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El vestuario de la selección española, a punto de estallar

Los enfrentamientos entre los internacionales de Real Madrid y Barcelona se siguen sucediendo para disgusto de Del Bosque.

La trifulca que se formó en el final de la Supercopa ha vuelto a abrir las grietas entre los jugadores internacionales del Real Madrid y el Barcelona, y los fantasmas del pasado aparecen de nuevo en la selección española, para disgusto de Del Bosque.

Pero esta vez parece aún más grave. A tenor de las palabras de Cazorla, un futbolista calmado y que jamás levanta la voz, la situación debe ser muy complicada, porque si no ¿por qué tendría que preocuparse el futbolista del Málaga? Que lo haga y, encima, lo diga es, cuando menos, sintomático.

El desencuentro entre los internacionales españoles comenzó la temporada pasada. Después de ganar Eurocopa y Mundial, España presumía de tener, además del mejor equipo, el mejor vestuario. La relación entre los futbolistas era magnífica, y el buen rollo entre todos los integrantes era patente.

Sin embargo, comenzó la temporada 2010-2011 y todo se truncó. Podría decirse que todo fue causa de los cuatro clásicos en menos de treinta días, pero ya antes se evidenciaban ciertas fracturas. Durante toda la temporada los cruces de declaraciones –y no sólo entre Guardiola y Mourinho- fueron constantes, y en el partido de ida de Liga ya pudo palparse que algo no iba bien. Sergio Ramos perdió la cabeza en el tramo final del encuentro -que terminó 5 a 0- y se enfrentó a Puyol y Xavi, unos meses antes compañeros suyos en la selección campeona del mundo.

Aquel partido dejó sus secuelas, máxime después de que Piqué realizara aquél famoso gesto de la manita hacia su público que, obviamente, no sentó nada bien en el Real Madrid, y que tuvo sus reproches en la capital. Xavi también se metió de por medio con declaraciones, pero la cosa se quedó ahí.

O eso parecía, hasta que llegaron los cuatro clásicos. Los enfrentamientos fueron una constante. Los dos equipos salieron muy mal parados –más aún el Madrid, que fue apeado- y la imagen de ambos quedó por los suelos.

En el partido de Liga apareció la famosa frase de Piqué, "os hemos ganado vuestra Liga, españolitos", con sus correspondientes respuestas por parte de Casillas, Ramos o Arbeloa, aunque poco después el central catalán negara haber pronunciado nunca esas palabras, algo que no confirmaron los futbolistas del Madrid.

En la Copa continuaron las entradas violentas, pero en la Champions la cosa ya pasó a mayores. Agresiones, piques, insultos... Arbeloa con Villa, Casillas con Xavi, Piqué con Serio Ramos, Busquets con Xabi Alonso. En definitiva, todos con todos. Al clasificarse el Barcelona, los jugadores internacionales azulgrana, con Xavi Hernández al frente, declararon continuamente que su fútbol era mucho mejor, casi como si fuera la única opción valida para jugar al fútbol, usando ese tipo palabras y tonos procedentes de aquél que mira a los demás por encima del hombro.

Lógicamente, eso cayó muy mal en el vestuario blanco, y Casillas y Xabi Alonso tomaron la voz cantante para criticar la labor arbitral y, sobre todo, la actitud de los azulgrana, tildados de teatreros y poco deportivos.

Del Bosque entra en acción

En definitiva, una ruptura a todas luces entre los españoles del Real Madrid y los del Barcelona que preocupó, y mucho, a Vicente del Bosque, el seleccionador español y el encargado de asegurar que la mejor selección del mundo lo siga siendo.

"Los jugadores que no se hagan acreedores de nuestra confianza o que trasladen a la selección el mal ambiente reinante, tendrán que ser consecuentes con sus actos y serán sólo ellos los responsables de ganar o perder el privilegio de pertenecer a la plantilla de la selección española" declaró el salmantino, dando un aviso a todos con su perfecta combinación de temple y dureza necesario, la que le ha llevado a conseguir todo lo que ha conseguido.

Todos hablaban de que no iba a suceder nada, que el buen ambiente iba a seguir reinando, pero era complicado darlo por seguro. ¿De verdad unos tíos que hace nada se insultaban y se agredían iban a llevarse a las mil maravillas en sólo unos días? Era complicado decir que sí, aunque el seleccionador se empeñara en asegurar que así iba a ser.

Y durante el verano pareció que sí. Los amistosos ante Italia o durante la gira americana dieron a entender que España seguía siendo la misma. Incluso hubo gestos como el de Piqué, llamando a Del Bosque para asegurarle que él no iba a tener ningún problema, las bromas entre Arbeloa y Villa en los entrenamientos o el buen rollo de Sergio Ramos con el resto de internacionales azulgrana así hacía presagiarlo.

Hasta que llegó otro Real Madrid – Barcelona. Y éste tiene visos de ser aún peor. Los enfrentamientos han sido menos, pero más graves. Y varios de ellos, después del partido, que es cuando más duele. Más allá de las entradas de unos a otros, del teatro o no de Busquets o Pedro, muy significativa fue la imagen de Xavi y Casillas discutiendo agriamente en mitad del campo.

Las declaraciones posteriores fueron muy, muy desafortunadas. El capitán blanco no debió decir que Fàbregas se había tirado –aunque luego rectificó- ni Xavi Hernández debió decir que la imagen del Real Madrid había sido lamentable. Las palabras de Piqué o Valdés, aunque sean contra Mourinho y no contra el Madrid, tampoco ayudaron.

La llamada de Casillas a Xavi y Puyol fue un intento del capitán blanco de arreglar una situación ya de por sí desesperada. O el acto de aquél que se da cuenta que se ha equivocado, y pretende recular. Que Casillas no tuviera el nuevo número de Xavi –y por eso no lograra hablar con él- viene a decir mucho.

Ahora, Del Bosque vuelve a encontrarse ante la misma tesitura. O aún peor. Hay futbolistas que ni se hablan, ni se soportan. El seleccionador, que con razón temía mucho la final de la Supercopa, sabe que ha llegado el momento de actuar, y ha citado a algunos internacionales para mantener una charla el día antes de la concentración que España realizará previa a los enfrentamientos ante Chile y Liechtenstein.

De esa reunión y de lo que se diga en ella dependerá gran parte del futuro de la selección. De cómo actúe el seleccionador y, sobro todo, los futbolistas, con Iker Casillas y Xavi Hernández a la cabeza, dependerá que España siga siendo el mejor equipo del planeta, algo muy complicado si hay fracciones, tensiones y enfrentamientos dentro de un vestuario. La campeona del mundo corre peligro. 

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