que es responsabilidad de los propios griegos. Ha publicado con éxito una trilogía de la crisis: Con el agua al cuello, Liquidación final y Pan, educación, libertad. Le añade ahora una coda: Hasta aquí hemos llegado.
El protagonista, Kostas Jaritos, es el ejemplo de un pequeño burgués honesto, una especie de último idealista, que no se hace ilusiones pero quiere seguir siendo honrado; lee diccionarios, bebe mucho café, le encanta la gastronomía popular de su país: verduras, queso, boquerones, salmonetes, arroz, cordero... A su lado, un pequeño mundo familiar: mujer, hija, yerno, amigos...
En esta novela, su hija Katerina es agredida por neonazis por defender ante los tribunales a inmigrantes de color; a la vez, una serie de suicidios son reivindicados, como asesinatos, por una misteriosa organización: los "Griegos de los años cincuenta".
En la vida cotidiana, la conciencia de la crisis económica (y moral) lo invade todo: cierran las tiendas, la gente no tiene dinero para poner en marcha sus viejos coches (Jaritis tiene un SEAT), se olvidan los oficios. Todo el mundo repite frases derrotistas: "Nos vamos a pique", "estamos en el filo de la navaja". Reina el descontrol: ante la "inmensa ineptitud" oficial, nacen "estructuras paraestatales", que se difunden por internet (p. 79). "Los políticos castigan a los ciudadanos por los errores que ellos mismos cometieron" (p. 143). En definitiva, el protagonista y su creador esperan muy poco de la Grecia actual...
La novela está escrita con estilo correcto, no brillante; se lee con cierto interés, por la intriga criminal, resuelta de un modo bastante artificial. El comisario Jaritis tiene el atractivo de no ser un superhéroe sino un personaje de tipo medio, una especie de Maigret o Montalbano, pero las novelas de Simenon y Camilleri me parecen muy superiores, por inteligencia, humanidad y sentido del humor. Quedan las de Márkariscomo testimonio de una Grecia en profunda crisis, a la que algunos, en España, están glorificando de modo absurdo.
Petros Márkaris: Hasta aquí hemos llegado, Barcelona, ed. Tusquets, abril 2015, 283 págs, 19 euros. ISBN: 978-84-9066-071-3.