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Los escritores rompen las olas: el mar inteligente de 'Solaris' y las batallas navales de Pérez Reverte

Uno ha hecho del océano la pieza fundamental de otros mundos y otro ha encontrado en la historia naval de nuestro país su fuente de inspiración.

Uno ha hecho del océano la pieza fundamental de otros mundos y otro ha encontrado en la historia naval de nuestro país su fuente de inspiración.
Pérez Reverte y Stanislaw Lem | LD

Se ha descrito su olor, su sabor, su temperatura, su genio, su pausa, su misticismo...envuelto en adjetivos almibarados o aliñado con terror y misterio. El mar es sujeto y verbo de novelas de todos los tiempos y de más allá de nuestros mundos.

Para Stanislaw Lem, el mar lo es todo. En 1961, se consagró con Solaris, novela que se ha traducido a 40 idiomas y que se ha postulado como uno de los mayores exponentes de la ciencia ficción de habla no inglesa, un clásico de la literatura moderna en el que no existe la tierra firme, sino un extenso océano dotado de vida y, pareciese, de inteligencia.

Los exploradores de las simetríadas — conviene señalarlo— son quienes han sostenido con mayor convicción la tesis de que el océano vivo está dotado de inteligencia. (…) El océano vivía, pensaba, actuaba.

Océano de 'Solaris', ilustración de Dominique Signoret

Escrito en primera persona, la novela relata los miedos más íntimos de su protagonista, único humano en la estación de observación de un planeta llamado Solaris. En su día a día, se enreda en una maraña filosófica que trata de descifrar la conducta del extraño océano.

El sol rojo había desaparecido en el horizonte y el océano era un desierto sombrío, moteado por destellos moribundos, últimos reflejos extraviados entre las largas crestas de las olas. El cielo resplandecía. Nubes con orlas violáceas flotaban sobre este mundo rojo y negro, indeciblemente lúgubre.

Llega a ser obsesionante, hipnótico, una barrera que supera los límites del conocimiento científico.

Toda la especie humana había intentado en vano durante años tener al menos la sombra de una relación con ese océano, que ahora me sostenía como si yo fuese una simple partícula de polvo.

Uno mira a otros mundos y el otro, a las aguas más cercanas. Si hay un autor español enamorado de las olas, el mar, su soledad, los barcos, los marinos y los corsarios, ese es Arturo Pérez Reverte. Su bibliografía está colmada de cartografía, museos navales, naufragios históricos y batallas decisivas en mitad del océano, que evidencian su dominio de la historia naval y militar de España, aderezadas con enigmas, misterios y grandes personajes.

Pérez Reverte. | Cordon Press

Uno de los combates navales más famosos de la historia lo protagonizaron la armada hispano-francesa y la británica, mandada por el almirante Nelson, en las aguas españolas del Cabo Trafalgar. Este relato histórico le valió la Gran Cruz al Mérito Naval, la más alta distinción otorgada por la Armada Española para un civil.

La cubierta mojada de la Incertain se balancea bajo sus pies en la marejadilla, unas treinta millas al sudoeste de Cádiz. Poco más o menos. Comparada con la que va a caer de aquí a nada, la Incertain es una piltrafa náutica: una balandra de dieciséis cañones. (...) La embarcación parece arrastrarse entre la niebla que gotea humedad por la jarcia y los puños de las velas. Cric, croc. Crujiendo al balancearse de banda a banda, como si gimieran sus cuadernas doloridas. Apenas hay viento, y sólo una brisa leve hincha a ratos las lonas que cuelgan como ropa sucia del palo.

Las aguas saladas de nuestros mares esconden con celo secretos que naufragaron de la mano de sus dueños. En busca de uno de ellos se embarca una empleada del Museo Naval de Madrid, que se lanza a la búsqueda de un barco del XVIII que se hundió en el Mediterráneo. Es el arranque de La Carta Esférica (Alfaguara, 2000).

En alta mar el aire era fresco, las heridas cicatrizaban antes, y el silencio se tornaba lo bastante intenso como para hacer soportables las preguntas sin respuesta y justificar los propios silencios.

'Corsarios de Levante'. | Alfaguara

Más ejemplos. Pepe Lobo, capitán corsario con gran experiencia en el mar o Simón Desfosseux, capitán de artillería del ejército francés, son dos de los protagonistas de El asedio (Alfaguara, 2010), novela ambientada en la Cádiz sometida por las tropas de Napoleón; o las aventuras de Diego Alatriste y Tenorio, El capitán Alatriste. Corsarios de levante (Alfaguara, 2006) es la sexta entrega de esta colección.

Contaré, sin omitir punto en ello, de escaramuzas y corsarios, de mocedad feliz, de abordajes, matanzas y saqueos. También diré por lo menudo cuanto en mi siglo –qué lejano parece, ahora que tengo viejísimas cicatrices y canas– hizo el nombre de mi patria respetado, temido y odiado en los mares de Levante. Diré que el diablo no tiene color, ni nación, ni bandera. Diré cómo, para crear el infierno así en el mar como en la tierra, en aquel tiempo no eran menester más que un español y el filo de una espada.

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