Se acaba de publicar la traducción de una novela inglesa considerada ya como clásica, Invitación al baile (1932), de Rosamond Lehman, que recientemente ha vuelto a ponerse de moda.
La autora (1901-1990) ha sido definida, más o menos irónicamente, como un personaje de El gran Gastby; también, como "una perversa chica bien" o "una aristócrata disoluta". Pertenecía a una familia de clase alta, muy relacionada con el mundo de la literatura y el arte. Estudió en Cambridge, se casó con un vizconde y un barón, tuvo una larga relación con el poeta Cecil Day-Lewis (el padre del actor Daniel). Fue amiga – pero no formó parte – del grupo de Bloomsbury, de Orwell, Graham Green, Evelyn Waugh. Defendió la libertad de la mujer sin ser estrictamente feminista. La muerte de su hija la empujó hacia un mundo de espiritualidad... Era una mujer hermosa, sofisticada, inteligente. Al ver sus fotografías, uno piensa que, en una película, la pudieran haber encarnado Katharyne Hepburn o, ahora, Cate Blanchett...
Invitación al baile, su tercera novela, en seguida fue un bestseller: Olivia, una joven de familia acomodada, cumple 17 años y recibe la invitación para asistir a su primer baile. En ese baile se centra casi toda la obra: sus inseguridades, los distintos jóvenes con los que baila, los charloteos con las otras chicas... Como se ve, nada extraordinario, en ese ambiente y esa fecha. Pero todo eso está analizado muy sutilmente y narrado de forma admirable.
Un ejemplo claro: un capítulo se dedica a la visita a la modista que va a coser su vestido de baile. En principio, no parece un tema apasionante; sin embargo, resulta ser un episodio divertido, humorístico, encantador. Y no se queda en el fácil costumbrismo: apunta a las debilidades y contradicciones del ser humano. En la literatura – ya se sabe – lo importante no es el tema sino la forma de tratarlo.
El género está claro: una novela de iniciación, centrada en las fluctuaciones propias de la adolescencia. Olivia es tímida, insegura, envidia a su hermana mayor Kate, más guapa. Se siente torpe, distinta a los demás: "Yo no soy como ellos, aunque ellos no lo saben". Está llena de dudas: "Creo en todo... deseo todo". Busca su propio camino: "No se había encontrado a sí misma, aún no". Avanzará en su búsqueda a lo largo de una prolongada noche de baile, con muchos breves encuentros. Al final, al son del "Danubio azul", habrá completado una etapa: "Todo lo he dejado atrás". Ha aprendido que su drama es transitorio: "El tiempo pondrá todo en su lugar". Pero eso no le ha librado de muchos sufrimientos, muchos temores, muchas esperanzas que no se cumplen...
Evidentemente, se trata de una novela psicológica, de notable sutileza y refinamiento. También tiene, por supuesto, una vertiente social: el retrato incisivo de esa aristocracia inglesa, después de la primera guerra mundial.
El estilo es claramente subjetivo, impresionista, se centra en momentos mágicos, brillos, luces cambiantes: "Retazos, fragmentos perdidos de miradas y conversaciones" (p. 266). "Palabras, miradas, movimientos, simplemente extraordinario. La vida" (p. 276).
Una novela escrita con sensibilidad femenina, muy claramente dirigida a lectoras que compartan esa sensibilidad. Lograr una obra de arte con un material tan cotidiano, tan banal, es un ejemplo claro de gran literatura.
Rosamond Lehman: Invitación al baile, Madrid, ed. Errata Naturae, 2015, 277 págs, 18euros. ISBN: 978-84-15217-89-3.