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Daniel Rodríguez Herrera

Cersei Lannister, la cuñada de 'Juego de Tronos'

Cersei es alguien a quien gustan las soluciones firmes a problemas complejos, las medidas que solo en apariencia parecen resolver las cosas

Cersei es alguien a quien gustan las soluciones firmes a problemas complejos, las medidas que solo en apariencia parecen resolver las cosas

Aun a riesgo de parecerme en algo a Pablo Iglesias, vade retro Satanás, es cierto que la ficción puede a veces ofrecernos enseñanzas, o al menos pistas, que puedan ayudarnos a entender mejor cómo funciona la política. Acaba de terminar la sexta temporada de la serie preferida del líder de Podemos con un extraordinario final en el que Cersei, algo apagada durante las dos últimas temporadas, vuelve a tomar las riendas de su destino a su estilo.

(Contiene spoilers)

Después de que su hijo eliminara del tablero la opción más evidente que tenía de quedar libre del juicio religioso que le espera, Cersei decidió eliminar a todos sus enemigos de un plumazo con una acción terrorista digna del rey loco. Pero como lleva haciendo desde el principio de la serie, no tuvo en cuenta las consecuencias de sus actos más allá de lo inmediato. Cuando se quejó a su padre de que no confiaba en ella por ser mujer, Tywin respondió que no era cierto, que no la tenía en cuenta porque no era tan inteligente como creía ser. Y nada hay más cierto. Lleva demostrándolo desde el principio, porque es relativamente sencillo elaborar planes que cumplan con su función inmediata; lo difícil es conseguir que también te favorezcan o al menos no te perjudiquen a más largo plazo.

Así, la destrucción del Gran Septo con fuego valirio le permite seguir jugando instalada en el Trono de Hierro, pero a un precio muy alto: la carencia absoluta de legitimidad; el suicidio de su hijo, que no era una reacción tan extraña en Tommen; y quién sabe si la destrucción de su relación con Jaime, que se ganó su título de Matarreyes justo por evitar que Aeris hiciera lo que ha hecho Cersei. Pero ya había pasado antes. Conspiró para asesinar a su marido, el rey Robert Baratheon, lo que le permitió librarse de las acusaciones de incesto de Ed Stark y poner a su hijo en el poder, pero a cambio de provocar una brutal guerra civil. Su sabotaje contra Tyrion cuando era Mano del Rey a punto estuvo de costarle la vida, pero su empeño por matarlo después puso a otro de los siete reinos, Dorne, en contra de los Lannister. Planeó frenar a los Tyrell casando a Sansa con Loras, pero acabó siendo ella la prometida del caballero de las flores. Armó la Milicia de la Fe para frenar la influencia de Margery, pero terminó siendo arrestada y obligada a caminar desnuda por las calles de Desembarco del Rey. Todos sus maquiavélicos planes funcionan bien en un primer momento para desmoronarse poco después; simplemente no es capaz de mirar más allá de las consecuencias inmediatas.

Cuando Henry Hazzlit escribió La economía en una lección quiso divulgar con el mayor número de ejemplos posible lo que creía que era la más importante que todos debíamos saber sobre la materia, que "el arte de la economía consiste en mirar no sólo a lo inmediato, sino los efectos largos de realizar cualquier acto o política, consiste en ubicar las consecuencias de esa política no sólo para un grupo sino para todos los grupos". Aunque naturalmente a Cersei no le importa nadie que no sea ella misma y una parte cada vez más reducida de su familia, olvidar esa lección es lo que le convierte a uno en eso que se ha dado en llamar "cuñado" en términos políticos. Alguien a quien gustan las soluciones firmes a problemas complejos, las medidas que en apariencia parecen resolver las cosas, pero que cuando se analizan aunque sea un poquito se derrumban como un castillo de naipes y terminan siendo contraproducentes. Como, no sé, apoyar a la extrema izquierda bolivariana por acabar con la casta política tradicional.

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