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Cuando fuimos los mejores (I): De la nada a Slipaway

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Anoche estaba algo nostálgico y me puse a revisar mi colección de discos. Realmente buscaba algo clásico que hiciese de  banda sonora en mi sueño, pero me encontré con una serie de trabajos que me trajeron recuerdos inmejorables. Momentos de alegrías, sueños y golpes de realidad, pero en definitiva, años felices. Y quiero hablaros de aquella escena musical, la cual se difuminó en pocos años, pero que nos hizo sentir únicos, modernos, influyentes y auténticos. Por eso me gustaría compartir con vosotros aquellos momentos y experiencias, mostraros a músicos geniales a los que les debo en gran parte, el camino que diseñó la música para mí. Simplemente os pido el mayor respeto del mundo hacia amigos, compañeros y músicos, que si bien a muchos de vosotros no os gustarán, tienen tanto mérito como vuestros ídolos. Guiño especial a mi amigo Toni Freire.

Año 2000, quince años cumplidos y cientos de caminos por explorar. El pinar del pueblo es el centro de reunión de los jóvenes, donde se van formando grupos y conversaciones de lo más variado. En algún momento, oí una voz que hablaba de bandas como Korn, Marilyn Manson o Deftones. Discretamente, mis ojos comenzaron a buscar el foco de dicho mensaje, con el fin del poner cara a ese joven tan histriónico en sus comentarios. Ahí estaba. Pantalones anchos, camiseta de Korn y gorra a lo Fred Durst. En aquel momento no imaginaba que meses después daríamos nuestros primeros conciertos juntos.

Aquel chico se llamaba Mark M. O´Connell. Un jovencísimo guitarrista que adoraba tanto o más que yo la música, pero con una personalidad tan auténtica, como difícil de llevar. A los días de conocernos ya estábamos en su cuarto intentando componer música, pero nos faltaba gente y más calidad, así que compañeros de instituto como Juan Diego Gosálvez (actual baterista de Anni B Sweet, Alex Ferreira, Aaron Thomas, Cesar&Parker, Lex Makoto, Tuya, Jonston…) y Álvaro Gutiérrez, excelente teclista y primo de Juandi, con los que comenzamos a dar forma a un proyecto llamado Slipaway. Al poco tiempo y por medio de una amiga (Guri), entró Daniel Núñez en la banda como bajista. Un amante de Metallica y con unos cuantos años más que nosotros, lo que nos ayudó a centrarnos en la música y no en las fans.

Con la banda formada y con la ayuda de Félix, amigo, músico y productor que siempre echó una mano, fuimos cerrando una serie de versiones y canciones propias que nos llevaron a debutar en las fiestas patronales de Villanueva de la Cañada. Nuestra primera prueba de fuego, y el inicio de una serie de eventos por Madrid y Barcelona. Slipaway comenzaba a sonar por la red y nos fuimos directos al estudio de Hugo (ex bajista de Terroristars), donde confeccionamos nuestra primera demo: Marea Negra. Varios conciertos de presentación y algún que otro festival nos llevó a la dura conclusión de que no estábamos en la misma onda, saliendo de la banda Juandi y Álvaro, para dar entrada a Miguel “Pop8” a la batería y desterrar los teclados. Esta decisión sería el final de la banda.

Continuará

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comentarios
1 Ortega y Punset, día

Tu narración me trae buenísimos recuerdos. La pega es que nosotros nunca fuimos tan buenos como para subirnos en la furgo con todos los bártulos, y carretera y manta... Pero nos lo pasábamos de p.m.