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El encantador de serpientes contra el eterno humilde

Además del duelo deportivo entre el Real Madrid y el Barcelona, la batalla en los banquillos está servida, y ayer comenzó.

Mourinho dijo hace unos meses que el partido comienza en la rueda de prensa previa al partido y finaliza en la conferencia con los periodistas posterior. Y, a tenor de los visto en Madrid y Barcelona este viernes, los clásicos ya han echado a rodar.

Mourinho y Guardiola mostraron sus cartas, hicieron su papel, como durante toda la temporada. Ambos manejan a la perfección los medios de comunicación y ayer no fue una excepción.

El primero en acudir a la rueda de prensa tenía que ser el entrenador del Real Madrid. Sin embargo, por undécima vez en la temporada y por segundo partido consecutivo de Liga guardó silencio y dejó hablar a su segundo. Con una innovación, esta vez, él se situó a su lado, vigilante y mudo, sin hacer ninguna pregunta. La prensa se enfadó y se fue.

Ya no hubo preguntas deportivas, no se hablaba de la posible suplencia de Di María, de trivote, de cómo afecta el 5-0 de la ida, del plan "anti-Messi", de si va a hacer rotaciones de cara a la final de la Copa del Rey. El tema de conversación era el plante de la prensa y los modales de Mourinho.

Sabiendo que el técnico luso prepara igual de concienzudamente los partidos de fútbol como sus apariciones ante la prensa, hemos de suponer que todo estaba estudiado al milímetro. La puesta en escena, su silencio apoyando en cuerpo a su segundo, Aitor Karanka. Mourinho volvió a ejercer de encantador de serpientes, otra vez distrajo la atención. Como ya ocurrió con el famoso papel con los errores del árbitro o las quejas del calendario.

Y Guardiola, a elogiar

Una hora después del plante de la prensa a Mourinho y de Mourinho a los periodistas, el turno era para Guardiola. Casi una hora de presencia ante los periodistas de Barcelona donde enumeró uno a uno, en catalán y en castellano, las virtudes y los puntos fuertes del Real Madrid.

Obviamente, habló bien de su rival, como siempre. Si lo hizo del Ceuta, del Betis, del Almería, con resultados definitivos en la Copa del Rey, también del Shakhtar Donetsk, el mejor equipo, cómo no lo iba hacer del único equipo capaz de seguir el ritmo, a duras penas, en la Liga.

Guardiola, siempre para quitar presión, entregó el favoritismo al Real Madrid. Quiso olvidar el 5-0 de la ida porque los blancos son mucho mejor equipo que en la primera vuelta. Y, cuando le preguntaron sobre sus impecables números ante los blancos –todo victorias y 16-2 en goles- sacó su discurso humilde: "Algún día tendré que perder".

Todo perfectamente orquestado, con mucha educación, incluso repitió hasta en tres ocasiones, tantas como preguntas sobre el tema, las virtudes del Real Madrid.

El partido ha comenzado, cada uno con sus armas. Mourinho distrae la atención y Guardiola echa flores al rival. Qué empiece el espectáculo en el campo.

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