La tentación de ser felices (Harper Collins) es un libro para leer junto a un lápiz con el que subrayar frases maravillosas que releer en un futuro. Están en boca de Cesare, un napolitano de 77 años tan irreverente como sincero, tan gruñón como entrañable, irónico hasta la médula, que reflexiona sobre la vida, la familia, las apariencias y la vejez. ("Es extraño, cuanto más viejo me hago, más rápido me hago detestar. En mi lecho de muerte me bastará una mirada para hacer que me odien" Pág.170). Dice lo que le da la gana porque "no hay una cuarta edad en la que arrepentirse".
Cesare desprecia los hábitos y vicios de los ancianos. ("El que se queja de la vejez está loco o, siendo más preciso, ciego. Uno que no ve más allá de su nariz. Porque ante la vejez solo hay una alternativa, y ésta no me parece la más deseable" Pág. 13). Pero no crean, no es una historia sobre octogenarios y sus rutinas, para nada. Es una novela sobre la vida misma: el miedo al cambio, los convencionalismos, el altruismo, la indiferencia, la soledad y la dignidad. "Un día de estos tendría que probar a explicar que vivir con el miedo constante de que pueda suceder algo no ayuda a superar ese miedo, sino a tirar por la borda otro día de tu vida" Pág. 101
Su autor es Lorenzo Marone (Nápoles, 1974), un escritor de éxito en Italia que dejó la abogacía para dedicarse a lo que realmente le llena, un cambio drástico en su carrera gracias al que "no será Cesare en un futuro", es decir, no se arrepentirá al llegar a vecchietto de "no haber tenido el coraje suficiente". "El protagonista se da cuenta de que ha despilfarrado su existencia, se ha dejado llevar y ha tratado de no elegir nunca", cuenta. Este momento de lucidez se produce cuando una joven pareja llega al edificio y rompe con su rutina. Conoce a Emma, que intuye que sufre malos tratos y "se da cuenta que nunca ha hecho nada por los demás", explica Marone.
La novela conjuga la risa y el llanto y cuenta con un amplio abanico de personajes llenos de matices que enriquecen la historia: una enfermera prostituta, un hijo gay que no se atreve a confesárselo a su padre, una hija infeliz y conformista y hasta una loca de los gatos. Cesare no ahorra en descalificativos con ellos: "No está de acuerdo con que hayan aceptado esa pasividad y choca con esa actitud. Le da rabia. Está obsesionado con la idea de ser feliz e invade la vida de los demás, de sus vecinos y de sus hijos, porque quiere hacer tambalear las construcciones vitales de todos ellos".
Y ¿qué es la felicidad? "Con 80 años, la felicidad más grande es vivir sin que te importe absolutamente nada lo que piensen los demás de ti. Hacer lo que te dé la gana", dice el autor italiano. "La tentación de ser felices es una reflexión muy personal. He tardado 15 años en dejar la abogacía para buscar mi propio camino. Cesare lo hace con 80 años. La novela reflexiona sobre escucharse a sí mismo y pensar si lo que se está viviendo es realmente lo que se quiere o no, busca encontrar el valor para enfrentarse a una elección y escoger el camino más apropiado para uno mismo".
La novela nació con el título Nadie puede ser salvado (si uno no quiere), un mensaje que resume la filosofía de cada capítulo. "Si alguien te ofrece su mano, tú debes alargar la tuya", dice el autor. También indaga en la relación de padres e hijos: "Hay padres que dan mucho, pero piden a cambio mucho y llega a ser casi un chantaje. Prefiero a quien da poco y pide poco".
La tentación de ser felices ha vendido en Italia más de 100.000 ejemplares, 50.000 en Alemania, y ha sido traducido a más de diez idiomas. Además, saltará a la gran pantalla en febrero de 2017 en Italia bajo la dirección de Gianni Amelio. "Espero que trate de guardar la ironía y la ternura del personaje", desea Manore.
Lorenzo Marone. La tentación de ser felices. Harper Collins, 2016. ISBN: 9788491390046 . 256 páginas. PVP papel: 17,90 euros. PVP e-book: 9,99 euros.