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Sergio no puede actuar

Sergio, obligado a dejar El Consorcio por una seria enfermedad

El grupo rindió el sábado un gran homenaje a Juan Carlos Calderón, pero sólo cuatro de sus miembros pudieron actuar.

El grupo rindió el sábado un gran homenaje a Juan Carlos Calderón, pero sólo cuatro de sus miembros pudieron actuar.
Sergio, el segundo por la derecha de la foto. | Cordon Press

Hacía cuatro años que El Consorcio no cantaba en Madrid, desde que lo hiciera en el Teatro Calderón. Por eso, su reaparición este último sábado fue todo un acontecimiento: alrededor de mil ochocientas personas los aplaudieron con entusiasmo a lo largo de ochenta minutos; lo que duró su magnífico recital en el Hotel Auditorium en homenaje al hombre que los descubrió para la música, el autor de la mayoría de su repertorio, Juan Carlos Calderón, fallecido en diciembre del pasado año.

Pero hubo una ausencia importante en el escenario. Faltaba uno de los componentes del quinteto bilbaíno, formado en 1993 con los hermanos Amaya, Estíbaliz e Iñaki Uranga, Carlos Zubiaga y Sergio Blanco. La esposa de éste, Estíbaliz, ya casi finalizando la velada, se dirigió al respetable, un tanto emocionada: "Ahí, en alguna butaca está mi chico, que no ha querido faltar este día". Y, en efecto: mezclado entre ese cerca de dos millares de espectadores se hallaba Sergio, un ser encantador, estupendo cantante, baza importante primero en Mocedades, luego formando dúo con su mujer y, finalmente, enrolado en El Consorcio. Lleva ocho meses sin poder actuar con sus compañeros, con los que siempre se ha sentido en familia, no en vano dos de ellos son sus cuñados. Pero es que, aparte de esos lazos, siempre se han llevado de maravilla. Y ya es mérito que hayan convivido más de cuatro décadas, dentro y fuera de los escenarios.

Sergio Blanco está delgado, tiene algunas dificultades para moverse, pero no ha perdido su eterna sonrisa de chico bonachón, amable y educado. Nos conocemos de hace muchos años. Me cuesta preguntarle cómo se encuentra. Él confía remontar su enfermedad, pero me dice que es consciente de que no podrá cantar en público, de momento y durante largo tiempo. ¿Y grabar discos? "Bueno, eso, tal vez".

Mal fario, que dicen los calés. Porque Amaya, la extraordinaria voz solista de siempre de Mocedades y ahora El Consorcio, viene soportando hace unos meses unos fuertes dolores, consecuencia de su lesión de fémur. Eso la obliga a permanecer en pie lo menos posible. Así es que en el recital de este sábado, que fue a beneficio de la Fundación Padre Arrupe, hubo de sentarse a intervalos. Sin perder nunca su gran vitalidad y, sobre todo, su estilo, su fuerza interpretativa, bien secundada por su hermana Estíbaliz, bienhumorada siempre y asimismo dueña de una prodigiosa garganta. Con ambas, su hermano menor, Iñaki, que ha heredado las virtudes vocales de los Uranga. Completando el ahora disminuido quinteto, que será en adelante sólo cuarteto, Carlos Zubiaga, sólido componente de El Consorcio. El representante del grupo, Emilio Santamaría, me confirmó que la baja de Sergio, lamentable por su importancia, no será obstáculo para que El Consorcio siga cumpliendo sus compromisos.

El homenaje a Juan Carlos Calderón resultó un éxito. Escuchamos una decena de canciones (salvo Pange lingua) todas ellas compuestas por el gran autor desaparecido: La otra España, El vendedor, Secretaria, Tómame o déjame, Quién te cantará y Eres tú, que El Consorcio hubo de bisar ante las estruendosas ovaciones.

La gala contó con la excelente Orquesta Séptimo Arte, dirigida espléndidamente por la juvenil Inma Shara. Hubo una parte dedicada al jazz, que tan apasionadamente amaba Calderón, a cargo de Santiago Reyes y Juan Muro Quartet. Y otra, muy emotiva, protagonizada por Teresa Escalera, de diecisiete años, nieta del homenajeado compositor cántabro, que se vislumbra como una virtuosa pianista.

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