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'La Reverte', una mujer torera que era varón

Alternó con Machaquito y Lagartijo, dos de los más grandes toreros cordobeses de la historia. En 1909 dejó buen cartel en su presentación en Madrid.

Alternó con Machaquito y Lagartijo, dos de los más grandes toreros cordobeses de la historia. En 1909 dejó buen cartel en su presentación en Madrid.
'La Reverte' | Archivo

Este viernes 8 de mayo comienza "la feria taurina más larga del mundo", la de San Isidro, en Madrid. Treinta y un festejos seguidos, con la plaza Monumental de las Ventas llenándose muchas tardes. Como ir a la oficina un mes entero a las siete de la tarde. Pero con gusto. Observo que no se anuncia ninguna mujer en los carteles. Como el colectivo de feministas no parece ser aficionado a la fiesta brava, nadie protesta. Tampoco últimamente ha destacado ninguna fémina en los últimos tiempos, desde que se retirara Cristina Sánchez y luego compareciera en los ruedos con relativos éxitos Mari Paz Vega. Leí en Libertad Digital hace un par de semanas un artículo sobre Stella Walsh, la campeona olímpica… que resultó ser un hombre. Un fraude. Al respecto, y volviendo al mundillo taurino, les evoco una historia parecida a esta última: la de María Salomé La Reverte, quien gozó de cierta expectación tras debutar el año 1888. Contaba que alternó con Machaquito y Lagartijo, dos de los más grandes toreros cordobeses de la historia. En 1909 dejó buen cartel en su presentación en Madrid. En donde se retiró a la fuerza en 1912 porque el ministro La Cierva decretó la prohibición de las mujeres toreras. ¿Qué hizo entonces La Reverte? Anunciarse como Agustín Rodríguez.

Pero su suerte en los ruedos ya no le favoreció. Él lo justificó alegando que lo perseguían, que los públicos lo llamaban "marimacho" y otras lindezas. Aburrido, dejó de torear en septiembre de 1934 tras fracasar en una nocturna en el coso madrileño. En un viejo ejemplar del diario Ahora que conservamos, fechado en agosto de ese año, leemos que un empresario cordobés le ofreció una exclusiva en varias plazas españolas y portuguesas. Pero después de ese chasco mencionado no hemos encontrado referencia alguna que nos lleve a pensar que siguió toreando, cuando contaba nada menos que cincuenta y seis años de edad y por las fotografías que ilustraban el reportaje se le veía generoso en carnes, abultada barriga incluida, algo poco recomendable para quien se juega la vida en la plaza. Ahora bien: para entonces, aquella Reverte, mujer torera que gozara de cierta celebridad en su profesión en décadas anteriores, se había mutado en hombre, apareciendo con aspecto de gañán avezado y sin complejos.

En efecto: tras su retirada allá por la mitad de la segunda década del siglo XX, vivió un tiempo de sus ahorros en su casa de las Navas de Tolosa, hasta que se le acabaron, y entonces hubo de ganarse la vida a partir de 1923 como guarda de una mina de Jaén. Nada en su aspecto daba la impresión de que hubiera sido antes mujer, la que se anunciaba como La Reverte. Y todos los que lo conocían en la mina lo tenían por Agustín, Agustín Rodríguez Tripiana, nacido en el pueblecito almeriense de Senes el 28 de agosto de 1878.

Ahora bien: ¿era hombre o mujer? Porque esa dualidad fue objeto en vida del interesado de toda clase de interpretaciones, que él nunca quiso aclarar públicamente. Al principio porque siendo mujer torera, por mucho que no mostrara significativos encantos femeninos, no tenía por qué dar explicaciones. Y luego, cuando se anunció en los carteles como varón, tampoco dio cuenta sobre su sexo. Los aficionados creyeron simplemente que al prohibírsele torear como mujer, ideó aquella treta para ganarse la vida, y no le dieron mayor importancia. Con el paso del tiempo historiadores del toreo dieron en investigar sobre si realmente María Salomé La Reverte fue mujer o varón. Y yo mismo, a día de hoy, tras investigar en textos del pasado, he hallado una respuesta aclaratoria. José María Cossío, Natalio Rivas en la postguerra o en época contemporánea Emilia Boado y alguna otra cronista especialista en materia taurina me han sacado de dudas. Únicamente la juzgan en su época cuando se anunciaba como torera, sin entrar en otras disquisiciones.

Lo fácil sería ir directamente al Registro Civil de su pueblo natal. Pero he aquí que en esa población de la sierra de los Filabres tanto en aquel como en el otro Registro Parroquial hubo una quema de documentos durante la guerra civil y no hay rastros, por tanto, de la documentación que precisaríamos para deshacer nuestras dudas. Tampoco se tiene constancia de cuándo murió exactamente, a comienzos de los años 40, aunque sí el sitio, Vílchez, provincia de Jaén.

Recopilando datos y comentarios nada concluyentes, supimos que un médico que atendió a La Reverte tras un percance sufrido en Salamanca determinó que "la citada" tenía atributos masculinos. Pero la gente comenzó a sospechar que quizás se trataba de un caso de hermafroditismo. ¿Por qué no? Hombre o mujer, sin duda esta María Salomé, o Agustín Rodríguez, constituye un caso curioso en ese siempre excitante planeta de los toros, que estos días es punto de ebullición durante los festejos isidriles en Madrid.

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