Vanendert gana en Plateau de Beille y Voeckler sigue líder
El belga se toma la revancha ante Samuel Sánchez, que el jueves le robó la gloria en la primera etapa pirenaica, con final en Luz Ardiden.
Jelle Vanendert, del Omega-Pharma Lotto, ha estrenado su palmarés en el Tour de Francia al imponerse en solitario en la etapa reina de los Pirineos, de 168,5 kilómetros entre Saint Gaudens y Plateau de Beille, de 168,5 kilómetros, en la que Alberto Contador (Saxo Bank) ha aguantado con los favoritos y el francés Thomas Voeckler (Europcar) retiene el maillot amarillo.
Vanendert, de 26 años y debutante en la Grande Boucle, ha encontrado en Plateau de Beille la victoria que le arrebató Samuel Sánchez (Euskaltel) el pasado jueves en Luz Ardiden. El belga, que apostó todo a una carta a 6 kilómetros de meta, invirtió los papeles para acabar relegando al asturiano al segundo puesto. El líder del Euskaltel, que pescó en río revuelto, salió tarde en busca de su rival, pero el tiempo ganado le permite saltar al sexto puesto de la general. Sexto y primer español, por delante de Contador.
Por detrás del campeón olímpico entraban los favoritos, con Andy Schleck (Leopard Trek) dos segundos adelantado sobre Cadel Evans (BMC), Ivan Basso (Liquigas), Contador, Frank Schleck (Leopard) y Voeckler, quien sale de los Pirineos de líder, aún con una ventaja de 1:49 y síntomas de no ser un rival de mantequilla, sino pétreo en la pelea, y además, acompañado hasta el final por sus compañeros de equipo, lo que no puede decir cualquiera. En 2004 ya aguantó el maillot amarillo en Plateau de Beille ante Armstrong por 22 segundos.
Ha habido combate nulo después de tres días en los Pirineos. Ningún candidato ha sobresalido por encima del resto en los dos primeros finales en alto del Tour 2011. La carrera sale de esta cordillera con sensación de igualdad en la carretera, y unas diferencias que principalmente se establecieron en las caídas de la primera semana. Serán los Alpes los que decidan, con el Galibier y el Alpe D'Huez, y la contrarreloj del próximo sábado en Grenoble.
En este panorama sale reforzado Cadel Evans, el más fuerte contra el crono. Andy Schleck ya señala al australiano y a Basso "como los rivales a batir". Alberto Contador ha salido vivo del tríptico pirenaico con un retraso de dos minutos que tratará de limar en los Alpes. No es el Alberto Contador del Giro. Por su lesión de rodilla o por agotamiento tras ganar la maglia rosa en Italia, pero asegura que volverá en unos días estará listo para la batalla. El factor favorable para el madrileño es que sus enemigos no le han eliminado. "Me he visto bien y estoy mejorando y he aguantado sin dificultades. No pueden conmigo, y eso que ellos no han tenido los problemas que tuve yo", decía el pinteño con un halo de optimismo el triple vencedor del Tour.
Combate nulo en Plateau de Beille
La etapa prometía, con seis puertos y un recorrido de sube y baja constante. De salida se formó una fuga con veinte corredores, entre ellos dos hombres de los Schleck, los alemanes Jens Voigt y Linus Gerdemann. Control de los hombres del Leopard en la escapada por lo que pudiera pasar en el ascenso final. Y también vigilancia en el pelotón de los favoritos, donde Stuart O'Grady y Fabian Cancellara marcaban a fuego el ritmo a seguir.
Fueron muchos los aventureros que trataron de rentabilizar la fuga, pero el último de los supervivientes, el francés Sandy Casar, se hundió a 6 kilómetros de meta ante la llegada de Vanendert. Antes lo intentó el español Gorka Izagirre (Euskaltel), que atacó bajando el Col D'Agnes, coronó destacado el de Lers y fue cazado a 23 de meta.
Una nueva etapa empezó a pie de Plateau de Beille, un puerto de categoría especial de 15,8 kilómetros con una pendiente media del 7,8 por ciento. En esa cima logró Contador su primera victoria en el Tour, en el año 2007, como antes lo habían hecho Marco Pantani (1998) y Lance Armstrong en dos ocasiones (2002 y 2004).
Empezó tirando el Leopard con un ritmo muy fuerte. Aún quedaba Voigt, que había sufrido dos caídas, y Gerdemann. Ambos, junto a Maxime Monfort, hicieron los primeros kilómetros, y después los Schleck actuaron en comandita. El menor, Andy, fue el más inquieto, pues cambió de ritmo en cuatro ocasiones. La primera a diez de meta, con respuesta de los acompañantes. Fue un ascenso a tirones, sin ataques contundentes de los que abren brecha. Más que nada fuegos de artificio acompañados de miradas por si alguno caía.
Entre tanto marcaje se fue Vanendert a siete de meta. Nadie se molestó en seguirle. Ni siquiera Samuel Sánchez, que prefirió esperar a que se le hiciera tarde. Y tarde llegó el campeón olímpico a la segunda victoria. Ascenso controlado, con muchas miradas, sobre todo de Andy a Frank Schleck. El pequeño cuidando del mayor. Ivan Basso entró en escena elevando el ritmo de marcha, que es la forma de atacar del corredor italiano, que ha venido al Tour en busca de algo grande. También lo intentaron Voeckler y Cadel Evans, que salió de su guarida a dos de meta.
Etapa sentenciada. Todos juntos, casi de la mano, se presentaron en la cima de Plateau de Beille, donde el ganador de etapa no será el ganador del Tour, a no ser que un milagro de Lourdes diga lo contrario. Al menos la carrera ha hecho justicia con Vanendert, que ya buscó el oro en Luz Ardiden. Un buen escalador que desde júnior es fijo en todas las selecciones belgas, una pieza clave para Philippe Gilbert, su compañero número uno mundial. El año pasado se rompió una rodilla en la Vuelta a Andalucía que casi le retira de la profesión, pero tras dos operaciones se han visto los resultados.
Después de tres días de duras rampas pirenaicas, el pelotón recobra este domingo la calma del llano de camino al Mediterráneo, con una larga etapa propicia para una llegada en grupo en Montpellier. La ciudad, al borde del mar, se alcanzará tras haber superado los 193 kilómetros que la separan de Limoux, en la falda de los Pirineos. Una jornada tranquila propicia para los esprinters, quizá la última oportunidad antes de la de los Campos Elíseos de París.
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