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Así empezó todo: 'El poder del perro'

La primera parte de El Cártel arrasó en las librerías con un retrato crudísimo de las mafias mexicanas.

La primera parte de El Cártel arrasó en las librerías con un retrato crudísimo de las mafias mexicanas.
El poder del perro | Portada de la edición inglesa

Llevaba años escribiendo novela, pero Don Winslow se hizo conocido para medio mundo gracias, sobre todo, a El poder del perro. Llegó a España en 2009 precedida por el enorme éxito que tuvo en Estados Unidos y fue una revelación para los que lo leyeron. El secreto, una mezcla irresistible de los clichés más clásicos de la novela negra con la realidad, crudísima, de la violencia en México.

… "allí está Little Peaches, atado a una silla con las manos en los bolsillos.
Pero las manos no están sujetas a los brazos.
Están cortadas. La alfombra está empapada de sangre".

En El Poder del Perro hay un detective de turbio pasado y atormentado presente: Art Keller, un agente de la DEA que termina convirtiendo la lucha interminable contra el narcotráfico en una guerra contra todos que casi le lleva por delante. También hay una bella mujer protagonista: Nora, una prostituta que vive demasiado cerca del mal y busca el Bien, con mayúsculas. Y abundan, por supuesto, los villanos: mercenarios que rozan la psicopatía, poderosos capos de la mafia y muchos, muchísimos, corruptos. El principal es Adán Barrera, antagonista del héroe pero con una complejidad que le aleja de los estereotipos. Por algo hay quien compara con El Padrino las intrincadas relaciones de familia retratadas en el libro.

Hay decenas de personajes más, entrelazados para construir una novela tan intrincada como complejo es el tema de fondo: la guerra contra el narcotráfico y las interrelaciones que se forman entre mafias, gobernantes, cuerpos policiales y traficantes de todo tipo. En medio de la abundancia de datos, historias cruzadas, nombres y escenarios -Estados Unidos, Tijuana, la tierra de nadie de la frontera, Colombia, Centroamérica-, lo que sobrecoge al lector es que la ficción sólo alcanza a los personajes: la guerra es real y los crímenes son tan espeluznantes como los que narra Winslow con frases cortas, precisas, que dan los detalles justos y dan pie a que quien lo lea imagine lo demás: la sangre, el miedo, el horror.

En las más de 700 páginas de El poder del perro Winslow logra mantener la tensión hablando de un monstruo que nunca descansa, que pone y quita rápidamente a capos y lugartenientes, que cambia de base de operaciones, mata a los traidores y diseña planes para huir de la justicia con la complicidad de quienes deberían perseguirlos. La misión de Keller se revela como imposible y se convierte en una lucha personal, obsesiva. Su personaje crece según avanza el libro y los demás, también, enriquecidos por otros igual de imprescindibles: el sacerdote que encarna el bien entre tanta miseria, el sicario que busca redimirse pese a todo.

"No sabía que él era el objetivo. Intenté impedirlo, pero era demasiado tarde. Dijo que me perdonaba. Soy culpable. Por él. Por todos los demás".

Llega la última página y un aparente final en una guerra inacabable. ¿Es posible para Art sentirse por fin "fresco y limpio"? El Cártel resolverá la duda.

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