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'Las chicas de oro' cumplen los 30

Las cuatro damas más famosas de la televisión se encontraron tal día como hoy en 1985. Su gran legado: hay mucha vida después de los 60 años.

Las cuatro damas más famosas de la televisión se encontraron tal día como hoy en 1985. Su gran legado: hay mucha vida después de los 60 años.
Las chicas de oro

"Has hecho el episodio piloto perfecto": se lo dijo el productor Bruce Paltrow, padre de Gwyneth, a Susan Harris, creadora de 'Las chicas de oro', tras la grabación del primer episodio. Blanche, Rose, Dorothy y Sofía se encontraban por primera vez hace exactamente 30 años. Después vendrían otras 179 entregas durante siete años, 11 premios Emmy y cuatro Globos de Oro, fama imperecedera para sus protagonistas y legiones de admiradores que siguen renovándose.

La premisa de la serie -cuatro mujeres mayores compartiendo casa en Miami-, debió de sonar en su día tan poco apetecible como hoy. Cuatro actrices, solas la mayor parte del tiempo en un único decorado, hablando de divorcio, viudedad y arrugas, sentadas comiendo tarta de queso. No se trataba de la forma, sino del fondo. Por un lado, cuatro personalidades bien definidas: la sexualmente liberada ("Me llamo Blanche Devereaux, y sé que no viene al caso, pero tengo articulaciones dobles) pone un anuncio para compartir su mansión y su soledad; a él responden Rose, una asistente social de expansiva bondad pero pocas luces ("Entonces, ¿George Bush no está casado con su madre") y Dorothy, una mordaz maestra traumatizada por un amargo divorcio. La madre de esta última, Sofía, la más ácida y lenguaraz de las cuatro ("Hago pis puntualmente a las siete de la mañana. Lástima que nunca me despierte antes de las ocho"), se une tras huir del incendio del asilo en el que está internada.

El guión se limitaba a dejar interactuar a estos cuatro personajes. Se repetían las situaciones, pero cada chiste parecía nuevo. Y en esa rutina está parte de su gracia: el espectador pierde la cuenta de las veces que Sofía llama promiscua a Blanche (-"Mi cuerpo es como un templo". -"¡Abierto día y noche!"), de todos los comentarios sobre la poco despierta inteligencia de Rose (-"¿Dorothy, puedo hacerte una pregunta tonta?" -"Mejor que nadie"), de los amargos recuerdos y jugosas historias del pasado siciliano de Sofía (“Tu padre hacía continuamente cosas sin consultarme. ¿Cómo crees que me quedé embarazada de tu hermano Phil?”). En una entrevista reciente, Susan Harris menciona otra de las razones del impacto de la serie: "Tiene un reclamo mucho más profundo. Creo que todos, incluidos los jóvenes, se sienten solos en algún momento de sus vidas, y tienen miedo a acabar solos. Estas mujeres muestran que no hacen falta relaciones ni familias tradicionales para ser feliz".

Antes y después del oro

Ninguna de las cuatro chicas era una gran estrella. Estelle Getty, la inolvidable y diminuta Sofía, comenzó tardíamente su carrera, con pequeños papeles como el de Tootsie. Consiguió el papel de madre de Dorothy a pesar de ser un año más joven, una situación que se disimulaba con un tosco maquillaje. Estuvo al lado de Sylvester Stallone en ¡Alto!, o mi madre dispara (1992). Falleció en 2004. Blanche estaba encarnada por Rue McClanahan. Haciendo quizá honor a su personaje, se casó seis veces. Coincidió con dos de las chicas en series anteriores. Salió en Starship Troopers (1997). Nos dejó en 2010. La más conocida era Bea Arthur (Dorothy), que había protagonizado la comedia televisiva Maude y había triunfado en los escenarios al lado de Angela Lansbury con Mame. Su voz ronca y apariencia alta corpulenta le brindaron papeles de mujer de gran carácter. Fue su deseo de abandonar Las chicas de oro lo que significó el fin de la serie. Hubo un spin-off con las tres restantes, llamado Hotel de oro, que solo aguantó una temporada. Arthur murió en 2009.

Nos queda Betty White, la única chica de oro viva. Ya nonagenaria y con una vitalidad envidiable, nos brindó hace pocos años un monólogo memorable sobre Facebook en el Satudary Night Live ("En mis tiempos también teníamos agenda de contactos, pero no la mirábamos todo el santo día") y actualmente forma parte del reparto de la serie Póquer de reinas.

De oro, y españolas

Las chicas de oro comenzó a emitirse por la 1 de TVE en septiembre de 1986. Tal fue su popularidad que hasta dos intentos se han hecho de crear una versión española. La primera, en 1996, se tituló Juntas, pero no revueltas, una libre adaptación con Amparo Baró, Mónica Randall, Kiti Manver y Mercedes Sampietro como protagonistas. Arrancó bien pero solo aguantó un año. En 2010, con el mismo nombre de la serie original, se estrenó un remake totalmente fiel con Concha Velasco, Lola Herrera, Alicia Hermida y Carmen Maura. Ni siquiera este espectacular reparto consiguió hacer soportable su única temporada.

Si se han reído al menos una vez leyendo esto, si son capaces de obviar las hombreras y los tonos pastel, si tienen la fortuna de sortear el doblaje español -no malo, pero con un tono añejo que no le beneficia en nada-, si son capaces de acercarse sin prejuicios a una serie de la que bebieron claramente Friends -más histriónica- y Sexo en Nueva York -muy dependiente de su época-, hoy puede ser un buen día para descubrir esta serie. Cumple 30. O quizás cumplan 90. Ahí permanecen, aunque solo quede una. Da igual. Siguen siendo de oro.

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