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20 años después de su muerte

Mónica Molina canta los éxitos de su padre

Adiós a España, Mar Blanca, Soy minero... Veinte años después de la muerte de Antonio Molina, su hija vuelve a cantar aquellos éxitos.

Adiós a España, Mar Blanca, Soy minero... Veinte años después de la muerte de Antonio Molina, su hija vuelve a cantar aquellos éxitos.
Mónica Molina y su padre, Antonio Molina

Antonio Molina fue uno de los más populares artistas de la copla. Se distinguía por una fina voz, de agudos sonidos, que estiraba hasta límites poco conocidos en ese género. Dominaba como nadie ese arte del falsete. A los oyentes de sus innumerables discos que sonaban en la radio española de los años 50 les parecía que iba a ahogarse, que no terminaría aquellos larguísimos finales. Pero no. El malagueño concluía sus canciones con absoluta naturalidad. Una voz privilegiada de alguien que no tuvo estudios musicales hasta que a finales de la década de los 40, pasando más hambre que el perro de un ciego, tuvo la fortuna de que lo escuchara cantar el maestro José María Legaza. Y también el gran músico y compositor Fernando García Morcillo.

Ellos le facilitaron repertorio propio, lo mismo que hicieron también Perelló y Montorio, reconocida pareja de autores. Y a partir de 1953 cambió su suerte, al convertirse en un cancionero de éxito. Esa notoriedad la mantuvo durante el resto del decenio y los primeros años del siguiente. Sus discos sonaban a todas horas a través de las ondas radiofónicas, lo que facilitó que triunfara con sus espectáculos de variedades. Fue de los primeros en llenar plazas de toros, porque el aforo de los teatros era insuficiente para complacer a su numerosa parroquia de seguidores. El cine aumentó los réditos de su popularidad: El pescador de coplas, Esa voz es una mina, Malagueña, La hija de Juan Simón...
 


A partir de mediada la década de los 60 su nombre fue perdiendo fuerza: por las nuevas modas musicales y también porque su garganta le pasaba factura por los excesos vocales cometidos años atrás. No obstante, se mantuvo en activo hasta pocos meses antes de su fallecimiento, acaecido el 18 de marzo de 1992. Este año, al cumplirse el vigésimo aniversario de su adiós, su hijo Micky protagonizó una función teatral donde recordaba la figura de su progenitor. Y ahora ha sido la menor de las hijas del inolvidable artista, Mónica, la que ha extendido ese homenaje familiar con un disco, que llevaba preparando desde hacía cinco años, recogiendo algunos de los más sonados éxitos paternos, tarea en la que le ha ayudado su hermano Noél, el menor de los Molina, en calidad de productor, y también aportando su toque de guitarra española y acústica.

No ha pretendido Mónica Molina emular a su padre, tarea imposible. No podría repetir aquellos sonidos de la voz de éste, aquellos rememorados falsetes, los finales de sus fraseos. La intención de ella era adaptar su voz a una serie de coplas que están aún en la memoria de millones de españoles. Eso sí: con otros arreglos, con otros ritmos, entre la balada y la rumba. Porque Antonio Molina las estrenó tal y como se las confiaron sus autores. Así Adiós a España era un pasodoble; una zambra, María de los Remedios; Cocinero, cocinero, tanguillo; una habanera Adiós lucerito mío; Mar blanca, un bolero...


Es innecesario ser crítico musical para observar que si se cambia el ritmo de una canción, su resultado es otro con respecto al original. Pero sin entrar en esa cuestión, despejado ya también el asunto de la voz, Mónica Molina ha cumplido dignamente su objetivo, que ella ha dicho no era otro que recordar las coplas de su padre sin competir con él. Posiblemente pensando en que van a escucharlas más gentes de su generación que de la de éste. Los que se entusiasmaban con el inigualable Antonio Molina de sus buenos tiempos, puede que ahora no reconocieran del todo estas versiones. Es el sexto disco de su carrera, en la que ahora está más volcada. Antes fue la pantalla: desde 1988 a 1995 rodó doce películas. Por cierto, viaja a menudo a Turquía, donde es bastante conocida por sus actuaciones. El próximo 24 de enero cumplirá 45 años y tiene un prometedor futuro.

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