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Leonard Cohen lo "da todo" en Madrid en un concierto de cuatro horas

El cantautor ofreció un magistral show en el que sonaron temas míticos como "Suzzane", "In my secret life" o "Hallellujah".

El cantautor ofreció un magistral show en el que sonaron temas míticos como "Suzzane", "In my secret life" o "Hallellujah".

El reloj marcó las nueve y media de la noche y, mientras buena parte del público buscaba todavía su butaca, se colocaron en el elegante y sencillo escenario montado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid los músicos de Leonard Cohen, saliendo este último a escena, corriendo y sonriente, a sus 78 años. Puntual, vestido como un mafioso de los años 30, se quitó el sombrero, saludó, y dio el pistoletazo de salida a la noche con "Dance me to the end of love".

Al acabar la canción inicial, Cohen dio las gracias al público –al que se refirió siempre como "amigos"- y, grave y solemne, dijo: "No sé cuándo nos volveremos a ver, pero les aseguro que esta noche les daremos todo lo que tenemos". Y vaya si lo hizo: el cantautor canadiense ofreció un concierto que casi duró cuatro horas –con un descanso de veinte minutos en su ecuador, eso sí-.

Continuó el concierto con "The future", en la que Cohen dice "he visto el futuro, hermano: que es asesinato", con la mítica "Bird on the wire", y con "Everybody knows", con unos versos tan duros y actuales como los siguientes: "Todo el mundo sabe que el barco se está hundiendo; todo el mundo sabe que el capitán mintió".

"Sisters of mercy", "Hey, that’s no way to say goodbye", "Waiting for the miracle" o "In my secret life" fueron otras de las canciones que sonaron en la primera parte del concierto. Destacó el solo de laúd que hizo el músico español Javier Mas en la introducción de "Who by fire", siendo aplaudido en el desarrollo del mismo hasta tres veces por el respetable.

No sonaron muchas canciones nuevas, pero el público madrileño sí que escuchó las mejores de su último trabajo, Old ideas: "Darkness", "Amen" y "Going home" –en esta última, el cantautor se define como "un bastardo perezoso que vive en un traje"-. Antes del descanso, que duró 20 minutos, Cohen cantó otra pieza maravillosa, "Anthem", incluida en su disco The future, editado en 1992.

La segunda parte del concierto arrancó con "Tower of song", en la que Cohen improvisó un sencillo solo de teclado, muy aplaudido por el público. Consciente de que el tecleo no había sido magistral, el cantautor sonrió, se echó la mano sobre la cabeza e hizo un gesto como si hubiera salvado los muebles. Acto seguido, agarró su guitarra y entonó un himno: "Suzanne".

Cobraron protagonismo temas en acústico como "The guests" y Cohen delegó parte de poder en sus coristas: Charlie y Hattie Webb –las hermanas Webb- y Sharon Robinson. Estas cantaron, entre otras, "The gipsy’s wife" y "Alexandra leaving".

Avanzaba el reloj y el concierto iba a más: "The partisan", "Democracy", "I’m your man"... La gente tenía ganas de cantar estribillos, de que se le oyera, y Cohen dio pábulo a ello con "Hallellujah" y con "Take this waltz". Tras interpretar este último tema, el canadiense y su banda se despidieron.

Pero no, fue un amago. Leonard Cohen hizo tres bises, cada uno con dos canciones. En estos, el público pasó de la ortodoxia de la butaca, se levantó y se acercó al escenario. El Palacio de los Deportes cantó y bailó canciones como "So long Marianne" –en la que Cohen, emocionado, dijo: "Gracias por cantar"-, "First we take Manhattan" o "Closing time". El cantautor se arrodilló ante el público y se quitó el sombrero, mientras que algunos asistentes le regalaban ramos de flores. El canadiense se levantó, apretó las flores contra su pecho, y se volvió a despedir. De haber terminado aquí, el show hubiera durado tres horas y media.

Pero para sorpresa de todos, Leonard Cohen regresó al escenario para concluir con "I tried to leave you" y con "Save the last dance for me" –este último tema fue popularizado en 1960 por Ben E. King-, despidiéndose del público madrileño con un "por favor, bailen por última vez para mí".

Una banda de lujo

La banda que acompañó a Leonard Cohen la formaron Alexandru Bublitchi, al violín; Mike Scoble, a la armónica; Mitch Watkins, a la guitarra; el zaragozano afincado en Barcelona Javier Mas a la bandurria, al laúd, al archilaúd y a la guitarra de doce cuerdas; Neil Larsen a los teclados; Roscoe Beck al bajo; Rafael Gayol a la batería, y Charley y Hattie Webb y Sharon Robinson a los coros.

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