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¡Felicidades, Julio!

El cantante cumple 69 años. Y esta confesión le retrata: "Amé a Isabel, a mis padres, hijos... Pero por encima está mi carrera".

El cantante cumple 69 años. Y esta confesión le retrata: "Amé a Isabel, a mis padres, hijos... Pero por encima está mi carrera".
Julio Iglesias cumple años

Este domingo, 23 de septiembre, Julio Iglesias cumple 69 años. Resulta que, cual cupletista de antaño, empezó "quitándose un año". A mí, que le publiqué su primera biografía, me aseguró haber nacido en 1944. Lo repetía un decenio después, en sus memorias. Hasta que su padre puso las cosas en claro. Se da por sentado que en 1943 es cuando vino al mundo. En la Coral de su colegio no lo admitieron por su mala voz. Veinteañero, no tenía idea de música: lo único que le apasionaba era el fútbol.

Era guardameta de uno de los equipos juveniles del Real Madrid cuando en un entrenamiento le paró un penalti al mismísimo Alfredo Di Stéfano. Entre tanto estudiaba Derecho. El doctor Iglesias le insistía en que, acabada la carrera, tendría que matricularse en la Escuela Diplomática. El accidente de coche, tantas veces contado, cambió su destino. Durante los veintidós meses que estuvo recuperándose, tras superar un primer diagnóstico en el que se aseguraba que muy probablemente se quedaría paralítico de por vida, se entretuvo con una guitarra que le regaló un ayudante de su padre, el practicante Eladio Magdaleno.

En ese tiempo gestó sus primeras canciones, una de las cuáles le supuso en 1968 ganar el Festival de Benidorm con La vida sigue igual. En su triunfo tuvo bastante que ver la ayuda que le prestó el entonces todopoderoso ministro José Solís Ruiz. El doctor Iglesias Puga era el ginecólogo de la esposa del político cordobés, padre de familia numerosa. La crítica musical de la época, en su gran mayoría, ignoraba los discos de Julio Iglesias. Pero en 1972 consiguió el inesperado éxito de Un canto a Galicia, muy bien recibido por los inmigrantes españoles, entre ellos miles de gallegos que adquirieron el disco. Y la notoriedad del madrileño se disparó. Un par de años después se ganó en México la ayuda de Jacobo Zabludowsky y Raúl Velasco, dos grandes presentadores de televisión. Y así inició Julio Iglesias su conquista del mercado de Hispanoamérica.

Establecido en Miami, apenas veía a sus tres hijos, fruto del matrimonio con Isabel Preysler. Julio se pasaba diez meses fuera de España y ella, harta de la situación, y al corriente de que el artista canoro le ponía los cuernos, pasó al ataque. Enterado Julio de las salidas nocturnas de su mujer, cortó por lo sano. Y desde el hotel que ocupaba en Buenos Aires conminó a Isabel a poner punto y final a su unión. Un comprensivo y tolerante Tribunal Eclesiástico de Brooklyn dictaría sentencia de nulidad matrimonial en 1978. Siete años habían estado juntos. Tiempo durante el que el cantante fue amasando su fortuna y una interminable lista de ligues y romances de corto recorrido. A "titi" por noche, más o menos, era la consigna de Julio. Amén de sus bacanales en su mansión de Indian Creek, tuvo invitados de la talla de Diana Ross, a quien quiso "llevar al huerto".

Muy finalmente y delante de varios testigos, ella le advirtió: "Deja de meterme mano. No lo soporto". Quiso también Julio hacer un dúo con Barbra Streisand. Ella ignoró con desdén la propuesta. Al enterarse del accidente mortal de Grace Kelly, de quien decía ser buen amigo, a Julio se le escapó esta frase delante de su mayordomo: "¡Qué pena! ¡La de portadas que me va a quitar esta semana...!". Desde que se casó con Miranda, que le ha dado cinco retoños, la vida sexual de Julio parece haberse apaciguado. En Indian Creek (que alternan con su residencia en Punta Cana, o en verano en Ojén, Málaga) pasan temporadas felices. Donde, por cierto, no hay libros en las estanterías; ni discos en su estudio... que no sean los suyos, claro. De las muchas entrevistas que le hice, no he olvidado esta confesión, que lo retrata: "Amé a Isabel, quise siempre a mis padres, a mis hijos. Pero por encima de todo está mi carrera. Sólo aspiro a la universalidad".

Sin duda que está en ese camino. Ha vendido trescientos cincuenta millones de discos en todo el mundo, en una docena de idiomas. "Sólo me retiraré cuando me muera", me dijo en una madrugada gallega. ¡Felicidades, Julio!

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