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52 palabras imposibles de traducir

La británica Ella Frances Sanders reúne en un libro ilustrado un compendio de términos de todo el mundo de difícil equivalencia en otros idiomas.

La británica Ella Frances Sanders reúne en un libro ilustrado un compendio de términos de todo el mundo de difícil equivalencia en otros idiomas.
Lost in translation | Libros del zorro rojo

La cultura, las condiciones meteorológicas, la gastronomía, la forma de ser y hasta las necesidades vitales de cada región se reflejan en las palabras que utilizan. Son peculiaridades intrínsecas de la propia existencia humana que provocan que describir el mar en Alaska sea más completo que en Uganda; o que los adjetivos con los que se comentan los distintos sabores en Bolivia no tengan nada que ver con los de Yemen. El alemán, por ejemplo, contiene muchas referencias a la comida, mientras que el árabe presume de conceptos pasionales.

Hay palabras que son intraducibles, al menos, usando una única palabra. Partimos de que cada idioma tiene un número distinto de palabras, por lo que muchas no tendrán equivalente en según qué parte del mundo. Mientras que el Oxford English Dictionary tiene más de 600.000 entradas, la lengua que habla la tribu piraha, seminómadas que viven en la ribera del río Maici, en Brasil, ni siquiera cuenta con términos para contar.

Resulta bastante curiosa la extendida leyenda de que los esquimales usan medio centenar de palabras para describir la nieve en inuit. Es falso. Lo que ocurre es que es un lenguaje polisintético, es decir, a la raíz se añade sufijos. En cambio, el finés sí que posee hasta 40 palabras para describir la nieve. Pueden hablar de aguanieve (räntä); nieve muy húmeda (loska), lluvia de nieve con viento fuerte (uisku) y hasta de la nieve que flota sobre el agua (hyhmä).

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La escritora e ilustradora Ella Frances Sanders (Bath, Reino Unido, 1993), en uno de sus continuos viajes, descubrió que hay palabras que son intraducibles y las reunió en el libro ilustrado Lost in translation (Libros del zorro rojo). Son 52 palabras de todas las partes del mundo a las que no se les puede buscar un equivalente en otras lenguas diferentes a la original.

Por ejemplo, nos puede resultar mágica la luz que se cuela entre las hojas de los arboles. En japonés, tiene nombre: Komorebi. Aquellos apasionados a las librerías sabrán perfectamente qué significa Tsundoku en el país nipón, de hecho, lo habrán vivido constantemente: comprar un libro, no leerlo y dejarlo apilado sobre otros libros no leídos.

Muchas de las palabras se refieren a emociones y experiencias universales de difícil descripción. Si se enamoran, por ejemplo, sepan que en tagalo, una lengua hablada mayoritariamente en las Filipinas, utilizan el sustantivo kilig para describir la "sensación de mariposas en el estómago". Si la relación se consolida podrán "acariciar con ternura el cabello de la persona que aman" –una acción que los brasileños resumen en cafuné–. Tendrán entonces "el orgullo y la seguridad que da saber que alguien te ama incondicionalmente", naz en urdu, hablada fundamentalmente en Pakistán e India. Si la cosa termina con pedida de mano, podrán tener Karelu, que en tulu, la lengua que se habla en una región del suroeste de la India, significa "la marca que queda en la piel por llevar algo muy ajustado (como los calcetines o los anillos)".

La forma de ver pasar el tiempo o medir la distancia es también distinta en un lado y otro del planeta. En malayo pisan zapra significa"el tiempo que tardas en comerte un plátano" y en finés "la distancia que un reno puede recorrer sin descansar" se llama poronkusema.

Son 52 términos muy curiosos. Yo, sin duda, me quedo con una palabra en hawaiano (por lo recurrente de verme así). Te quedas Akihi si "después de escuchar las indicaciones para llegar a un lugar, las olvidas completamente".

Lost in translation. Ella Frances Sanders. LIBROS DEL ZORRO ROJO, 2016. ISBN: 9788494512339. 112 págs. 14,90 euros.

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