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'Fauna fría', de Jorge Alonso: poesía carnívora a pesar de todo

El último poemario del autor asturiano que nos ocupa ofrece pocas salidas. Sus versos supuran, sulfurosos, dosis limpias de pesimismo y resignación.

El último poemario del autor asturiano que nos ocupa ofrece pocas salidas. Sus versos supuran, sulfurosos, dosis limpias de pesimismo y resignación.

Jorge Alonso (Gijón, 1977) manifiesta en Fauna fría (Suburbia Ediciones, 2017) que quiere ser "piel con hielo y valle de río", "pero todo me brota y me cruje sin medida". En este poemario, el autor ofrece un menú breve pero extremo, de aconsejable relectura, doliente y carnívoro. "Como vegetariano que soy –cuenta a LD–, te digo que la carne que se consume en las páginas es la mía. Bueno, y la de quienes me sufren o me han sufrido, me temo".

Alonso es Licenciado en Historia –con un Máster en Formación del Profesorado–, "cantante ocasional" y hombre de letras: ha escrito guiones, artículos, libros sobre cine y las civilizaciones de la Antigüedad y el mejor ensayo en español sobre Nick Cave & The Bad Seeds. También trabaja la poesía: "Yo tuve un verso y libre y hermoso / pero ya no lo tengo". ¿Las musas son escurridizas, como de mercurio, o eres un escritor de oficio? "Soy un escritor de oficio para el ensayo y la prosa pero, y lamento caer en un cliché que no comparto, para la poesía funciono con fogonazos, algunas de estas están escritas mientras estoy dando clase o trabajando en la radio, otras parten de una chispa en momentos y lugares poco poéticos, otras son epifanías postradas en la cama... pero ninguna de estas poesías ha nacido de un modo reflexivo. Sí se han desarrollado siguiendo una pauta determinada para cada una de ellas, pero no han nacido de una reflexión pausada o consciente".

En el prólogo de Fauna fría, Nacho Vegas señala que a la obra le pone sólo "una pega importante", "y es un regusto a desesperanza que se le queda a uno atravesado en la garganta cuando llega al último verso". El librito que nos ocupa ofrece pocas salidas. Sus versos supuran, sulfurosos, dosis limpias de pesimismo y resignación. El poeta no se gusta en ningún lado ni quiere más líos, y aconseja dejar de jugar en caso de haber gastado la suerte. En "Las horas", leemos: "Me he dejado atrás, en tus ojos, / la esperanza, ay, la esperanza / de la que ya no quiero oír hablar de nuevo". Por su parte, el amor, latente y vivísimo, camina siempre por la cuerda floja, cerca de un patíbulo, y acaba por transformarse en otra cosa: "A ti / (también) te mentiré. / Diré que eres por quien vivo, / que no respiro más que tu aliento".

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El autor de 'Fauna fría', Jorge Alonso

De Fauna fría se agradece, formalmente, la pulsión rítmica y, en ocasiones, la rima. Alonso no es de esos presuntos poetas que escriben, por ejemplo: "El pájaro / trina / en el Mercadona que cerrará mañana". Le pregunto si cree que se está etiquetando como "poesía" a no pocas cosas que, en realidad, no lo son. Responde: "Totalmente. No creo que yo sea nadie para decir lo que es o lo que no es, pero sí lo que para mí es o no es, y creo haber escuchado esos versos que dices, o algunos similares, en unas cuantas ocasiones. Es cierto que no hago endecasílabos o alejandrinos o sonetos, pero efectivamente cuido el ritmo y la rima, son las ataduras a las que elijo someterme libremente, de modo que inclinan pero no obligan, como los genes".

Para finalizar, pregunto a Alonso por el Jardín de Giverny, que aparece en dos poemas. Responde: "Bueno, Monet es uno de mis pintores favoritos, estuve un poco obsesionado con él, y ese Jardín de Giverny creado a su imagen y semejanza se me antojaba algo así como el paraíso terrenal a medida que buscamos construir en la tierra, un paraíso personal, seguramente intransferible y, casi por definición, imposible".

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