Un portero drogó a sus compañeros de equipo para que perdieran un partido
Marco Paolini suministró tranquilizantes a sus compañeros de la Cremonese en un partido que, pese a todo, terminaron ganando.
La Comisión Disciplinaria de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) ha dictaminado ya la sanción sobre el último escándalo que ha salpicado el calcio, referido a la existencia de una red de fraude en las apuestas futbolísticas, que saltó a la luz a finales de la temporada pasada.
Varios han sido los afectados, comenzando por el Atalanta, equipo recién ascendido a la Serie A y que deberá comenzar la temporada con seis puntos menos. Su capitán, Cristiano Doni, ha sido sancionado con tres años y medio de inactividad, y Beppe Signori, gran delantero de la década de los 90’, no podrá ocupar ningún cargo en cualquier categoría en el ámbito de la Federación Italiana de Fútbol.
Pero sin duda el caso que más ha llamado la atención ha sido el del guardameta del Benevento –en el momento del escándalo, en la Cremonese- Marco Paolini, quien supuestamente drogó a sus compañeros de equipo para que perdieran ante el Paganese en un partido que formaba parte de la trama de apuestas.
Según la sentencia, el 14 de noviembre de 2010, en el partido Cremonese-Paganese, Paolini se hizo con Lormetazepam, un fármaco ansiolítico que produce somnolencia, y se lo suministró a varios de sus compañeros con el fin de que su equipo perdiera aquel encuentro, uno de los marcados por la trama de apuestas para sacar un buen pellizco.
El objetivo, a pesar de todo, falló, pues la Cremonese terminó ganando el partido por 2-0. Al terminar el mismo, los jugadores se sentían extrañamente cansados e incluso uno de ellos tuvo un leve accidente en la carretera. Eso provocó que los dirigentes del club italiano sospecharan y presentaran el caso a la Fiscalía, detonante de toda la investigación que vendrá después.
Poco después Paolini abandona la Cremonese rumbo al Benevento, pero ahí seguirá viviendo episodios relacionados con las tramas de apuestas. Uno de los más impactantes fue justo antes del partido ante el Pisa. El día anterior algunos de los investigados habían perdido una buena cantidad de dinero en el Inter-Lecce, y decidieron recuperar esa suma lo antes posible.
"Me amenazaron con una pistola en mi casa", señala el guardameta. El objetivo era que en el Pisa-Benevento hubiera más de dos goles, pero una vez más Paolini falló en su objetivo. "A la tarde siguiente me llamaron y me dijeron que debía darles 300.000 euros por no haber cumplido con el objetivo, me consideraron el culpable de todo".
En la última declaración prestada en la fiscalía, el meta confesó que se encontraba en dificultades económicas y tenía deudas, por lo que había intentado ganar algo de dinero prometiendo a algunos de los investigados que podía influir sobre los resultados de los partidos, pero negó que en ningún momento hubiera dañado y mucho menos envenenado a sus compañeros. Sea como fuere, Paolini no se ha salvado de los tres años y medio de inactividad.
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