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"Lo niego todo": Sabina vuelve con una canción magnífica con palo a Montoro

El cantautor publica este viernes el single que da nombre a su próximo disco de estudio, que verá la luz en marzo.

Joaquín Sabina (Úbeda, 1949) canta como un velocirraptor domado con bronquitis sobre una melodía que sabe a Lennon en "Lo niego todo", adelanto homónimo del que será su próximo disco, que verá la luz en marzo, y cuya biopsia –poética, cruda, nostálgica, irónica y lúcida– podemos degustar desde este viernes.

"Lo niego todo" es una pieza compuesta por las seis manos del propio Sabina, de Benjamín Prado y de Leiva. El segundo relata que la canción empezó con una idea del primero: "Ya sabes –cuenta el poeta que le dijo el cantautor–, se trata de cambiar la leyenda del calavera, el juglar del asfalto y el profeta del vicio, como me llamaron en un periódico de Chile, por la imagen de un tipo que llora con las películas de sobremesa los domingos por la tarde".

Según Prado, "los primeros versos" aparecieron en un restaurante de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz): "Aquella estructura basada en la negación, lo niego todo, esto y lo otro, lo bueno y lo malo, lo que me atribuyen y lo que puede que sea… Ahí estaba, era ella, había que atraparla y empezamos a disparar en todas direcciones. Volvimos a casa y no paramos de buscar y encontrar". Al poco, el exPereza puso la melodía como si a Sabina "le hubiesen leído el pensamiento".

En "Lo niego todo", el bardo reniega de su personaje, del dicen que dicen, del escaparate:

Ni ángel con alas negras
ni profeta del vicio,
ni héroe en las barricadas
ni okupa, ni esquirol,

ni rey de los suburbios
ni flor del precipicio,
ni cantante de orquesta
ni el Dylan español.

(…)

Lo niego todo
aquellos polvos y estos lodos,
lo niego todo,
incluso la verdad.

La leyenda del suicida
y la del bala perdida,
la del santo beodo.
Si me cuentas mi vida,
lo niego todo.

Acto seguido, Sabina se refiere al "tiburón de Hacienda / confiscador de bienes". En septiembre del año pasado, varios medios publicaron que el cantautor disponía de una estructura de Nummaria para manejar un patrimonio de, al menos, 6.742.959 euros. La oficina del artista admitió que es cliente del despacho, señalando que él lo tenía "todo pagado".

Según declaró Sabina en La Sexta Noche, él se ha sentido perseguido por el Ministerio que rige Cristóbal Montoro: "Están haciendo unas inspecciones brutales. Están interpretando la Ley de Sociedades, que era completamente legal para mucha gente. Por ejemplo: yo viajo con 32 personas. Hay dietas, hay hoteles, hay sonido, hay luces… Eso no es una sociedad para ellos. Antes sí lo era; ahora no". "No me han multado. Yo lo que he hecho ha sido pagar preventivamente. He pagado todo lo que ha pedido, tengo un certificado, y luego he recurrido", añadió.

Nuevo productor; nuevos músicos

Desde un punto de vista sonoro, "Lo niego todo" aporta un lifting instrumental y melódico que a Sabina le urgía –él mismo reconoció que quería haber sacado un disco con canciones nuevas antes, pero que la conexión con sus escuderos habituales, Pancho Varona y Antonio García de Diego, era la de un matrimonio aburrido–. Leiva es la "novia nueva", la ventana abierta que aporta un punto de vista distinto, con menos carcoma, más picante.

Además, la banda que arropa a Sabina en Lo niego todo –álbum– la conforman primeros espadas del rock español, como el baterista José Niño Bruno, el bajista Candy Caramelo, el teclista César Pop o, a las guitarras, Ariel Rot –quien compone la melodía de "Postdata"– y Carlos Raya, amén del propio Leiva. Sin embargo, para la gira –que arranca el 20 de abril en Quito–, el cantautor recurrirá a sus músicos de siempre.

Es la primera vez en ocho o diez años que una canción de Sabina no suena a marca blanca de sí mismo. El canapé ofrecido augura un banquete de gourmet. Ya iba siendo hora.

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