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Nieves Concostrina: "Tuvimos la candidatura de los JJOO hasta en la sopa porque es pasta; a Cervantes no porque es cultura"

La periodista, Premio Ondas 2016, recoge con gracia las "curiosidades, guarrerías y chapuzas" de la España de Don Quijote en Menudas Quijostorias.

La periodista, Premio Ondas 2016, recoge con gracia las "curiosidades, guarrerías y chapuzas" de la España de Don Quijote en Menudas Quijostorias.
Nieves Concostrina, al recoger el Premio Ondas 2016 | EFE

Don Quijote y Cervantes se cruzaron en el camino de Nieves Concostrina (Madrid, 1961) hace más de una década. La periodista, autora de obras como Polvo eres y Se armó la de san Quintín, lleva ese tiempo recopilando "aventuras, curiosidades, guarrerías y chapuzas"de la época que le tocó vivir al ilustre escritor, reunidas ahora en un divertido libro titulado Menudas Quijostorias (Esfera de los libros). Concostrina, Premio Ondas 2016 al mejor tratamiento informativo, dice que no pretende "dar lecciones de historia ni de ir de divulgadora por la vida", sino acompañar al lector en un "viaje entretenido por la historia en la que transitó Cervantes".

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Y menuda época, periodo ajetreado como pocos. Cervantes vio pasar a un emperador, dos Reyes y nada menos que catorce papas. "Podía haberme salido un tocho insufrible, pero pretendía hacer un paseo entretenido", dice entre risas la autora. Recoge desde el nacimiento del autor hasta la colocación de la placa que señala, supuestamente, la ubicación de sus huesos. Esto último, "algo absolutamente ridículo", considera. "Ana Botella quería dejar el recuerdo de que con ella se encontraron los huesos, pero ha dejado todo lo contrario. Han puesto una placa con errata, detrás de tres cajas que guardan los restos de, al menos, diecisiete personas. Ridículo".

Concostrina repasa con mucha gracia las fatigas por las que tuvo que pasar el escritor español más universal, la premura con la que se publicó El Quijote –sin corregir las numerosas erratas que incluía el manuscrito original, la miseria que cobró por la obra o la Batalla de Lepanto. Lo único que deja de lado es la parte relacionada con América: "Si me meto en ese berenjenal, no salgo".

Concostrina teje un tapiz de la sociedad del Siglo de Oro, donde había "ventas y puteríos", pobres, ricos, médicos con curiosos métodos y "más frailes que longanizas". El abanico es tan amplio como ameno. El más divertido de escribir, reconoce, el relacionado con los galeotes. "Con la distancia, cuando te sumerges en la vida del galeote da hasta risa. Es algo kafkiano. ¡Era tal guarrería lo que rodeaba eso! A todo el mundo lo condenaban a galeras porque la flota del Mediterráneo de Felipe II necesitaba muchos brazos y prácticamente por estornudar te condenaban a galeras. No se sabe cómo alguien podía salir vivo de esa condena".

La Historia no es un "peñazo"

En Menudas Quijostorias toman el mismo espacio los géneros narrativos del Siglo de Oro y los métodos que utilizaban por entonces para diferenciar a las prostitutas de las mujeres honradas. "La Historia es divertida. Ya hay docentes que están volcados en eso, yo no tuve esa suerte. A mí me la convirtieron en un peñazo, algo de lo que huías". La autora insiste en que si "un rey era un sinvergüenza porque está archidemostrado y este papa tenía cuatro hijos" hay que contarlo. "Nos han hurtado la parte divertida de la historia".

Concostrina reparte a todos los estamentos. ¿Cuál le da más tirria?: "La monarquía y la Iglesia, a partes iguales". "En este país, la monarquía y la Iglesia han sido los principales frenos a la educación. Los reyes tenían sentido en su momento, ahora para mí no tienen ningún sentido salvo para la cosa lúdica, no para el desarrollo de un país".

Embarcarse en un libro de la mano de Cervantes, en los tiempos que corren, es de alabar, sobre todo, con los últimos informes de índice de lectura en España sobre la mesa. "Es una cuestión educativa que arrastramos desde hace mucho tiempo. Se lee muy poco porque se ha fomentado muy poco. Además, se lee poco y se publica mucho. Así es imposible. Arrastramos el analfabetismo porque la población cuanto más tonta mejor para ciertas instancias".

Es el mejor autor español de todos los tiempos y murió "en la pobreza más absoluta habiendo escrito una obra culmen de la literatura universal y abierto la espita de la novela moderna". "Este es el sino de este país", afirma con contundencia. "Mientras Shakespeare, siendo lo mismo para la literatura anglosajona, triunfó y murió siendo un hombre considerado".

Conscontina es bastante crítica con la celebración del IV centenario de Cervantes, que el rey Felipe VI clausuró este pasado lunes. "Se miraba a Reino Unido con envidia, pero para hacer lo que ellos hicieron con Shakespeare tenían que haber empezado a trabajar cuatro años antes. Aquí solo hubo dinero para buscar los restos, qué tontería. Cuando había que traer los Juegos Olímpicos a Madrid los teníamos hasta en la sopa. Colgados de las farolas, de los monumentos. Con Cervantes, no. ¿Por qué? Porque los Juegos traían pasta y Cervantes es cultura. Lo de siempre".

Nieves Concostrina. Menudas Quijostorias. Así era la España de Cervantes. Esfera de los libros, 2016. 186 páginas. Precio: 16,90.

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