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La revista musical española ha cumplido 150 años

Celia Gámez fue la reina del género. La última de ellas fue Lina Morgan.

Celia Gámez fue la reina del género. La última de ellas fue Lina Morgan.
Celia Gámez | Archivo

La revista musical ha tenido siempre en España un atractivo popular. Su nacimiento se fija en el Madrid de 1864, si bien comenzó a divulgarse a partir del estreno de La Gran Vía, el 2 de julio de 1886, en un teatrillo veraniego situado en los alrededores del Parque del Retiro, escrita por Felipe Pérez y González, con música de Federico Chueca y Joaquín Valverde. Cierto es que tal obra se considera una de las mejores del denominado género chico, mas no olvidemos que sus propios autores la etiquetaron como "revista madrileña cómico-lírica-fantástico-callejera". A la primigenia definición de revista como una mera sucesión de números musicales hay que agregar esta otra: obra breve caracterizada por una estructura episódica en donde se pasa revista a distintos sucesos de actualidad.

La capital de España fue sede de los más destacados estrenos, si bien Barcelona sería también feudo de teatros dedicados a este tipo de espectáculos con varios locales situados en el Paralelo, en los comienzos del siglo XX. Valencia, con su reconocida pasión musical, fue la tercera gran capital española en dar a conocer un variado muestrario de este género. Al aludir que la revista contenía en sus libretos críticas a asuntos de actualidad estamos incidiendo en que en sus inicios tuvo matices políticos indudables. Los problemas del Gobierno de turno o de cada municipalidad eran llevados a los teatros de revistas. "La Gran Vía" mencionada, que todavía se representa con éxito, aludía a los primeros planes del Ayuntamiento de la Villa y Corte para derribar un sinfín de edificios de estrechas callejuelas y alumbrar una avenida o gran calle, lo que no sucedería hasta 1910, fecha de su inauguración por Alfonso XIII. El libreto de La Gran Vía contiene pasajes irónicos, también mordaces, alusiones a las chicas de servir" (El tango de la Menegilda), un retrato del Caballero de Gracia, un número acerca de los ladronzuelos que pululaban por doquier (Jota de los Ratas) y más ácidas alusiones a las corruptelas de los políticos del momento. Nada nuevo bajo el sol podríamos decir ahora.

Le revista musical española tuvo también un ángulo picaresco, con cuplés llenos de retruécanos, de frases de doble sentido. Así, en 1907 se daba a conocer "La alegre trompetería", de Antonio Paso y Vicente Lleó, donde se cantaba "La regadera", con aquello de "Tengo un jardín en mi casa / que es la más de rebonito; / pero no hay quien me lo riegue / y lo tengo muy sequito". Naturalmente la cupletista, con falso aire de ingenuidad, se llevaba las manos a sus partes pudendas entre el regocijo de los caballeros.

Con la llegada a España, mediados de los años 20, de la argentina Celia Gámez sus espectáculos revisteriles serían menos procaces, sin explícitas alusiones sexuales, lo que determinó que a sus estrenos acudieran matrimonios, ellos desde luego para alabar las pantorrillas de las "vedettes" y las esposas para fijarse sobre todo en el elegante vestuario de "la Gámez". Popularizó chotis, pasodobles, marchiñas como "Pichi", "Por la calle de Alcalá", "Tabaco y cerillas", "Mírame", "El beso", "Los nardos", "Banderita"… Canciones que suenan aún de vez en cuando pertenecientes a lo mejor del repertorio revisteril de Celia: "Las Leandras", "La Blanca Doble", "Las corsarias", "Yola"…

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Pablo Lizcano entrevista a la cantante argentina en una edición de su programa.


Después de Celia Gámez destacaron otras "vedettes", como Queta Claver (luego dedicada al teatro dramático), Virginia de Matos (que ni cantaba ni bailaba pero fue la más escultural de todas ellas), Maruja Tomás… Se dio el caso de una cubana que aterrizó en España, María de los Ángeles Santana, a quien prohibió la censura seguir anunciándose desnuda. En los años 50 la que enseñaba los pechos por su cuenta y riesgo era Gracia Imperio, a quien asesinó parece que un novio celoso, crimen nunca resuelto. Y estaba Concha Velasco, que se inició precisamente en el mundo del espectáculo en la compañía de Celia. Buscaba trabajo, se presentó ante ella y la única prueba que le hizo fue ésta: "¡Enséñame las piernas!". La contrató acto seguido. En cuanto a Esperanza Roy pasó de ser bailarina de español en compañías europeas a primera "vedette" en su retorno a Madrid, para convertirse más adelante en una estupenda actriz cinematográfica.

Destacó asimismo Licia Calderón, también actriz teatral posteriormente, que se casó con Jesús Puente. Y Mariluz Real, que dejó el teatro Martín para desposarse con el extremo del Real Madrid Paco Gento. Otras figuras ya de los años 70 y 80 fueron Bebe Palmer, Addy Ventura, Vicky Lussón, María José Nieto y un largo etcétera. De los varones, triunfaron en la revista: Lepe y Heredia, Pepe Bárcenas, Antonio Casal, Ángel de Andrés, Tony Leblanc, Gila, Zorí, Santos y Codeso, Juanito Navarro, Quique Camoiras, Pedro Peña, Pajares, Esteso… La última gran estrella de la revista fue Tania Doris, descubierta por Matías Colsada, el más importante empresario del género, que llegó a tener tres o cuatro compañías simultáneamente actuando por toda España.

Desde luego, como "supervedette" cómica nadie igualó a Lina Morgan que si en físico no podía competir ni con Tania ni con otras, en su papel tantas veces repetido de chacha pueblerina y patizamba arrancaba las carcajadas del público desde que salía a escena hasta el final. Ninguna otra le haría sombra en el terreno de la comicidad. Lástima que ahora atraviese inciertos momentos de salud. El pasado 20 de marzo cumplió setenta y ocho años. A sus más íntimos y allegados les hace llegar mensajes, pero sólo su administrador y el chófer y casi nadie más son recibidos en su confortable casa. Apenas se han dado detalles de su enfermedad, impedida muchos meses para hablar sin dificultad y moverse con soltura. La revista musical española tuvo su edad de oro entre los años 40 y 60. Tras la Transición, fue perdiendo paulatinamente pujanza. Los desnudos totales no llevaron ya espectadores a los teatros conforme se llegaba al siglo XXI. Y hoy son escasas las compañías dedicadas al género, que no obstante tiene sus seguidores. Y hasta hay un estudioso y erudito historiador, el más completo en lo suyo, Juan José Montijano Ruiz, doctor en Filología Hispánica, que ha publicado una decena de libros, imprescindibles para quien desee conocer la historia de la revista musical española.

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