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Rosa Belmonte

Kalinka

Las Rockettes y el coro del ejército ruso son lo más parecido que queda a esa guerra fría que ahora echamos de menos. Era preferible la tensión nuclear que estos animales de Al Qaeda o el Daesh.

De pequeña me gustaban mucho los coros y bailes del ejército ruso. Casi tanto como la Nocilla y el verano. Esos bailarines me gustaban más que el ballet Zoom, dónde va a parar. Toda esa gente sobre el escenario haciendo cosas que no hacíamos en España. Esos comunistas que cantaban y bailaban tan bien. No sólo eran más que en el Orfeón Donostiarra sino que encima llevaban gorras tan grandes como paelleras. También me gustaba que existiera la URSS. Y todos los demás. El 56% de los rusos lamenta su desaparición. Y no sólo porque Putin haya dicho que la desaparición de la URSS ha sido la mayor tragedia geopolítica del siglo XX. Quizá más porque el 75% de la riqueza del país está en manos del 1%. Según Serguei Brin, uno de los fundadoees de Google y ruso de origen, Rusia es "Nigeria con nieve". Oh, sin blanca en Navidad.

George Michael se muere de pronto en 'Last Christmas' y el avión militar ruso se ha ido a caer al mar Negro a los 25 años del fin de la URSS. Casi una conmemoración. Iban a actuar para el ejército ruso en Siria, como Rosa Morena en Sidi Ifni. Iban a cantarles 'Kalinka', no una jota. ¿Quién quiere escuchar una jota de los rusos? Es como querer escuchar a Georgie Dann cantando el 'Casatschok'. Bueno, ya sé.

Cuando semanas atrás leía que Trump no tenía quién le cantara en la inauguración pensaba en lo bien que quedarían los rusos de su amigo Putin (es lo único extravagante que le queda a Trump por hacer antes de ponerse a gobernar). Cuando, además de coros mormones y otras menudencias, sólo tenía a Jackie Evancho, de 16 años, para cantar el himno nacional, pensaba en los rusos (el sombrero de Aretha Franklin en la primera toma de posesión de Obama abultaba más que esta chiquilla de 'America's got talent').

Menos mal que a alguien con cerebro, sentido del espectáculo y espíritu estadounidense se le ha ocurrido llevar a las Rockettes (parece que pueden hacer objección de conciencia y no ir). Las Rockettes son ese tipo de cosas que uno debe ver al menos una vez en la vida. Como Las Vegas. Como Auschwitz. Como 'Encadenados'. Como 'Las Meninas'. Como las películas de Martínez Soria. El cursi 'Christmas Spectacular' en el neoyorquino Radio City Music Hall resulta inolvidable. Aunque sólo sea por ese manojo de piernas levantándose a la vez. Demostrando que no hay que ser chino o coreano para la sincronización perfecta de mucha gente junta.

Las Rockettes y el coro del ejército ruso son lo más parecido que queda a esa guerra fría que ahora echamos de menos. La echo de menos por 'Cortina rasgada' y porque era preferible la tensión nuclear que estos animales de Al Qaeda o el Daesh. Cómo me gustaría ver a las Rockettes bailando al son de 'Kalinka'.

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