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'La maniobra de la tortuga', a golpe de chequera

Con los ingredientes de la clásica novela policíaca, Benito Olmo propone la búsqueda de un macabro asesino suelto en Cádiz.

Con los ingredientes de la clásica novela policíaca, Benito Olmo propone la búsqueda de un macabro asesino suelto en Cádiz.
Detalle de la portada 'La maniobra de la tortuga' | SUMA

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Portada de 'La maniobra de la tortuga'

Un policía duro, de los de las películas en blanco y negro, más de dos metros de altura, cara de enterrador y sin miedo -ni reparos- a usar los puños, incomprendido, el paria de la comisaria. Así es Manuel Bianquetti, el protagonista de La maniobra de la tortuga, la tercera novela de Benito Olmo. Después de un "incidente" en Madrid, es destinado de forma involuntaria a Cádiz "donde nunca pasa nada"...hasta que pasa. El cadáver de una adolescente colombiana de 16 años aparece en un contenedor de basura. Encontrar al culpable se convierte en una obsesión para Bianquetti -intensificado por reminiscencias de su pasado- aunque para ello tenga que desobedecer órdenes de superiores, saltarse la ley y dejar el código ético a un lado.

La maniobra de la tortuga es la novela ideal para el aficionado al género que quiera pasar un par de tardes divertidas de lectura, tiene pura vocación de entretenimiento. Está escrita con un estilo muy cinematográfico y con los elementos clásicos de la novela policíaca. El lector se sube rápido al tren que conduce a esta investigación de cuatro días y que se enreda en una telaraña de mentiras, corrupción, silencios a golpe de chequera y violaciones monstruosas. El lector se contagia rápido de la impotencia del protagonista ante ese panorama.

Benito Olmo diseña buenos personajes, comenzando con Bianquetti, ese hombre de pocas palabras, aficionado a la bebida y fumador empedernido. "No sería la primera vez que ganaba una pelea sin lanzar un solo puñetazo, ya que muchos matones recapacitaban en cuanto tenían delante sus más de dos metros de altura y capitulaban antes siquiera de empezar a soltar golpes" (Pág.15).

Se adorna con un abanico de personajes secundarios que le dan vida a la historia: "Roberto Silva era un inspector de poco más de treinta años, con un porte atlético y una barbita perfectamente recortada que le hacía parecer más un modelo que un policía". La novela se desarrolla en Cádiz, tierra natal de su autor, pero no desde sus bellas playas o sus pintorescas callejuelas, sino desde su lado más oscuro. Es una ciudad donde suceden violaciones a jóvenes inmigrantes y nadie dice nada.

Además de la investigación del asesinato de la joven, hay una trama secundaria, con menos peso en la narración, que dirige Cristina, una enfermera que llega a la tacita de plata gracias a un programa de ayuda al maltrato. Describe acertadamente ese infierno, el desasosiego al que están sometidas las víctimas o los protocolos de actuación. "Cada vez que cerraba los ojos volvían a asaltarle los recuerdos, dolorosos y persistentes, de los años que estuvo junto a aquel energúmeno que la trataba como a un saco de boxeo" (Pag.101).

Benito Olmo. La maniobra de la tortuga. Suma, 2016. Colección: Conspicua. ISBN: 9788483658659. 360 páginas. 16,90 euros.

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