El Circo del Sol es como ver a Celine Dion en Las Vegas. El summum. Pero tras verlo, hay dos tipos de personas: quien no volvería en la vida, y quien se sentaría en el patio de butacas a contemplarlo el resto de sus días. De todo tiene que haber. Quien haya ido otras veces al Circo del Sol, con Amaluna se encontrará lo de siempre.
Cirque du Soleil es famoso por sus señas de identidad: la carpa blanca, la música compuesta para cada espectáculo, una orquesta en directo, y un gran marketing. La fórmula mágica ha sido repetida, imitada e -incluso- mejorada por otras compañías que hacen lo mismo (o muy parecido) pero más barato. Sin embargo, el original siempre será el original, y lo demás: mera copia.
Amaluna, no obstante, no es de los espectáculos más sobresalientes de la compañía. Quizá porque está arrancando la gira en Europa (aunque se estrenó en 2012), o porque hace justo un mes la empresa cambió de manos, esta representación es más producto que nunca (que diría Risto Mejide). Tiene la luna como leit motiv, obvio, pero cuenta también con dos elementos importantes en su puesta en escena: el agua y las plumas. A mí los pavos reales me fascinan, desde El Puma, así que no puedo ser objetiva, pero reconozco lo kitch de la escenografía: ya les digo que esto es Las Vegas. No tiene las melodías emocionantes de Alegría (sin duda, uno de los mejores espectáculos), ni las acrobacias trepidantes de Kooza, ni tampoco el lirismo de Corteo, por citar tres de los shows anteriores. Amaluna tiene un poco de todo, pero mucho de nada, es una receta muy generalista para gustar a todos los públicos. Funciona pero no emociona. ¿Dónde está el "más difícil todavía"?
Entre los números más destacados está el cuenco del agua (su nombre lo dice todo) y el hula hoop (también en el agua). El toque oriental está presente por el vestuario, sus acróbatas y malabaristas, personajes, y música. El hilo conductor es una historia de amor que queda diluida entre número y número.
Pese a todo, si nunca ha visto un espectáculo del Circo del Sol yo le animaría a que lo viera, aunque solo sea por la experiencia. Así podrá decidir si está en el grupo de los que volvería a ver a Celine Dion en Las Vegas, o los que por nada del mundo se verían en otra igual.
Los precios
No es un espectáculo familiar. No por el contenido, sino por los precios. Oscilan entre los 30 euros (con visibilidad tan reducida como la comodidad) a los 200 euros. Luego tienen todo tipo de fórmulas para los fans, apasionados o directamente groupies del espectáculo (que si pase VIP, que si vea las bambalinas, que si visita privada…) y todo ello con un jugoso sobrecoste. Si hay oferta es que debe haber demanda. Al igual que con los productos con su firma (camisetas, carteles y demás). Para el entreacto se hace imprescindible traer el bocadillo de casa, como en el fútbol. Lo de las pipas no, porque queda feo y mancha la moqueta.
Una gran compañía
El motor que mueve este circo es el marketing y -en última instancia- el dinero. Para hacer este espectáculo (y la decena que tienen en gira, además de los permanentes de Las Vegas) tienen un engranaje de miles de empleados, de los cuales más de 1.000 son artistas. Y una marca, muy reconocida, que no les da tantos beneficios como quisiera Guy Laliberté, creador de la fórmula, que se vio obligado a vender quedándose con un 10% de la compañía y la parte creativa. 30 años después de su nacimiento, ha querido mantener la sede en Montreal (Canadá) por respetar los orígenes, aunque ahora los hilos los mueven los inversores asiáticos. Solo por la explotación del nombre, música y derechos de imagen se pueden imaginar las cifras millonarias que ingresan y que se multiplicarán con la expansión a China.
ESPECTÁCULO: Amaluna - Circo del Sol
LUGAR: Escenario Puerta del Ángel (MADRID)
FECHAS: En Madrid hasta el 21 de junio, después continúan gira en Portaventura en julio
Autor: Guy Laliberté
Director creativo: Diane Paulus
Coreografía: Debra Brown
Dramaturgia: Randy Weiner
Diseño de maquillaje: Eleni Uranis
VALORACIÓN: 6/10