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El olvidado oficio de quienes abrían 'las ventanas del cielo'

Gonzalo Giner, autor de El sanador de caballos, recupera en su última novela histórica a los vidrieros  de la Edad Media.

Gonzalo Giner, autor de El sanador de caballos, recupera en su última novela histórica a los vidrieros  de la Edad Media.
Vidrieras en de Chartres, en Francia | C.Jordá

El sanador de caballos abrió las puertas de muchos hogares españoles a Gonzalo Giner (Madrid, 1965). Su formación de veterinario le llevó a investigar los orígenes de su oficio en una novela histórica salpicada de acción y tejida por los avances de la incipiente albeitería, ataques sarracenos y valientes espías que hilvanaban una gran aventura con desenlace en la batalla de las Navas de Tolosa. Después llegaron El jinete del silencio, de nuevo con los equinos como pieza destacada, y Pacto de lealtad, una novela en la que narraba la participación de los perros en la Guerra Civil española y la II Guerra Mundial.

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Ahora, Giner retrocede hasta la Edad Media con Las ventanas del cielo (Planeta) un tapiz de los oficios y costumbres del siglo XV en el que recupera el "desconocido y apasionate" empleo de vidriero. Hugo de Covarrubias, hijo de un reputado mercader de lanas de Burgos, en su intento de esquivar el destino familiar, se ve embarcado en un ballenero vasco cruzando mares desconocidos. Rodeado de marineros, aún no imagina que ese periplo le acercará a su verdadera vocación, el arte de las vidrieras.

"Lo he dado todo en esta novela", confiesa Giner. "Tiene los ingredientes que me gustan: historia, un recorrido vital importante del personaje, acción..." El escritor madrileño promete al lector "bajarle las vidrieras" hasta casi "poder tocarlas". "Va a sentir cómo se han fabricado, se va a meter en un horno para saber cómo era esa técnica, cómo se diseñaban", asegura. Los vidrieros llenaban de luz y color a gigantes de piedra. "Hoy, las vidrieras nos fascinan pero, en la época, era la misma Jerusalén bajada del cielo, la casa de Dios. Producía un impacto en el creyente asombroso".

El autor conduce al lector desde el desértico norte de África a los mares más inhóspitos, pasando por las más pujantes ciudades europeas de la época como Brujas o Lovaina. Rescata partes de la España medieval olvidadas. "El comercio de lana en Burgos era la fuente principal de ingresos de Castilla hasta que se conoce América. Los comerciantes castellanos estaban organizados de forma eficiente, con instituciones y hermandades. Es asombroso lo bien reguladas que tenían las relaciones mercantiles con Europa. Vendían al año más de lo que tenía la Corona de Castilla".

Uno de los escenarios principales de la novela es la Cartuja de Miraflores, en Burgos, impulsada por Isabel la Católica para guardar los restos de su padre, Juan II, y que alberga "un importante conjunto de vidrieras del siglo XV de un artista flamenco".

Magia en manos de artesanos

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Sainte Chapelle

El de vidriero era un oficio dentro del gremio de constructores. No eran considerados artistas, sino artesanos. Su legado ha empujado a Giner a escribir estas páginas. "Con 25 años fui a París y entré en Sainte Chapelle. Hacía un día espléndido de sol y me quedé sobrecogido. Esta fascinación por las vidrieras continuó alimentándose en León o en Milán y empecé a hacerme preguntas. Quise estudiar esas ventanas del cielo y surgió esta novela. Quiero enamorar al lector con un relato absolutamente insólito".

La propia novela está "construida como una vidriera". "Los personajes van emplomando sus historias para construir una aún más grande. El personaje principal necesita de todas esas historias para entender qué va a hacer en la vida, a dónde va". Giner destaca a dos personajes: el capitán de la embarcación vasca, "de gran nobleza, un hombre muy primario y de montaña que deja las ovejas porque en el mar y las olas encuentra a su amada" y un tunecino, contador de leyendas, "que ha recorrido el desierto en caravanas de sal, sabio, puro, un gran mentor para el protagonista".

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Gonzalo Giner | Planeta

Pacto de lealtad estaba dedicada a los lectores que creen que los perros son "algo más que animales"; Las ventanas del cielo va para "las personas que no tienen muy claro su futuro y que les cuesta terminar de construir su propia vida". El ejemplo es el protagonista que, a través de mucha acción y aventura "va a entender que los demás son los que terminan de construir su vidriera personal".

Gonzalo Giner. Las ventanas del cielo. Planeta, marzo de 2017. ISBN: 9788408168614. 752 páginas. 22,50 euros.

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